jueves, 26 de abril de 2012

El Factor Bachelet


Abril-2012
Bachelet desde el silencio público y desde su auto exilio político se ha convertido en la variable independiente del sistema político en general y de la coyuntura presidencial en particular. En ese escenario todo depende de lo que la ex mandataria diga o haga. Sus acciones y palabras inciden de manera directa en lo que sucede en la política chilena. En lo que harán uno y otros. En lo que dirán unos y otros.

Todos los actores políticos y sociales del país –entre ellos, los ciudadanos- esperan su respuesta. Unos el Sí y otros el No. De hecho, las estrategias y tácticas presidenciales de la Derecha y de la oposición dependen del “factor Bachelet”. Incluso, la política de alianzas de la Concertación y su potencial ampliación está fuertemente vinculada a la decisión final.

El futuro político de Chile depende de sus decisiones. Si no conociéramos el perfil político y humano de la ex mandataria, esta “dependencia de sus acciones” podría interpretarse como que se trata de un liderazgo personalista, caudillista, autoritario y narcisista. Incluso, podría aplicarse la frase “El Estado soy yo”. Al mismo tiempo, podríamos transformarla en “el futuro, soy yo” o “la concertación soy yo”. No es el caso. No obstante, todos esperan.

¿Cómo se produce el paso de la Presidenta Bachelet al factor Bachelet? Su posicionamiento presidencial surge desde el momento en que deja el cargo hace dos años. Rápidamente surgen los “escuderos” que empiezan a trabajar para generar las condiciones políticas y electorales para su regreso a La Moneda; y con ella, los que hegemonizan el poder interno de la Concertación.

En rigor, la tarea de posicionamiento ha sido fácil. Tres han sido los hechos que han facilitado la tarea de los “escuderos”. En primer término, su rápido posicionamiento como carta presidencial ganadora en las encuestas. Segundo, la debilidad política y el fuerte rechazo que genera el Presidente y su gobierno, y finalmente, la ausencia de liderazgos presidenciales ganadores en la Concertación en particular y oposición en general.

Su alto nivel de aprobación presidencial al dejar el cargo en Marzo del 2010 supera el 80%. La primera operación, por tanto, era traspasar esa evaluación a las encuestas de intención de voto. Rápidamente se cumplió el objetivo. En efecto, las encuestas internas que empiezan a circular sobre el potencial presidencial de la ex mandataria mostraban que el primer objetivo se cumplía. Luego, las encuestas que comienzan a circular de manera pública desde el 2011confirman el buen posicionamiento que Bachelet tiene para volver a La Moneda.

Las encuestas siguen jugando un rol político al ubicar al Presidente Piñera y a su Gobierno en una posición de aprobación pública muy baja. Es un Gobierno con baja aprobación y alta desaprobación. Este hecho ha debilitado las posibilidades de que se instale un segundo gobierno de la Derecha.  De este modo, los “escuderos” logran el segundo objetivo para re-instalar a Bachelet en La Moneda.

Sin embargo, deben tener presente que no hay correlación significativa entre la continuidad de una coalición en el gobierno y los niveles de aprobación de un Presidente. Dos casos paradigmáticos que ilustran este hecho los vemos en la continuidad Frei-Lagos y Bachelet-Frei.

En tercer lugar, desde la Concertación no ha logrado emerger un liderazgo presidencial potente que no sólo supere a Bachelet, sino también que le gane a la Derecha. Es más, tampoco de las otras oposiciones.

Vemos, por tanto, como los tres objetivos para llevar a Bachelet se ha cumplido; posicionamiento potente en las encuestas, debilidad político-electoral de la derecha y ausencia de liderazgos en la oposición. A dos años de iniciada la gesta, la tarea está cumplida. Los escuderos han logrado convertir a la ex mandataria en el “Factor Bachelet”.

Sin embargo, faltan algunos meses para afirmar con certeza “misión cumplida”. ¿Cuántas veces hemos escuchado que los partidos se juegan hasta el último minuto y que la vida sólo termina con el último suspiro?  Hay que seguir esperando, conviviendo con la incertidumbre y con una lucha política que aumentara su temperatura de aquí a las municipales y desde éstas hasta fin de año.

Hay que esperar el resultado de las municipales –sobre todo, lo que ocurre con los concejales- y la decisión final de Bachelet. Hay que seguir conviviendo con la incertidumbre que genera este escenario de silencio y con la intensidad de la lucha política que va en alza.

Este último escenario es el que hay que neutralizar en los últimos momentos de la gesta iniciada hace dos años. La lucha política que se abre no puede desestabilizar ni debilitar el objetivo de “la vuelta a La Moneda”.  Siempre prima la racionalidad en estas materias.

La derecha lo ha intentado en distintas ocasiones –caso 27F, déficit fiscal, crisis educacional y herencia recibida- y en cada una de ellas ha fracasado. Y ello, a tal punto que sus decisiones presidenciales dependen del “factor Bachelet”. Están insertos en una política defensiva; en la que se mueven en función de otros.

En la Concertación la coyuntura actual y futura se relaciona con la ampliación de su base política, electoral y social de apoyo; es decir, la re-construcción de una nueva mayoría social. De hecho, el pacto PPD-PRSD-PC para la elección de concejales tiene como objetivo abrir la Concertación a otras fuerzas y transitar de un pacto electoral a un pacto político-programático. No olvidemos, que esta es una de las condiciones que ha puesto Bachelet.

Si bien, la Concertación se enfrenta a intensas disputas internas –pacto progresista, crisis Ps, definición candidato y programa, quiebre y superación- tendrá la suficiente racionalidad y el exacto cálculo de que sus tensiones deben reducirse al mínimo. No olvidemos, que mientras exista el binominal y quieran –o necesiten- volver a La Moneda, el pacto seguirá respirando.

Por ello, neutralizar ambos frentes despeja la pista. La tarea está bastante avanzada. Mientras tanto, los silencios del “Factor Bachelet” seguirán hablando. En semiótica las palabras y los silencios comunican. Por ahora, hay que seguir las declaraciones y opiniones de sus escuderos que día tras días entregan por medio de sus palabras “pistas ocultas” de que Bachelet va ser la candidata. 

jueves, 19 de abril de 2012

Las Asignaciones como Conflicto Político


Abril-2012
¿Cómo y por qué un tema de procedimientos relacionado al funcionamiento del parlamento termina convertido en una crisis política?

La coyuntura de las asignaciones hay que entenderla en una perspectiva triple. En primer término que se trata de una crisis política “sui generis” de corto alcance. En segundo lugar, que sus principales efectos son negativos y se relacionan con la credibilidad y legitimidad de la política en general y del Congreso en particular. Y en tercer lugar, que hay razones políticas que explican que un acto administrativo de mecánica interna se transforme en una crisis política.

La identificación de que se trata de una situación atípica ocurre porque son actores intra parlamentarios los que construyen –en definitiva- la coyuntura de crisis; Senadores, Diputados y el Consejo de Asignaciones parlamentarias se enfrentan en una polémica “torpe e inadecuada” en términos políticos. Que sea de corto alcance se refiere a que rápidamente pasara al olvido mediático.

Los efectos negativos se vinculan con que se consolida y profundiza la imagen que el Congreso tiene frente a la Opinión Pública. Este hecho ha dañado la credibilidad, la  legitimidad y el prestigio del parlamento y sus actores. De hecho, es altamente probable que en las próximas mediciones que evalúan la gestión del Parlamento las cifras estén a la baja.

Los hechos. El conflicto se abre cuando el Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias por medio de su Presidente –el ex Senador Dc, Sergio Páez- aprueba una asignación para “gastos de operación” de dos millones de pesos para los senadores desde el primero de Mayo.

A partir de esta aprobación se genera un conjunto de acciones, palabras y enfrentamientos entre el CRAP, los Senadores y los Diputados. A su vez, la Opinión Pública, los partidos y el Gobierno son espectadores de una “guerrilla mediática” que culpa y responsabiliza a unos y otros.

Las afirmaciones y críticas del Diputado Socialista Fidel Espinoza transforman una decisión administrativa en una crisis política. Hay tres aspectos en el planteamiento del parlamentario: que es un hecho que contribuye al desprestigio de la política, que no es cierto que los Diputados tenga un alza de ese tipo desde Enero –hecho que había afirmado Sergio Páez- y que son recursos que no se justifican. Días después responsabiliza de esto al Senador Girardi, al solicitar este monto para trabajo operativo. El conflicto estalla.

Todos entran al debate. Las defensas corporativas se suceden. Escalona lo hace desde el Senado y Monckeberg desde la Cámara de Diputados. Ambos buscan limpiar la imagen y “el honor” de la Corporación. El primero, deja en claro que es dinero que pertenece al Senado que forma parte del Presupuesto de la Nación y que de ese monto no llegara ningún peso al bolsillo del parlamentario. De hecho, son recursos para gastos de operación territorial del trabajo del Senador y no tienen relación con el aumento de la dieta parlamentaria. A su vez, los Diputados insisten con mucha claridad que ellos no han solicitado ningún aumento extra a lo ya definido anteriormente –en el 2011- y cuyos montos –para “asesorías parlamentarias”- se reciben desde Enero.

Los ex Presidentes de ambas Cámaras entran a la discusión. Giradi y Melero salen a escena. Se responsabiliza al primero de la solicitud. Los oficios así lo confirman. Sin embargo, lo hace en el marco de la legalidad, de una necesidad real para un mejor trabajo político-legislativo, con recursos propios del Senado y a nombre de la Corporación. Por su parte, Melero apoya con sus dichos la defensa corporativa de los Diputados.

Los Senadores oscilan entre el rechazo, la incredulidad y la justificación. Algunos mencionan que no necesitan los recursos (Walker y Chahúan, ambos senadores de la Quinta Región); otros mencionan que no saben mucho de que se trata pero entiende la necesidad (Carlos Larraín) y los que la justifican (Pizarro-Cantero). Lagos Weber, ha sido el más crítico por la situación. El presidenciable pasó de la justificación a la crítica en un par de días.

El conflicto ha dañado la imagen parlamentaria. Comienza, por tanto, el camino inverso.  Seguramente, se cerrara la fase de las descalificaciones y se abrirá una etapa orientada a recuperar las confianzas y transparentar “aún más” el uso de los recursos públicos del parlamento en general y el Senado en particular. Se volverá a los cauces institucionales de la discusión. El error político ya ha sido consumado. Sin embargo, hay razones políticas que explican ¿por qué se transformo este hecho en una crisis política?

La mecha política se prende con las afirmaciones del Senador Pizarro. Ellas, apuntan –lo que también ha sido ratificado por otros senadores-  a que Espinoza tiene razones políticas para asumir el rol que ha tenido en el conflicto. ¿Por qué lo hizo? Si, era perfectamente posible mantener la polémica en los cauces internos del parlamento. Incluso, si todos conocen cómo se han gestionado la platas desde la creación del Consejo y la homologación que se aprobó. Su principal argumentación tiene que ver con la transparencia y que con ese tipo de cosas hay que condenarlas.

En términos políticos la razón se encuentra en la carrera senatorial y en las tensiones internas del Ps.  En esa dirección lo más visible es la disputa Escalona-Espinoza. El primero, interesado en seguir en el Senado y el segundo en llegar al Senado. Ambos militantes del Partido Socialista. Por ello, no podemos descartar que Espinoza haya usado esta coyuntura para obtener beneficios electorales. Obviamente, el Diputado lo desmiente tajantemente.

No se trata de dañar a Escalona en su imagen y en su fuerza electoral, sino de impedir que el Senador tenga más recursos para operaciones en terreno y de ese modo aumentar sus posibilidades de la re-elección.  Aquí está la clave del asunto. Y ello, tiene que ver con todos los Senadores –unos más que otros- que buscan la reelección.

¿Es casualidad que los Senadores más involucrados en el conflicto y que más han golpeado la mesa son los que van a la re-elección –Escalona, Girardi, Pizarro, Cantero-; y a su vez, los que más distantes han estado no vayan a la reelección –Walker, Chahúan, Lagos Weber-?

En efecto, en esa dirección, hay que mencionar que el Diputado Marcelo Díaz –recién renunciado a la mesa del Ps- tiene aspiraciones senatoriales que dificultan la reelección del Senador Pizarro. Incluso, la opción Díaz complica el subpacto Ps-Dc y el blindaje senatorial Escalona-Pizarro. El Ps, estaría por no apoyar la candidatura de Díaz. Aquí, por tanto, también hay elementos de la crisis interna del socialismo.

Por su parte, la Dc ha tenido en este conflicto una actitud pasiva y distante –con la excepción de Pizarro y en alguna medida de Zaldivar-. Parece, que los más contaminados con todo esto han sido los socialistas que han llevado sus tensiones internas –de liderazgo, de conducción y  generacional- a instancias inadecuadas de discusión.

Sus conflictos y pasiones mal canalizadas no sólo están contribuyendo al desprestigio de la política, sino también a su estancamiento electoral –que ya es estructural- y a la opción presidencial de Bachelet. Se vienen tensos días para el socialismo chileno.

martes, 10 de abril de 2012

Los efectos de la Tesis Longueira


Abril-2012
Hace poco más de una semana el Ministro Longueira puso en el debate político sus planteamientos presidenciales. Como hábil estratega sus palabras causaron efectos al interior del oficialismo sobre un tema que cada día es más sensible y aumenta su temperatura.

Desde ese momento, se han sucedido días de proto-definiciones presidenciales. La tesis Longueira abrió un debate que no sólo parecía dormido, sino también que estaba sometido a la tiranía de las encuestas. Si bien hay consenso en el bloque de gobierno que no es el momento “definitivo” de las definiciones, si era una coyuntura en la que había que sincerar posiciones. Era el momento de avanzar. La tesis Longueira movió las aguas y movilizo las voluntades, los deseos y las pasiones. La coyuntura presidencial, desde momento adquirió otra lógica.

La elección de un candidato presidencial implica, entre otros, definir el mecanismo que se usara para escoger la mejor alternativa. En esa dirección, el oficialismo tiene cuatro caminos; En primer lugar, están las encuestas que dan cuenta del mejor posicionado para la Opinión Pública. En segundo, surge la idea de realizar primarias. En tercer término, la designación “a dedo” por los partidos; y finalmente, ir a una primera vuelta presidencial con dos o tres presidenciables.

En relación a los postulantes potenciales Longueira menciona cinco alternativas. En efecto, junto al triedente (Allamand, Golborne y el mismo) agrega a otros dos Ministros –más bien, Ministras- Matthei y Schmidt. Sin embargo, los presidenciables reales se reducen a tres. El independiente Golborne y los dos militantes históricos del sector.

En ese cuadro presidencial lanza su tesis. Ella apunta que en términos de mecanismo el sector debe usar uno “participativo” para elegir a su abanderado. Cada coyuntura tiene su afán. En efecto, hace un año se mostraba partidario de las encuestas. La política es dinámica y la realidad porfiada. Ya sabemos que un año en política es mucho tiempo. Y ello, para lo que ha pasado y lo que podría pasar. Dentro de ambos mecanismos, el más participativo es la primera vuelta presidencial.

La tesis Longueira, por tanto, plantea que si va Bachelet a la presidencial el sector deberá competir en primera vuelta con tres alternativas; un Rn, un Udi y un Independiente. La razón política tiene que ver con la necesidad táctica de sumar votos de todos lados –sobretodo, de una Dc que no lleva candidato-, con que la Udi debe tener candidato y con que la ex mandataria no gane en primera vuelta. La razón emocional tiene que ver con el hecho de que el Ministro se re-encanto con la política y no se quiere quedar sin opción presidencial.

Rápidamente sus planteamientos quedaron aislados. Los primeros dardos vienen de su propio partido. El Consejo del partido –realizado un día después de hacer públicos sus planteamientos- se mantuvo cauto y neutro frente al tema presidencial. No hubo proclamaciones ni definiciones. El Partido siguió en la indefinición entre Longueira y Golborne. El ideal es Longueira y lo pragmático es Golborne. Se mantenía el equilibrio entre ambos al interior del partido. No era el momento de proclamaciones.

Sin embargo, mientras se insiste en que el partido debe tener candidato –al son del “se siente, se siente, Longueira Presidente”- se emite un voto político que le da vida a Golborne. 

El nuevo Presidente –Melero- afirmaba que “será un objetivo de esta directiva tener un candidato presidencial de la UDI” y que Longueira ha ido ganando un posicionamiento “más amplio y transversal, que… lo pone en una posición mucho más competitiva, lo que genera mucho entusiasmo al interior de la UDI”.

Las reacciones de Golborne no se hicieron esperar. El Ministro de Obras Públicas tiene sus fichas en las encuestas y en que su posicionamiento se mantenga, a lo menos, hasta fin de año. En esa dirección declara que “el tema de las elecciones presidenciales es una materia del año 2013. No nos pongamos nerviosos”.

En relación a la tesis Longueira, afirma que "es una idea adicional, pero a mí no me parece la más apropiada… la unión hace la fuerza”. Para ganar hay que construir  “amplias mayorías, que se logran con unidad, con una sola integración, con un programa común”. En relación al candidato esperaba que fuera “de unidad”. Sobre el mecanismo a usar para la definición final sobre el postulante era una decisión de los partidos.

Tiempo atrás, el Presidente de Rn –Carlos Larraín- se mostraba partidario de que el mecanismo fuera “la primera vuelta presidencial”. La idea pierde fuerza.

Las declaraciones de una semana de proto-definiciones siguen. En esa dirección, el Senador Larraín también prefiere candidato único como la mayoría del sector. Junto al candidato único surge –con mucha fuerza- el mecanismo de primarias como el más adecuado hoy para elegir el abanderado oficialista.

Mientras es una idea dominante en Rn desde hace mucho tiempo –Allamand, Espina, Hinzpeter, Pérez, ect.-, ha comenzado a ganar fuerza en la Udi. En esa dirección, De la Maza afirmaba que si la competencia está equilibrada había que ir a una “primaria abierta”. Con estas palabras, deja abierta la posibilidad de que las encuestas sean el mecanismo a usar. Más que mal, “se debe actuar con realismo político”.

Ese mismo realismo es el que está en el fondo de los planteamientos del Senador Espina. Afirma que quiere candidato único elegido en una primaria abierta. Sin embargo, deja abierta la posibilidad de que “si un candidato está muy bien posicionado en las encuestas y… ninguno quiere competirle…. No se puede inventar la competencia”. En relación a los tres mejor posicionados hoy, afirma que la opción de Golborne “es la más potente… Las cifras demuestran que tiene más adhesión ciudadana”. Hay que cuidar, por tanto, su candidatura.

Los planteamientos presidenciales del sector siguen inundando el panorama. La pelota ha caído –esta semana- en el gobierno y Rn.  En el partido los apoyos a su presidenciable se multiplican (Chahún, Larraín, Lily, Monckeberg, Brown, Desbordes) y la fórmula de las primarias se fortalecen. 

El gobierno, por su parte, no entra a un debate que debe seguir otros cauces. Sin embargo, no debemos olvidar que el Presidente y el Ministro del Interior son de Rn y cercanos al Ministro de Defensa. Es más, si se avanza en la Ley de Primarias podremos saber cual es el mecanismo por el que se jugara el gobierno –y, por tanto, su candidato-.

No es el momento de definiciones finales. Pero, ya hay algunos avances. Si priman las encuestas, será Golborne el candidato. Si hay competencia al interior del oficialismo será una primaria o una primera vuelta presidencial entre la dupla Allamand-Golborne. En ambos escenarios, el que mayores probabilidades tiene para ser el candidato del oficialismo es el Ministro de Obras Públicas que entre sus ventajas está el hecho de que es hijo de la meritocracia y de la Educación Pública.

En el sector, nuevamente, se debaten entre el pragmatismo y las convicciones y entre la economía y la política.

martes, 3 de abril de 2012

La Presidencial en la Derecha


Abril-2012
La disputa presidencial debe resolver dos preguntas; ¿qué mecanismos usara cada partido y el oficialismo para elegir a su abanderado presidencial? y ¿quién será el candidato del sector? Desde que empezó la re-democratización a finales de los ochenta se han usado dos fórmulas; las encuestas y las definiciones “a dedo”. La imbricación de ambos mecanismos ha definido el procedimiento que ha usado la Derecha para elegir a su candidato por lo menos desde el ’99.

La elección de un candidato presidencial al interior de una coalición política tiene dos fases. La primera, el candidato que cada partido pone a disposición de la coalición; y la segunda, la elección del abanderado presidencial del pacto. En ambas instancias cada partido define la fórmula que usara para la nominación. Lo mismo hay que hacer desde la coalición.

La alianza gobernante ha entrado en el debate sobre el mecanismo para elegir su abanderado presidencial hace algún tiempo. Sin embargo, en el sector se habla más de candidatos posibles que de mecanismos.

En relación a los mecanismos para elegir el abanderado presidencial hay cuatro opciones. En primer lugar, están las encuestas que indican cuál es el mejor posicionado. En segundo lugar, aparecen las primarias –que se han ido desinflando-. En tercer lugar, surge la posibilidad de que el sector y cada partido –como en el 2005- lleven su candidato a una primera vuelta presidencial. Y finalmente, la designación de un candidato por parte de los partidos recurriendo a instancias internas de definición. Nada es definitivo ni claro al respecto.

Por ahora, cada sector y sus cartas presidenciales siguen en “competencia oculta” con el fin de mejorar sus posicionamientos. Hay que esperar como se siguen comportando las encuestas, las Municipales de Octubre y la decisión que va tomar Bachelet. Es tiempo de sembrar.

De las cuatro alternativas existentes para definir al candidato del oficialismo la que menos probabilidades tiene es que compitan en una primera vuelta presidencial. De hecho, en los último días el Ministro Longueira menciono la posibilidad de que el sector llevara sus tres presidenciables a una primera vuelta presidencial ante la necesidad de sumar votos de todas partes y de ese modo frenar la avalancha Bachelet. Rápidamente y desde su propio sector hubo un rechazo a la idea. A este respecto, también es viable hacer una lectura inversa; es decir, que ante el factor Bachelet el sector debe concentrar fuerzas. Este hecho, reduce a tres los mecanismos: encuestas, primarias y designación “a dedo”.

En este punto se produce una imbricación entre presidenciables y mecanismos. En efecto, la modalidad que se usara esta en directa relación al posicionamiento que cada pre-candidato tenga al momento de llegada la hora de la definición. Hoy es el momento de las encuestas.

Los presidenciables del oficialismo son tres. Luego de dos años de gestión han ido quedando en el camino distintas alternativas. Hoy tenemos a Pablo Longueira por la UDI, a Andrés Allamand por Renovación Nacional y al independiente e hijo de la meritocracia y de la educación pública Laurence Golborne.

De los tres, el que menos posibilidades tiene según las encuestas –hasta el momento- es Longueira. El Ministro es hábil. Quizás, por ello lanzo la tesis de “los tres a la primera vuelta”. Como se ha re-encantado con la política y sabe que es el peor posicionado no quiere dejar pasar la oportunidad de competir como candidato presidencial. La probabilidad de ir a competir a una primera vuelta es más cierta con duplas que con tríos. En efecto ¿Qué hará en ese escenario el Ministro de Obras Públicas con una Udi volcada en Longueira y/o con Renovación Nacional volcada en Allamand?  En consecuencia, una primera vuelta presidencial es más probable con la dupla Allamand-Golborne y/o Allamand-Longueira.

Según las encuestas, el que mejor posicionamiento tiene es Golborne. En este escenario, Allamand ha ido acortando distancia –presidenciable al alza- y el Ministro de Obras Públicas se ha ido estancando. La carrera sigue. La política es dinámica y la realidad porfiada. Nada es definitivo. Sólo, estamos en el terreno de lo probable.

De los tres en algún momento van a quedar dos. Las duplas probables son Allamand-Golborne y Allamand-Longueira. En efecto, la dupla Golborne-Longueira tiene muy bajas posibilidades de concretarse. Longueira es Udi y Golborne es cercano al gremialismo. El Ministro independiente es en este sector donde encuentra los mayores apoyos e impulsos. En el reino del pragmatismo ya sabemos lo que pasa. ¿Por qué el partido no se la ha jugado por Longueira más allá de las palabras de buena crianza y hermandad política?

Las duplas más probables pueden ir a una primaria o a una primera vuelta presidencial. En el sector la realización de primarias es probable sólo en la medida en que las encuestas no favorezcan de manera clara y amplia a uno de los presidenciables; y por tanto, que ningún sector quiera ceder su opción. De lo contrario, el mecanismo de designación vía encuesta será el elegido. Sin embargo, las cifras no sólo deben marcar que el Ministro sea conocido y que su gestión tenga alta aprobación, sino también que tenga buenas cifras de “intención de voto” en primera y segunda vuelta; y ello, frente a las distintas alternativas opositoras, incluida Bachelet.

Golborne no sólo tiene alto nivel de conocimiento –lo que no tiene ninguna importancia en este plano-, sino también altos nivel de aprobación a su gestión. Lo relevante es que frente a Bachelet es el que tiene el mejor rendimiento en primera y segunda vuelta. No obstante, no le gana a la ex mandataria. Incluso, es el único que gana –según las encuestas- a todos los otros posibles candidatos de la Concertación. Y en esos escenarios probables, también le gana a Marco Enríquez.

¿Quién será el candidato del oficialismo?  Cada presidenciable tiene fortalezas y debilidades. Sin embargo, hay que esperar el desenlace de acontecimientos externos para la definición final del abanderado del sector. Y ello, tiene que ver con lo que marca cada uno en las encuestas y con el factor Bachelet.

En efecto, la presencia o ausencia de Bachelet en las presidenciales del 2013 no sólo definirá los caminos que la Derecha tomara en términos de mecanismo, sino también en relación al candidato. Incluso, también entra en juego la variable sobre las certezas de si habrá o no segunda vuelta. Bachelet ganando en primera o en segunda no es lo mismo en relación a las decisiones que el sector debe tomar. Es más, si decide no ir, el panorama cambia drásticamente no sólo para el oficialismo, sino también para la Concertación.

Por ahora, hay que seguir esperando y confiando en las encuestas y sus capacidades de predicción. El tiempo se acorta. Quedan siete meses para las Municipales y estamos a un año de la decisión final y definitiva –abril o mayo del 2013-.