martes, 29 de noviembre de 2011

Los efectos Políticos de la Inscripción Automática

Noviembre-2011
Todo indica que para las municipales del 2012 no habrá Inscripción automática ni voto voluntario; sobre todo, porque se acaba el plazo legal y por las últimas indicaciones de un grupo de personeros Dc (con apoyo de parlamentarios de otros partidos) tendientes a reponer el voto como obligatorio. La discusión política y legislativa lleva un par de años y no hay acuerdo definitivo.

En Marzo del 2009 se pensó que la iniciativa avanzaría de manera rápida, luego de que el parlamento aprobara una reforma constitucional que consagraba ambas iniciativas (Inscripción automática y voto voluntario). En esa dirección, sólo faltaba la ley que hiciera operativa la reforma. La campaña presidencial de ese año tenía entre sus tópicas convertir esta iniciativa en ley. Así, lo decían todos. El ganador y los derrotados. Es más, esa promesa de campaña se reflejo y menciono como una de las reformas políticas de la Nueva Forma de Gobernar en el discurso presidencial del 21 de Mayo del 2010 y del 2011. Se la planteaba como una manera de “perfeccionar nuestra democracia”. 

Entre Marzo del 2009 y Octubre del 2012 (fecha de las municipales próximas) había tres años para que se hiciera realidad el sueño de la participación masiva en política –al menos, en el plano electoral- y aumentara la legitimidad y el prestigio de la política y su personal. Ha pasado el tiempo y la puesta en marcha de esta reforma política de “rango medio” ha quedado en suspenso y tendría fecha para su estreno en las parlamentarias y presidenciales del 2013. Pero, si la clase política no se atrevió a jugar con la incertidumbre de los nuevos electores en las municipales, ¿tendrá la valentía para hacerlo en las presidenciales y parlamentarias donde lo que se juega es mucho mayor? En un momento hubo tiempo y voluntad; no obstante, el asunto se estanco y frustro. ¿Por qué, no puede pasar lo mismo en el nuevo escenario? 

¿A qué se debe esta situación? El retraso y su postergación se debe a tres situaciones interrelacionadas; a) aspectos legales, b) operativos y c) políticos. En primer término, se trata de una reforma constitucional que involucra iniciativas de rango Orgánico Constitucional (ley # 18.556 sobre Inscripciones Electorales y Servicio Electoral, ley # 18.700 sobre Votaciones Populares y Escrutinios, ley # 18.460 sobre el Tribunal Calificador de Elecciones, ley # 19.884 sobre Transparencia y Gasto Electoral, ley # 18.603 sobre Partidos Políticos, etc.). Sin embargo es, finalmente, una cuestión de tener la voluntad política y legislativa para avanzar de manera rápida si existen los consensos, las urgencias y los quórum legislativos. Mucha boca, poca acción. 

En segundo lugar, están los aspectos operativos y de implementación. En ese sentido, las municipales serían una primera experiencia muy útil para las elecciones del 2013. Esta, no obstante, es una acción que en un año es fácil de resolver. ¿Hay voluntad e interés en este aspecto? En realidad, no es muy complicado implementar el sistema en términos de generar las condiciones materiales para que funcione un padrón electoral que debería estar en torno a los 13 millones de electores a Junio del 2012. Entre lo más relevante se encuentra el tema de los domicilios de cada elector y la definición de donde vota. 

Y en tercer lugar, el aspecto político que tiene como horizonte los intereses y miedos de una clase política que se tensiona en la lucha por los posicionamientos políticos en torno al poder institucional y social. Quizás, la lentitud legislativa se explique porque los actores políticos (gobierno y partidos) tienen visiones distintas en relación a los efectos del potencial ingreso masivo de los nuevos electores. Nadie discute sobre que se irá hacia la Inscripción automática y que es altamente probable el voto voluntario. Lo que ha generado tensión está vinculado a) con el voto de los chilenos en el exterior en el sentido de si se discute como ley aparte o en conjunto y b) si será el voto “voluntario u obligatorio”. La tesis del “voto obligatorio” que acaba de entrar al parlamento le pone una lapida a que en las próximas municipales tengamos en torno a 4.5 millones de nuevos electores puedan (“si quieren”) participar con su voto. 

Esta reforma política (que llamo de “rango medio”) hay que entenderla en el marco de dos consideraciones. En primer lugar, hay que considerar que esta reforma al sistema político debe insertarse en un conjunto amplio de otros cambios políticos que se apunten hacia una democracia más amplia e inclusiva en la que el voto de cada ciudadano valga lo mismo. Entre las reformas que se mencionan primarias abiertas y vinculantes, elección de los consejeros regionales, voto chilenos en el exterior, iniciativa popular de ley, etc. Sin embargo, son todas reformas menores que no resuelven la crisis actual de la política. Por ello, el fin al binominal y una asamblea constituyente serian los máximos hitos de este proceso de cambio político que se ha puesto en marcha. La representación y la participación no se mejoran con reformas “de rango medio”. 

En segundo lugar, destacar que hay ciertos consensos en el mundo político y social de que hay que hacer cambios importantes. Las reformas políticas que se vienen tienen como objetivo hacer el ajuste entre política, ciudadanía y desarrollo. Ese es el desafió político de los próximos años. El problema, la tensión y el estancamiento surgen cuando observamos que cada sector no sólo tiene que defender intereses particulares y corporativos, sino también sociales y ciudadanos. El conflicto y el retraso surgen porque hay posturas distintas respecto de cada tema a discutir. Sin embargo, en la Inscripción Automática y en el voto voluntario había un consenso muy amplio. ¿qué ha pasado? 

¿Qué busca esta reforma? Sin duda, contribuir a “perfeccionar y legitimar” nuestra democracia. Son varias las razones que circulan acerca de las bondades de esta reforma (es decir, Inscripción automática y voto voluntario). Entre ellas, aumenta de manera considerable la participación, sobre todo, entre los menores de 30 años, aumenta la legitimidad y prestigio de la política y los políticos, fortalece la democracia y da una señal de pluralismo, igualdad e inclusión. El aumento de los electores es, sin duda, considerable y el elemento base de la reforma. Es la incertidumbre y el miedo electoral. 


En rigor, prefiero hablar de potenciales electores; ya que, nada asegura que concurrirán de manera masiva a las urnas, sobre todo si el voto es voluntario. Se estima que el total de nuevos electores será de 4.5 millones y el 30% tendrá menos de 30 años. Se han escuchado muchas cifras. El Presidente hablo en los discursos del 21 de Mayo del 2010 de un potencial de 11.5 millones y de que el déficit es de 5 millones. En el discurso del 2011 no entrego cifras al respecto. Sin embargo, días atrás hablo de 4.3 millones de nuevos electores. Algunos parlamentarios han hablado de 5 millones (Larroulet, Sabat), otros de 4. Lagos Weber hablo de 4.7 millones. 

Voy hacer una estimación a partir de las proyecciones de población que hace el Ine al 30 de Junio del 2012. Hacia esa fecha el país tendría una población de 17.4 millones de habitantes. Los mayores de 18 años alcanzan la cifra de 12.777.697; es decir, 12.8 millones de electores potenciales. En términos de intervalos de edad, el 26.9% se encuentran entre los 18 y 29 años (3.430.769), el 30.7% entre los 30 y 45 años (3.916.775). El 18% entre 46 y 60 años (2.312.495). Los mayores de sesenta representaran el 24.3% de los electores (3.113.658). A su vez, 57.6% tendrá menos de 46 años. Yo diría que, si bien es un padrón electoral más joven que el actual; no lo es tanto. Diría que se trata de un “rejuvenecimiento relativo”. El cambio más fuerte se dará en el tramo de 18 a 29 años; pasando de una representación en el padrón electoral del actual 9% al 27%. Este es, sin duda, un gran cambio. En la actualidad con una población de 17.2 millones de habitantes hay 8.285.186 inscritos en los Registros electorales. Los menores de 29 años representan el 9.2% del universo electoral y los que se encuentran entre los 30 y 44 años el 31%. Mientras en el actual padrón el 40% tiene menos de 45 años, en el nuevo padrón esa cifra sube al 58%. Es decir, con la Inscripción automática no sólo aumenta el padrón electoral, sino también hay un “rejuvenecimiento moderado” de los electores. El mayor cambio ocurra en los menores de 30 años. El aumento se estima por tanto en torno a los 4.488.511 nuevos electores, es decir, 4.5 millones más de votos. 

El voto voluntario es parte de la “libertad política”. Ha emergido en los últimos días una discusión teórica e ideológica en torno a lo que implica para una democracia tener “voto voluntario u obligatorio”. No voy a entrar a ese debate. Por lo demás, a esta altura de la discusión eso ya debería estar zanjado, aun cuando en su momento la Dc era partidaria del “voto obligatorio”. Hubo dos años para debatir este punto. Las élites políticas (y sociales) deben generar los incentivos para que la gente participe del proceso electoral sin coerción alguna. La Inscripción automática fomenta ese proceso. Lo que deben lograr (y eso depende de la “imagen política”) es que existan los incentivos individuales y colectivos para concurrir a la urna. 

Se estima que con voto voluntario la abstención puede llegar al 30%. Aún así, el cambio es relevante. En efecto, en ese escenario existirían 3,5 millones más de electores; lo que, es equivalente a casi la mitad de los electores actuales. Aún mejor, si se mantienen los actuales ritmos de abstención. De todos, modos la hipótesis de que la abstención es mayor con “voto voluntario” que con “voto obligatorio” parece tener una base empírica muy sólida. Los Diputados Dc que repusieron (23 de Noviembre) en la discusión legislativa el “voto obligatorio”, hablaron de que la abstención con voto voluntario llegaría en torno al 30% y con voto obligatorio en torno al 10%. Una cuestión de principios mezclada con oportunismo político. 

¿Qué efectos genera esta reforma? En términos generales quiero destacar que la nueva situación es similar a los que ocurre hoy. Hoy tenemos Inscripción voluntaria y voto obligatorio. Esa forma genera a) un déficit de 4.5 millones de electores, b) un padrón electoral envejecido y c) una correlación político-electoral de fuerzas estancada que se expresa en el “duopolio binominal” Con la nueva reforma tendríamos Inscripción obligatoria (le llaman “inscripción automática) y voto voluntario. En rigor, se repite el que quiere vota. 

Por tanto, si esta reforma no forma parte de un amplio conjunto de cambios políticos que terminen en algún momento con el binominal, no tendrá efectos políticos relevantes a corto ni mediano plazo. Es cierto, hay incertidumbre en términos de donde se irán esos votos. Hay miedo. En este hecho, radican los mayores efectos de la reforma. 

El impacto de los nuevos electores tiene directa relación con la distribución de estos votos entre los actores en competencia. En el marco del sistema electoral vigente el mayor efecto es que estos nuevos electores aumenten los quiebres de la “lógica binominal”. En 20 años de democracia se ha quebrado el binominal sólo en 15 oportunidades. Si los nuevos electores apoyan mayoritariamente una tercera fuerza política aumentaría de manera relevante la competitividad en el sistema. Sería una forma de terminar con el binominal desde dentro. Quebrarlo en los hechos. Un binominal podría perfectamente funcionar con una lógica “tripolica” (es decir, tres pactos electorales competitivos). Sin embargo, también puede ocurrir la situación contraria; de que, el binominal siga reproduciéndose y terminara con seguir consagrando el empate político electoral. 

No obstante, están dadas las condiciones para la formación y consolidación de una tercera fuerza política y electoral. El piso presidencial ya está con ese 26% que sumaron las opciones de Arrate y Marco Enríquez en las presidenciales del 2009. La tarea pendiente, por tanto, es a nivel parlamentario. Las próximas municipales son una gran oportunidad para ir construyendo una alternativa. Sin embargo, hay señales que indican que el Pc ira en un pacto programático con la Concertación. 

Lo que debería ocurrir es que esta nueva fuerza electoral le quitara cupos a la derecha y a la Concertación como una forma de generar tres fuerzas competitivas y equilibradas a nivel político y legislativo. Sería una debacle electoral para el “duopolio binominal” que ocurriera desde dentro de su lógica. El gran efecto, por tanto, es que los nuevos electores contribuyeran a este cambio. A la consolidación de una tercera fuerza política. Mientras tanto, todavía no hay Inscripción Automática. Y tampoco posibilidades institucionales de terminar con el binominal. Hacerlo desde dentro también es posible. La inscripción Automática es clave para ese objetivo político.

martes, 22 de noviembre de 2011

Los Independientes y el binominal. Los Diputados


Noviembre-2011
El binominal es una caja blindada que no deja entrar a nadie que no tenga parentesco con sus dueños. En efecto, romper la lógica binominal es prácticamente imposible. De hecho, la inscripción automática y el potencial ingreso de más de cuatro millones de nuevos electores no producira ningún efecto político relevante desde el punto de vista de la representación. Los nuevos electores seguirán en una dinámica que distorsiona la voluntad popular. La lógica del “mayoritario binominal” seguirá intacta. Y, también sus efectos.


El binominal ha sido doblegado 15 veces. A nivel de los diputados en 14 ocasiones y a nivel del Senado una vez. Son cifras que representan el 1.9% de los 720 cargos en disputa en 6 elecciones y el 0.8% a nivel de los senadores de un total de 132 escaños en disputa.

De hecho, los que han logrado romper la “camisa de fuerza” binominal han estado vinculados de una otra manera a los partidos del “duopolio” Concertación-Alianza.  Junto a esa situación se han dado, otras dos situaciones; a) que se trata de liderazgos de rasgos cacicales que manejan votos y clientela política y b) las listas duopolicas que se conforman es esos distritos o circunscripciones en la mayoría de los casos son débiles.

Pero, ¿qué pasa con los Independientes? Las posibilidades de competir como independiente son dos; formando parte de un pacto o compitiendo sin pacto (independiente fuera de pacto). Sin duda, las posibilidades aumentan cuando se forma de algún pacto del duopolio. Veamos, el caso de los independientes en los Diputados.

Las cifras muestran que en 20 años de democracia a nivel de los Diputados se ha presentado un total de 2.441 postulantes. De ese total, 471 han sido independientes (19.3%). Esas cifras se descomponen en 404 postulantes en pacto (16.6%) y 67 a IFP (2.7%).

De esos 471 postulantes, han sido electos diputados 53 independientes; 47 en pacto y seis fuera de pacto. Esas cifras muestran que del total de postulantes a Diputados (2.441)  sólo el 2,1% ha sido electo; de ellos, el 1,9% han sido independientes en pactos (47) y el 0,2% han sido IFP (6). En relación al total de los postulantes independientes (471) las cifras muestran que han sido electos el 11.2% (53); de ellos el 9.9% (47) corresponde a IP y 1.3% (6) a IFP.

Si el análisis los hacemos por partidos y pactos veremos cómo es el “pacto duopolico” el que más usa el mecanismo de los independientes.


En las parlamentarias de 1989 se presentan 158 candidaturas independientes; 139 IP y 19 IFP. De los 139 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 48 candidaturas (34.5%); 23 la derecha y 25 la Concertación. De ese total, son electos 17 Diputados. Ocho la derecha y nueve la Concertación. Y sale electo un IFP (Sabag) que está fuertemente ligado a la Dc.

En las parlamentarias del ’93  hay una baja considerable de las candidaturas independientes (lo mismo ocurre en el Senado). Se presentan 68 candidaturas; 64 IP y 4 IFP. De los 64 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 28 candidaturas (43.8%); 24 la derecha y 4 la Concertación. De ese total, son electos cinco Diputados. Cuatro la derecha y uno la Concertación. No es electo ningún IFP.

En las parlamentarias de 1997 la baja de los independientes en el proceso electoral sigue aumentando. En esta ocasión se presentaron 48 candidaturas independientes; 46 IP y 2 IFP. El “pacto duopolico” presenta 21 postulantes (45.6%); 19 la derecha (91%) y dos la Concertación. Se eligen seis IP y todos de la derecha. En esta elección salen electos dos IFP; que, son las figuras que en rigor son las que logran romper la lógica binominal.

En las parlamentarias del 2001 sigue la baja de la “esperanza independiente” y la ilusión de que tenemos una democracia “abierta y participativa”. En esta elección se presentaron 43 candidaturas independientes; 27 IP y 16 IFP. El “pacto duopolico” presenta el 100% de los IP (27); 20 la derecha (74.1%) y siete la Concertación. De ese total, se eligen 11 IP; ocho la derecha y tres la Concertación. De las 16 candidaturas fuera de pacto, se elige sólo uno (2.3%).

En las parlamentarias del 2005 hay una ruptura con lo que se venía observando con las candidaturas independientes al observarse un total de 59 postulantes. 51 IP y 8 fuera de pacto. En esta elección no sale electo ningún IFP. De los 51 postulantes en pacto, 11 pertenecen a la derecha y siete a la Concertación. Finalmente, los electos son cuatro; dos para cada pacto del “duopolio”

En las parlamentarias del 2009 sigue el aumento de los independientes llegando a 95 postulaciones; 77 IP y 18 IFP. De los independientes en pacto el contubernio duopolico presenta 16 candidatos (21%); nueve la derecha y siete la Concertación. Logran elegir cuatro diputados; tres la derecha y uno la Concertación. De los 18 IFP, salen electos dos.

Las cifras son evidentes. De los 404 candidatos IP observamos que a) el 39.1% corresponde a postulantes del “consenso duopolico” (158), b) el 26.2% corresponde a candidatos de la derecha (106) y el 12.9% a la Concertación (16), c) de los 404 postulantes como IP han sido electos sólo 47 (11.6%), d) de los 47 electos, 31 son de la derecha (66%) y 16 de la Concertación (34%), e) De los 67 IFP, sólo ha sido elegido seis (9%).

Si el análisis lo hacemos nivel del parlamento en su conjunto tenemos que en 20 años se han presentado 2.837 postulantes. De ellos, 494 (17.4%) en pacto y 76 (2.7%) fuera de pacto. Un total de 570 candidatos, que equivale al 20.1% de los postulantes. Sin embargo, ha sido electos sólo 72; es decir, el 2.5% del total de los postulantes (2.837) y el 12.6% del total de los postulantes independientes (570).


De los 570 candidatos independientes, el 86.7% (494) forman parte de algún pacto (en la mayoría del “duopolio binominal”). Los IFP representan el 13.3% de las postulaciones (76).

De los 72 independientes electos, el 90.3% (65) corresponden a figuras en pacto y el 9.7% a IFP (7). Los 65 electos en pacto representan el 2.3% del total de postulantes (2.837), el 13.2% del total de los candidatos independientes en pacto (494) y el 11.4% del total de las candidaturas independientes (570). Por otro lado, los 7 electos fuera de pacto (IFP) representan el 0.3% del total de postulantes (2.837), el  9.2% del total de los IFP y el 1.2% de las candidaturas independientes (570).

Los datos muestran, por tanto, que las candidaturas independientes son inviables política y electoralmente en general. No obstante, tienen algunas probabilidades de éxito cuando forman parte de un cupo cedido por algún partido del “pacto duopolico”. Es, de algún modo, un cupo prestado que debe ser devuelto si el postulante no cumple los requisitos básicos que esa transacción implica. Pero, antes debe existir un “test de blancura” que de cómo resultado que el independiente es merecedor del préstamo. Los bancos, hacen lo mismo con los clientes cuando le aplican los “factores de riesgo”. Sin embargo, lo que ocurre, por tanto, es que el candidato en pacto (y también cuando es un IFP) termina convertido en militante del partido que le “pasa el cupo”. Competir por fuera cada día tiene menos sentido. Es una aventura, con altas probabilidad de derrota.

En esta democracia no compite nada que este fuera de los pactos dominantes. La competencia tiene, por tanto, dos caras; una blanda y una dura. La blanda es la que se da entre los pactos del “duopolio binominal”, es decir, Alianza-derecha v/s Concertación. Y la dura (y brutal) la que se da al interior de cada uno de esos pactos y no sólo en la fase de campaña propiamente tal, sino también en la fase previa, en la que se definen las candidaturas en términos de partido y de postulante.

Las consecuencias ya se conocen. En definitiva, una democracia que al distorsionar la voluntad del Soberano (no sólo porque con el 30% de los votos se puede tener la mitad del parlamento, sino también porque los votos de cada ciudadano no valen lo mismo) des-incentivando la participación y la competencia. En ese escenario, la competencia y la lucha se traslada del parlamento a la calle. Y al mismo tiempo, convierte en la “inscripción automática” en una reforma sin efectos políticos relevantes. Por ello, la única reforma política trascendente para el futuro político de Chile es un cambio del sistema electoral vigente.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Binominal, Independientes e Inscripción automática

Noviembre-2011

El binominal es una caja blindada que no deja entrar a nadie que no tenga parentesco con sus dueños. En efecto, romper la lógica binominal es prácticamente imposible. De hecho, la inscripción automática y el potencial ingreso de más de cuatro millones de nuevos electores no producira ningún efecto político relevante desde el punto de vista de la representación. Los nuevos electores seguirán en una dinámica que distorsiona la voluntad popular. La lógica del “mayoritario binominal” seguirá intacta. Y, también sus efectos.

El binominal ha sido doblegado 15 veces. A nivel de los diputados en 14 ocasiones y a nivel del Senado una vez. Son cifras que representan el 1.9% de los 720 cargos en disputa en 6 elecciones y el 0.8% a nivel de los senadores de un total de 132 escaños en disputa.

De hecho, los que han logrado romper la “camisa de fuerza” binominal han estado vinculados de una otra manera a los partidos del “duopolio” Concertación-Alianza.  Junto a esa situación se han dado, otras dos situaciones; a) que se trata de liderazgos de rasgos cacicales que manejan votos y clientela política y b) las listas duopolicas que se conforman es esos distritos o circunscripciones en la mayoría de los casos son débiles.

Pero, ¿qué pasa con los Independientes? Las posibilidades de competir como independiente son dos; formando parte de un pacto o compitiendo sin pacto (independiente fuera de pacto). Sin duda, las posibilidades aumentan cuando se forma de algún pacto del duopolio. Veamos, el caso de los independientes en los Diputados.

Las cifras muestran que en 20 años de democracia a nivel de los Diputados se ha presentado un total de 2.441 postulantes. De ese total, 471 han sido independientes (19.3%). Esas cifras se descomponen en 404 postulantes en pacto (16.6%) y 67 a IFP (2.7%).

De esos 471 postulantes, han sido electos diputados 53 independientes; 47 en pacto y seis fuera de pacto. Esas cifras muestran que del total de postulantes a Diputados (2.441)  sólo el 2,1% ha sido electo; de ellos, el 1,9% han sido independientes en pactos (47) y el 0,2% han sido IFP (6). En relación al total de los postulantes independientes (471) las cifras muestran que han sido electos el 11.2% (53); de ellos el 9.9% (47) corresponde a IP y 1.3% (6) a IFP.

Si el análisis los hacemos por partidos y pactos veremos cómo es el “pacto duopolico” el que más usa el mecanismo de los independientes.

En las parlamentarias de 1989 se presentan 158 candidaturas independientes; 139 IP y 19 IFP. De los 139 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 48 candidaturas (34.5%); 23 la derecha y 25 la Concertación. De ese total, son electos 17 Diputados. Ocho la derecha y nueve la Concertación. Y sale electo un IFP (Sabag) que está fuertemente ligado a la Dc.

En las parlamentarias del ’93  hay una baja considerable de las candidaturas independientes (lo mismo ocurre en el Senado). Se presentan 68 candidaturas; 64 IP y 4 IFP. De los 64 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 28 candidaturas (43.8%); 24 la derecha y 4 la Concertación. De ese total, son electos cinco Diputados. Cuatro la derecha y uno la Concertación. No es electo ningún IFP.

En las parlamentarias de 1997 la baja de los independientes en el proceso electoral sigue aumentando. En esta ocasión se presentaron 48 candidaturas independientes; 46 IP y 2 IFP. El “pacto duopolico” presenta 21 postulantes (45.6%); 19 la derecha (91%) y dos la Concertación. Se eligen seis IP y todos de la derecha. En esta elección salen electos dos IFP; que, son las figuras que en rigor son las que logran romper la lógica binominal.

En las parlamentarias del 2001 sigue la baja de la “esperanza independiente” y la ilusión de que tenemos una democracia “abierta y participativa”. En esta elección se presentaron 43 candidaturas independientes; 27 IP y 16 IFP. El “pacto duopolico” presenta el 100% de los IP (27); 20 la derecha (74.1%) y siete la Concertación. De ese total, se eligen 11 IP; ocho la derecha y tres la Concertación. De las 16 candidaturas fuera de pacto, se elige sólo uno (2.3%).

En las parlamentarias del 2005 hay una ruptura con lo que se venía observando con las candidaturas independientes al observarse un total de 59 postulantes. 51 IP y 8 fuera de pacto. En esta elección no sale electo ningún IFP. De los 51 postulantes en pacto, 11 pertenecen a la derecha y siete a la Concertación. Finalmente, los electos son cuatro; dos para cada pacto del “duopolio”.

En las parlamentarias del 2009 sigue el aumento de los independientes llegando a 95 postulaciones; 77 IP y 18 IFP. De los independientes en pacto el contubernio duopolico presenta 16 candidatos (21%); nueve la derecha y siete la Concertación. Logran elegir cuatro diputados; tres la derecha y uno la Concertación. De los 18 IFP, salen electos dos.

Las cifras son evidentes. De los 404 candidatos IP observamos que a) el 39.1% corresponde a postulantes del “consenso duopolico” (158), b) el 26.2% corresponde a candidatos de la derecha (106) y el 12.9% a la Concertación (16), c) de los 404 postulantes como IP han sido electos sólo 47 (11.6%), d) de los 47 electos, 31 son de la derecha (66%) y 16 de la Concertación (34%), e) De los 67 IFP, sólo ha sido elegido seis (9%).

Si el análisis lo hacemos nivel del parlamento en su conjunto tenemos que en 20 años se han presentado 2.837 postulantes. De ellos, 494 (17.4%) en pacto y 76 (2.7%) fuera de pacto. Un total de 570 candidatos, que equivale al 20.1% de los postulantes. Sin embargo, ha sido electos sólo 72; es decir, el 2.5% del total de los postulantes (2.837) y el 12.6% del total de los postulantes independientes (570).

De los 570 candidatos independientes, el 86.7% (494) forman parte de algún pacto (en la mayoría del “duopolio binominal”). Los IFP representan el 13.3% de las postulaciones (76).

De los 72 independientes electos, el 90.3% (65) corresponden a figuras en pacto y el 9.7% a IFP (7). Los 65 electos en pacto representan el 2.3% del total de postulantes (2.837), el 13.2% del total de los candidatos independientes en pacto (494) y el 11.4% del total de las candidaturas independientes (570). Por otro lado, los 7 electos fuera de pacto (IFP) representan el 0.3% del total de postulantes (2.837), el  9.2% del total de los IFP y el 1.2% de las candidaturas independientes (570).

Los datos muestran, por tanto, que las candidaturas independientes son inviables política y electoralmente en general. No obstante, tienen algunas probabilidades de éxito cuando forman parte de un cupo cedido por algún partido del “pacto duopolico”. Es, de algún modo, un cupo prestado que debe ser devuelto si el postulante no cumple los requisitos básicos que esa transacción implica. Pero, antes debe existir un “test de blancura” que de cómo resultado que el independiente es merecedor del préstamo. Los bancos, hacen lo mismo con los clientes cuando le aplican los “factores de riesgo”. Sin embargo, lo que ocurre, por tanto, es que el candidato en pacto (y también cuando es un IFP) termina convertido en militante del partido que le “pasa el cupo”. Competir por fuera cada día tiene menos sentido. Es una aventura, con altas probabilidad de derrota.

En esta democracia no compite nada que este fuera de los pactos dominantes. La competencia tiene, por tanto, dos caras; una blanda y una dura. La blanda es la que se da entre los pactos del “duopolio binominal”, es decir, Alianza-derecha v/s Concertación. Y la dura (y brutal) la que se da al interior de cada uno de esos pactos y no sólo en la fase de campaña propiamente tal, sino también en la fase previa, en la que se definen las candidaturas en términos de partido y de postulante.

Las consecuencias ya se conocen. En definitiva, una democracia que al distorsionar la voluntad del Soberano (no sólo porque con el 30% de los votos se puede tener la mitad del parlamento, sino también porque los votos de cada ciudadano no valen lo mismo) des-incentivando la participación y la competencia. En ese escenario, la competencia y la lucha se traslada del parlamento a la calle. Y al mismo tiempo, convierte en la “inscripción automática” en una reforma sin efectos políticos relevantes. Por ello, la única reforma política trascendente para el futuro político de Chile es un cambio del sistema electoral vigente.

Los Independientes y el Binominal


Noviembre 2011
Romper el “duopolio binominal” es casi imposible. A nivel de los diputados ha ocurrido en 14 ocasiones y a nivel del Senado en una oportunidad. Son cifras que representan el 1.9% de los 720 cargos en disputa en seis elecciones de diputados y el 0.8% a nivel de los senadores de un total de 132 escaños en disputa.

Si consideramos ambas cámaras los “15 de la fama” sólo representan el 1.8% de los escaños en disputa que alcanza un total de 852 escaños.


De hecho, los que han logrado romper la “camisa de fuerza” que sostiene el binominal han estado vinculados de una u otra manera a los partidos del “duopolio” Concertación-Alianza. No hay opciones ni otras alternativas.

Es más, junto a esa situación se han dado otras dos situaciones; a) que se trata de liderazgos de rasgos cacicales que tienen la cualidad de manejar votos y clientela política de manera independiente a los partidos y b) las listas duopolicas que se conforman es esos distritos o circunscripciones en la mayoría de los casos son débiles.

En este artículo voy a analizar a los Independientes y los efectos que el “mayoritario binominal” genera sobre las esperanzas de pluralismo y competitividad política. Las posibilidades de competir como independiente son dos; formando parte de un pacto o compitiendo sin pacto (independiente fuera de pacto). Si bien los electos como “independientes en pacto” (IP) ha sido algo más frecuente, a nivel de los independientes fuera de pacto (IPF) se trata de un hecho menos común; casi inexistente. De hecho, la figura del independiente en pacto es ilusoria porque en rigor va a la competencia con el respaldo político-electoral de un partido en particular y un pacto en general.

LOS DIPUTADOS.
Las cifras muestran que en 20 años de democracia a nivel de los Diputados se ha presentado un total de 2.441 postulantes. De ese total, 404 corresponden a independientes en pacto y 67 a IFP. Estos datos muestran que a) el 19,3% de los postulantes a Diputado han sido independientes (471) y b) los IP (404) representan el 16,6% de los postulantes y los IFP (67) el 2,7%.

De esos totales han sido electos diputados 53 independientes; 47 en pacto y seis fuera de pacto. Esas cifras muestran que del total de postulantes a Diputados (2.441)  sólo el 2,1% ha sido electo; de ellos, el 1,9% han sido independientes en pactos (47) y el 0,2% han sido IFP (6). En relación al total de los postulantes independientes (471) las cifras muestran que han sido electos el 11.2% (53); de ellos el 9.9% (47) corresponde a IP y 1.3% (6) a IFP.

Si el análisis los hacemos por partidos y pactos veremos cómo es el “pacto duopolico” el que más usa el mecanismo de los independientes. La voracidad de la “oligarquía electoral” inventa y legitima la figura “del independiente” para dar la imagen de que se trata de un sistema participativo, abierto  y competitivo.

Los hechos y las evidencias van en otra dirección. Dentro del duopolio es la derecha la que más ha abusado del mecanismo.

¿Qué ocurre con los Diputados Independientes? En las parlamentarias de 1989 se presentan 158 candidaturas independientes; 139 IP y 19 IFP. De los 139 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 48 candidaturas (34.5%); 23 la derecha y 25 la Concertación. De ese total, son electos 17 Diputados. Ocho la derecha y nueve la Concertación. Y sale electo un IFP (Sabag) que está fuertemente ligado a la Dc.

En las parlamentarias del ’93  hay una baja considerable de las candidaturas independientes (lo mismo ocurre en el Senado). Se presentan 68 candidaturas; 64 IP y 4 IFP. De los 64 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 28 candidaturas (43.8%); 24 la derecha y 4 la Concertación. De ese total, son electos cinco Diputados. Cuatro la derecha y uno la Concertación. No es electo ningún IFP.

En las parlamentarias de 1997 la baja de los independientes en el proceso electoral sigue aumentando. En esta ocasión se presentaron 48 candidaturas independientes; 46 IP y 2 IFP. El “pacto duopolico” presenta 21 postulantes (45.6%); 19 la derecha (91%) y dos la Concertación. Se eligen seis IP y todos de la derecha. En esta elección salen electos dos IFP; que, son las figuras que en rigor son las que logran romper la lógica binominal.

En las parlamentarias del 2001 sigue la baja de la “esperanza independiente” y la ilusión de que tenemos una democracia “abierta y participativa”. En esta elección se presentaron 43 candidaturas independientes; 27 IP y 16 IFP. El “pacto duopolico” presenta el 100% de los IP (27); 20 la derecha (74.1%) y siete la Concertación. De ese total, se eligen 11 IP; ocho la derecha y tres la Concertación. De las 16 candidaturas fuera de pacto, se elige sólo uno (2.3%).

En las parlamentarias del 2005 hay una ruptura con lo que se venía observando con las candidaturas independientes al observarse un total de 59 postulantes. 51 IP y 8 fuera de pacto. En esta elección no sale electo ningún IFP. De los 51 postulantes en pacto, 11 pertenecen a la derecha y siete a la Concertación. Finalmente, los electos son cuatro; dos para cada pacto del “duopolio”.

En las parlamentarias del 2009 sigue el aumento de los independientes llegando a 95 postulaciones; 77 IP y 18 IFP. De los independientes en pacto el contubernio duopolico presenta 16 candidatos (21%); nueve la derecha y siete la Concertación. Logran elegir cuatro diputados; tres la derecha y uno la Concertación. De los 18 IFP, salen electos dos.

Al ver las cifras de los independientes constatamos que es sólo una ilusión que construye la imagen de “participación e inclusión democrática”.

Las cifras son evidentes. De los 404 candidatos IP en las seis elecciones realizadas observamos que a) el 39.1% corresponde a postulantes del “consenso duopolico” (158), b) el 26.2% corresponde a candidatos de la derecha (106) y el 12.9% a la Concertación (16), c) de los 404 postulantes como IP han sido electos sólo 47 (11.6%), d) de los 47 electos, 31 son de la derecha (66%) y 16 de la Concertación (34%), e) De los 67 IFP, sólo ha sido elegido seis (9%).

LOS SENADORES.
¿Qué ocurre con los senadores independientes?  En las parlamentarias de 1989 se presentan 46 candidaturas independientes; 43 IP y tres IFP. De los 43 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 28 candidaturas (65%); 20 la derecha y 8 la Concertación. De ese total, son electos doce Senadores. Nueve para la derecha y tres para la Concertación.

En las parlamentarias del ‘93 se presentan 10 candidaturas independientes; es decir, una baja considerable. 8 IP y dos IFP. De los 8 postulantes en pacto, el “duopolio” presenta 5 candidaturas (62.5%). Nuevamente, una baja considerable. 4 la derecha y uno la Concertación. De ese total, son electos dos Senadores. Ambos de la derecha.

En las parlamentarias del ’97 se presentan 9 candidaturas independientes. En esta ocasión todas son IP. El “pacto duopolico” presenta 6 candidaturas (62.7%). Todas son postulaciones de la derecha. Sin embargo, logran elegir cuatro Senadores.

En las parlamentarias del 2001, sigue la baja de los independientes. El des-incentivo a competir fuera de los partidos de la “oligarquía duopolica” se hace cada vez más evidente. En esta ocasión se presentaron seis candidaturas independientes. Cuatro en pacto y dos fuera de pacto. El duopolio presenta 4 (66.6%). De ellas, todas son de la derecha y dos son los senadores electos.

En las parlamentarias del 2005 se observa una importante alza en las candidaturas independientes, llegando a 17. De ese total, 16 son IP y un IFP. Ocurre, en esta elección, dos hechos importante y novedoso; el primero, es que el “pacto duopolico” sólo presenta 5 postulantes (29.4%) y no logra elegir a ninguno. Cuatro la derecha y uno la Concertación. Y el segundo hecho, relevante es que por primera vez se rompe la lógica binominal en el Senado al ser electo un IFP (Bianchi en la 19° Circunscripción).

En las parlamentarias del 2009 vuelve a bajar la cifra de independientes en competencia llegando a 11 postulantes. 10 IP y un IFP. De ese total, el “duopolio dominante” presenta 3 candidatos (27.3%). Los tres de la derecha y ninguno electo.

A nivel de los senadores (sin considerar los designados), se han presentado un total de 396 “aspirantes a Senador”. De ese total, 90 corresponden a independientes en pacto y 9 a IFP; es decir, 99 independientes. En efecto, el 25% de los postulantes han sido independientes; de ellos, el 22,7% son IP (90) y el 2.3% a IFP (9).

Del total de aspirantes (396) han sido electos Senador 19 postulantes; es decir, el 4.8%. De ellos, 18 como IP (4.5%) y uno como IFP (0.3%). En relación al total de postulantes independientes (99) han sido electos el 19.2% de los candidatos; 18 como IP (18.2%) y uno como IFP (1%).

Vemos, nuevamente, como la figura de los independientes es usada de modo estratégico por cada uno de los pactos del “duopolio dominante” y con resignación por los otros pactos. Las cifras son evidentes. De los 90 candidatos IP en las seis elecciones realizadas observamos que a) el 57% corresponde a postulantes del “consenso duopolico” (51), b) el 45.6% corresponde a candidatos de la derecha (41) y el 11% a la Concertación (10), c) de los noventa postulantes como IP han sido electos sólo 20 (22.2%), d) de los 20 electos, 17 son de la derecha (85%) y tres de la Concertación, e) De los nueve IFP, sólo ha sido elegido uno (1%).

EL PARLAMENTO Y LOS INDEPENDIENTES.
Si el análisis lo hacemos nivel del parlamento en su conjunto tenemos que en 20 años se han presentado 2.837 postulantes. De ellos, 494 (17.4%) en pacto y 76 (2.7%) fuera de pacto.
Un total de 570 candidatos, que equivale al 20.1% de los postulantes. Sin embargo, ha sido electos sólo 72; es decir, el 2.5% del total de los postulantes (2.837) y el 12.6% del total de los postulantes independientes (570).

Sin embargo, la brutalidad de la “camisa de fuerza” que genera el binominal se observa cuando se distingue el independiente en pacto (IP) del que va sin pacto (IFP). De hecho, de los 570 candidatos independientes, el 86.7% (494) forman parte de algún pacto (en la mayoría de los casos del “duopolio binominal”). Los IFP representan el 13.3% de las postulaciones (76).


De los 72 independientes electos, el 90.3% (65) corresponden a figuras en pacto y el 9.7% a IFP (7). Los 65 electos en pacto representan el 2.3% del total de postulantes (2.837), el 13.2% del total de los candidatos independientes en pacto (494) y el 11.4% del total de las candidaturas independientes (570). Los 65 independientes electos en pacto han formado parte de algún partido de la “oligarquía electoral”.

Por otro lado, los 7 electos fuera de pacto (IFP) representan el 0.3% del total de postulantes (2.837), el  9.2% del total de los IFP y el 1.2% de las candidaturas independientes (570).

CONCLUSIONES.
Los datos muestran, por tanto, que las candidaturas independientes son inviables política y electoralmente. No obstante, tienen algunas probabilidades de éxito cuando forman parte de un cupo cedido por algún partido del “pacto duopolico”.

Es, de algún modo, un cupo prestado que debe ser devuelto si el postulante no cumple los requisitos básicos que esa transacción implica. Pero, antes debe existir un “test de blancura” que de cómo resultado que el independiente es merecedor del préstamo. Los bancos, hacen lo mismo con los clientes cuando le aplican los “factores de riesgo”.

Sin embargo, lo que ocurre, por tanto, es que el candidato en pacto (y también cuando es un IFP) termina convertido en militante del partido que le “pasa el cupo”. Competir por fuera cada día tiene menos sentido. Es una aventura, con altas probabilidad de derrota. ¿Para qué competir?

En esta democracia no compite nada que este fuera de los pactos. La competencia tiene, por tanto, dos caras; una blanda y una dura. La blanda es la que se da entre los pactos del “duopolio binominal”, es decir, Alianza-derecha v/s Concertación. Y la dura (y brutal) la que se da al interior de cada uno de esos pactos y no sólo en la fase de campaña propiamente tal, sino también en la fase previa, en la que se definen las candidaturas en términos de partido y de postulante. Es decir, qué partido se queda con uno de los dos cupos y quien asume la candidatura.

Las consecuencias ya se conocen. En definitiva, una democracia que al distorsionar la voluntad del Soberano (no sólo porque con el 30% de los votos se puede tener la mitad del parlamento, sino también porque los votos de cada ciudadano no valen lo mismo (que rompe el principio de un voto por ciudadano), va des-incentivando la participación y la competencia. En ese escenario, la competencia y la lucha se traslada del parlamento a la calle.

martes, 1 de noviembre de 2011

Los 15 de la fama y el binominal


Noviembre-2011
La “oligarquía electoral” o lo que se conoce como el “duopolio Alianza-Concertación” en el que ambas coaliciones se reparten el parlamento genera el hecho de que a nivel de los diputados entre el ’89 y el 2009 sólo en 14 oportunidades se ha elegido un candidato que no pertenece a ninguna de las dos coaliciones dominantes. La brutalidad se observa cuando constatamos que esa cifra representa sólo el 1,9% del total de los escaños en competencia (720). A nivel del Senado eso ha ocurrido en una oportunidad cuando en el 2005 salió electo el Senador Bianchi por la 19° circunscripción; cifra, que representa el 0,8% de los escaños en disputa a ese nivel (132). Considerando ambas cámaras sólo se ha logrado romper el binominal en el 1,7% de los casos.

Los “15 de la fama” se distribuyen de la siguiente manera. En las parlamentarias de 1989 fueron tres los que rompieron el “enclave binominal”, en 1993 ninguno, en 1997 en cuatro distritos, en el 2001 una vez y en el 2005 en dos ocasión (un diputado y un Senador) y en las últimas del 2009 en 5 ocasiones.

En las parlamentarias del ’89 hay tres diputados que no pertenecen a ninguno de los pactos dominantes. Ellos, son dos que van en la lista del PAIS (Juan Pablo Letelier en el distrito # 33 y Juan Martínez en el distrito # 45) y uno que va como Independiente fuera de pacto (IFP) en el distrito # 42 y que es el diputado Hosain Sabag Castillo militante de la Dc. Este hecho, determina que la Concertación pasara de 69 diputados a 72 en el primer parlamento de la re-democratización.

Los datos muestran que el binominal en el ’89 (más los senadores designados) salvo a la derecha de una debacle electoral que hubiese, sin duda, cambiado el panorama político de los años siguientes. En esta elección es cuando el binominal funciona con la mayor distorsión conocida a la fecha. Es la “camisa de fuerza” que le da un respiro a la derecha. Los doblajes podrían haber sido mayores si la lista de la Concertación y la del PAIS hubiesen ido juntas.

En las parlamentarias del ’93 todos los cupos se los lleva el pacto duopolico. Es decir, no hay ningún diputado electo que sea de otro pacto o IFP. Sin embargo, se observa que Letelier y Sabag repiten son re-electos en el marco del pacto Concertación. En el distrito # 45 aparece la figura de Navarro. En esta elección la Concertación se queda con setenta diputados.

En las parlamentarias del ’97 hay cuatro diputados que logran romper la lógica binominal. En relación a las elecciones anteriores se observa que Letelier sigue siendo re-electo en el distrito # 33 y Sabag Castillo es electo como Senador y ambos en el pacto de la Concertación. En esta elección salen dos diputados electos como independientes fuera de pacto y dos pertenecientes a la desaparecida Unión de Centro Centro (UCC). Los Independientes fuera de pacto son Rosa González en el distrito # 1 y Samuel Venegas en el distrito # 15 (que en la elección anterior había sido electo en la lista de la Dc). Los electos y militantes de la UCC son Alejandro García Huidobro en el distrito # 32 y María Ovalle en el distrito # 35.

En esa ocasión sólo uno tiene vínculos con la Concertación (Venegas) y los otros tres son cercanos a la derecha; de hecho, Rosa González y García Huidobro se convirtieron en militantes de la Udi y la esposa de Fra-Fra desapareció de la escena política. En la siguiente elección son reelectos en los mismos distritos Venegas, González y García; el primero como militante radical y los otros dos en representación de la Udi.

En las parlamentarias del 2001 sólo hay un diputado electo que no pertenece a la “oligarquía electoral”. Se trata del independiente fuera de pacto Iván Paredes Fierro en el distrito # 1; no obstante, es una figura vinculada a la Concertación; específicamente al mundo socialista. De hecho, en la elección siguiente es electo en la lista de la Concertación como militante del Ps; y anteriormente, había sido Alcalde Socialista.

En las parlamentarias del  2005 nuevamente hay un solo diputado que rompe la lógica binominal. Se trata de Marta Isasi Barbieri perteneciente al Partido de Acción Regionalista que forma parte del pacto Fuerza Regional Independiente (lista A). Es electa en el distrito # 2. En la elección siguiente es electa como Independiente Udi en el marco del pacto de la derecha. En esta elección hay que agregar al Senador Bianchi que es elegido como independiente Fuera de Pacto.

En las parlamentarias del 2009 hay cinco diputados que rompen el binominal. De ellos, tres pertenecen a un Partido y dos son IFP. Los electos por el PRI (Partido Regional Independiente) son Pedro Araya en el distrito # 4,  Luis Lemus en el distrito # 9 y Alejandra Sepúlveda en el distrito # 34. Los independientes fuera de pacto son Pedro Velásquez en el distrito #  8 y  Miodrad Marinovic en el distrito # 60.

Los electos en el pacto del PRI tienen vínculos con la Concertación; aún cuando se planteen como alternativa al duopolio. Sepúlveda y Araya tiene vínculos con la Dc y Lemus con el Ps. De los tres IFP, dos son cercanos a la derecha (Bianchi y Marinovic) y uno a la Dc (Pedro Vélasquez).

Los “15 de la fama” representan, por tanto, ese pequeño número de diputados que han logrado (dadas ciertas características en sus espacios local-electorales) romper el “duopolio binominal” siendo electos como Independientes fuera de pacto o como miembros de otro pacto-partido.

De los “15 de la fama”, 8 han pertenecido a pactos-partidos y 7 a Independientes fuera de pacto. De los ocho, dos han pertenecido al PAIS (en 1989), dos a la UCC (en 1997), uno a la Acción Regionalista (en el 2005) y tres al PRI (en el 2009). Y en relación a los IFP se observa que han estado ligados en 4 oportunidades a la Concertación (Sabag, Venegas, Paredes y Velásquez) y en 3 a la derecha (González, Bianchi y Marinovic). Finalmente, de los “15 de la fama”, nueve han tenido o tienen vínculos con la Concertación y seis con la derecha.

La “camisa de fuerza” que caracteriza la “oligarquía electoral” se expresa y fortalece cuando observamos, por tanto, que de una u otra manera son figuras vinculadas a los partidos del “duopolio binominal” (antes o después de la elección). Principalmente, a la Dc, al Ps y a la Udi. Este, es un rasgo relevante para entender las bajas probabilidades que existen para romper el binominal. Es decir, debe existir cierto vínculo o parentesco con el duopolio para tener posibilidades de ser electo.

Otro aspecto que hace posible que se rompa el binominal es que se trata, en su mayoría de políticos con fuertes rasgos de liderazgo cacical al interior de sus espacios locales (Venegas, Sabag, Velásquez, Rosa González, Paredes, Araya y Lemus).

Y finalmente, encontramos el hecho de que en la mayoría de los casos los pactos oficiales han llevado candidatos muy débiles que no sólo debilitan la opción “duopolica”, sino también –y a su vez-, fortalecen la opción del IFP o del partido en competencia como ha ocurrido con el PAIS, PRI y la UCC. En este caso, sólo el pacto del PAIS tuvo en sus respectivos distritos una Concertación débil.

Se observa, por tanto, que es poco probable romper la “oligarquía electoral” vigente (casi imposible). Como vimos sólo ha ocurrido en el 1,7% de los escaños en competencia. Este hecho, está a) ahogando la participación político-ciudadana, b) desprestigiando la política y sus representantes, c) debilitando la competencia político-electoral (¿para qué competir?), d) debilitando la representación social y política, e) estancando las demandas ciudadanas y f) aumentando el conflicto socio-político. En definitiva, la “oligarquía binominal” está generando una democracia estancada sin incentivos para competir y sin poder escuchar a los ciudadanos; que son, los verdaderos y único Soberanos.

Chile necesita un sistema electoral que permita la expresión de la diversidad social, política y cultural. Por ello, el principal fracaso del binominal es no haber logrado “extirpar” el multipartidismo que dominó Chile, a lo menos, entre 1932 y 1973.