Abril-2012
Bachelet
desde el silencio público y desde su auto exilio político se ha convertido en
la variable independiente del sistema político en general y de la coyuntura
presidencial en particular. En ese escenario todo depende de lo que la ex mandataria diga o haga. Sus acciones y
palabras inciden de manera directa en lo que sucede en la política chilena. En
lo que harán uno y otros. En lo que dirán unos y otros.
Todos
los actores políticos y sociales del país –entre ellos, los ciudadanos- esperan
su respuesta. Unos el Sí y otros el No. De hecho, las estrategias y tácticas
presidenciales de la Derecha y de la oposición dependen del “factor Bachelet”.
Incluso, la política de alianzas de la Concertación y su potencial ampliación
está fuertemente vinculada a la decisión final.
El futuro político de Chile depende de
sus decisiones. Si no conociéramos el
perfil político y humano de la ex mandataria, esta “dependencia de sus acciones” podría interpretarse como que se
trata de un liderazgo personalista, caudillista, autoritario y narcisista.
Incluso, podría aplicarse la frase “El Estado soy yo”. Al mismo tiempo,
podríamos transformarla en “el futuro, soy yo” o “la concertación soy yo”. No
es el caso. No obstante, todos esperan.
¿Cómo se produce el paso de la Presidenta
Bachelet al factor Bachelet? Su
posicionamiento presidencial surge desde el momento en que deja el cargo hace
dos años. Rápidamente surgen los “escuderos”
que empiezan a trabajar para generar las condiciones políticas y electorales
para su regreso a La Moneda; y con ella, los que hegemonizan el poder
interno de la Concertación.
En rigor, la tarea de posicionamiento ha
sido fácil. Tres han sido los hechos
que han facilitado la tarea de los “escuderos”. En primer término, su rápido
posicionamiento como carta presidencial ganadora en las encuestas. Segundo, la
debilidad política y el fuerte rechazo que genera el Presidente y su gobierno,
y finalmente, la ausencia de liderazgos presidenciales ganadores en la
Concertación en particular y oposición en general.
Su
alto nivel de aprobación presidencial al dejar el cargo en Marzo del 2010
supera el 80%. La primera operación, por tanto, era traspasar esa evaluación a
las encuestas de intención de voto. Rápidamente se cumplió el objetivo. En
efecto, las encuestas internas que empiezan a circular sobre el potencial
presidencial de la ex mandataria mostraban que el primer objetivo se cumplía.
Luego, las encuestas que comienzan a circular de manera pública desde el 2011confirman
el buen posicionamiento que Bachelet tiene para volver a La Moneda.
Las
encuestas siguen jugando un rol político al ubicar al Presidente Piñera y a su
Gobierno en una posición de aprobación pública muy baja. Es un Gobierno con
baja aprobación y alta desaprobación. Este hecho ha debilitado las posibilidades de que se instale un segundo gobierno de
la Derecha. De este modo, los
“escuderos” logran el segundo objetivo para re-instalar a Bachelet en La
Moneda.
Sin
embargo, deben tener presente que no hay correlación significativa entre la
continuidad de una coalición en el gobierno y los niveles de aprobación de un
Presidente. Dos casos paradigmáticos que ilustran este hecho los vemos en la
continuidad Frei-Lagos y Bachelet-Frei.
En
tercer lugar, desde la Concertación no
ha logrado emerger un liderazgo presidencial potente que no sólo supere a
Bachelet, sino también que le gane a la Derecha. Es más, tampoco de las otras
oposiciones.
Vemos,
por tanto, como los tres objetivos para llevar a Bachelet se ha cumplido;
posicionamiento potente en las encuestas, debilidad político-electoral de la
derecha y ausencia de liderazgos en la oposición. A dos años de iniciada la
gesta, la tarea está cumplida. Los
escuderos han logrado convertir a la ex mandataria en el “Factor Bachelet”.
Sin
embargo, faltan algunos meses para afirmar con certeza “misión cumplida”.
¿Cuántas veces hemos escuchado que los partidos se juegan hasta el último
minuto y que la vida sólo termina con el último suspiro? Hay que seguir esperando, conviviendo con la
incertidumbre y con una lucha política que aumentara su temperatura de aquí a
las municipales y desde éstas hasta fin de año.
Hay
que esperar el resultado de las municipales –sobre todo, lo que ocurre con los
concejales- y la decisión final de Bachelet. Hay que seguir conviviendo con la
incertidumbre que genera este escenario de silencio y con la intensidad de la
lucha política que va en alza.
Este
último escenario es el que hay que neutralizar en los últimos momentos de la
gesta iniciada hace dos años. La lucha política que se abre no puede desestabilizar
ni debilitar el objetivo de “la vuelta a La Moneda”. Siempre prima la racionalidad en estas
materias.
La derecha lo ha intentado en distintas ocasiones –caso 27F,
déficit fiscal, crisis educacional y herencia recibida- y en cada una de ellas
ha fracasado. Y ello, a tal punto que sus decisiones presidenciales dependen
del “factor Bachelet”. Están insertos en una política defensiva; en la que se
mueven en función de otros.
En la Concertación la coyuntura actual y futura se relaciona con la ampliación
de su base política, electoral y social de apoyo; es decir, la re-construcción
de una nueva mayoría social. De hecho, el pacto PPD-PRSD-PC para la elección de
concejales tiene como objetivo abrir la Concertación a otras fuerzas y
transitar de un pacto electoral a un pacto político-programático. No olvidemos,
que esta es una de las condiciones que ha puesto Bachelet.
Si
bien, la Concertación se enfrenta a intensas disputas internas –pacto
progresista, crisis Ps, definición candidato y programa, quiebre y superación-
tendrá la suficiente racionalidad y el exacto cálculo de que sus tensiones
deben reducirse al mínimo. No olvidemos, que mientras exista el binominal y
quieran –o necesiten- volver a La Moneda, el pacto seguirá respirando.
Por
ello, neutralizar ambos frentes despeja la pista. La tarea está bastante
avanzada. Mientras tanto, los silencios del “Factor Bachelet” seguirán
hablando. En semiótica las palabras y los silencios comunican. Por ahora, hay
que seguir las declaraciones y opiniones de sus escuderos que día tras días entregan
por medio de sus palabras “pistas ocultas” de que Bachelet va ser la candidata.