Octubre-2010
Se ha insistido que una de las principales razones del calentamiento global y el daño medio ambiental se encuentra en el desarrollo industrial a base de combustión fósil o hidrocarburos (petróleo, gas y carbón).
Se ha insistido que una de las principales razones del calentamiento global y el daño medio ambiental se encuentra en el desarrollo industrial a base de combustión fósil o hidrocarburos (petróleo, gas y carbón).
Hacia finales del siglo XIX el
capitalismo de producción se transforma (como una manera de sobrevivir) en
capitalismo de consumo. La emergencia de masas urbanas pobres y en ascenso
social se convierte en el objetivo de la nueva fase económica. La producción se
comenzó no sólo a orientar a las élites (consumo elitista), sino también a las
nuevas clases emergentes (consumo masivo). Desde entonces, el mundo capitalista
se inundo de mercancías de todo tipo y para todos los bolsillos.
En ese marco,
comienza el desenfreno por el desarrollo y el crecimiento. Para superar la
pobreza y desarrollarse había que crecer; mientras más rápido y prolongado se
hiciera, sería mejor. Es lo mismo que dicen hoy. El desarrollo industrial se
convirtió en el motor de la expansión. Había que producir para consumir; y
consumir para seguir produciendo. No se podía parar. Cuando venían crisis había
que superarlas rápidamente y volver a la senda del desarrollo. No es
casualidad, por tanto, que estemos llenos de productos de mala calidad y
desechables. Es, sin duda, una estrategia de mercadeo que inventaron para
convertirnos en esclavos del consumo y sus lógicas.
Hoy
sucede lo mismo, el modelo no puede dejar de producir autos, televisores,
electrodomésticos y todas las mercancías que circulan en el bazar mundial.
Parar, implica no crecer; y por tanto, ser más pobre. Los ideólogos del mundo y
dueños del capital no lo pueden permitir. Es, sin duda, una de las principales
razones para no consensuar soluciones al cambio climático. La dificultad radica
en ese hecho.
No
obstante, quiero plantear que las políticas medio ambientales que fomentan el
reciclaje se pueden convertir en potentes armas para poner en jaque el modelo
de desarrollo capitalista neoliberal no sólo en términos políticos y económicos,
sino también culturales.
Los
ideólogos del modelo cuando diseñaron el capitalismo de consumo, no vieron la
fuerza potencial del nuevo actor social que emergía: los consumidores.
Lentamente, se convirtieron en poderosos actores de la historia; son los que
activan o deprimen el sistema. Ahora, se habla de la “confianza de los
consumidores”. Entonces, ¿qué pasaría si decidieran no comprar más de lo
necesario?; ¿qué pasaría si los consumidores de los países desarrollados no
cambiaran sus autos cada dos años?; o los ideólogos de la moda y el glamour no
inventaran ropa y diseños a cada rato… en fin, los ejemplos se pueden
multiplicar.
En
ese escenario, obviamente, emergería una crisis. Si no hay consumo, no se puede
seguir produciendo (rápidamente surge una crisis de sobre stock). Y parar la
producción, terminaría con hacer colapsar el sistema. La crisis política no se
haría esperar. Sería una forma de salvar el planeta y su biodiversidad.
Lo
primero, que se necesita es un cambio cultural que fomente y legitime el
reciclaje. Reciclar es la clave para crear una sociedad sustentable y más
justa. No necesitamos cambiar autos, televisores ni computadores cada dos o
tres años; tampoco, los pantalones ni los muebles. Necesitamos, menos
mercancías y más solidaridad. Reciclar es la tarea. No más cultura del desecho.