jueves, 31 de mayo de 2012

Las confusiones presidenciales del oficialismo


Mayo-2012
Las presiones por la salida del gobierno de los presidenciables se multiplican. Mientras unos piden que la salida sea “más temprano que tarde”, otros afirman que ello debe ocurrir después de las municipales. Ese es el dilema: antes o después de Octubre. Sin embargo, no es la única disyuntiva.

Desde que a fines de Marzo Longueira planteo la tesis de la primera vuelta con los tres postulantes del oficialismo el debate presidencial se desato y comenzaron las definiciones “virtuales” sobre el mecanismo y los tiempos para dar inicio “formal” a la campaña presidencial al interior de la Alianza. Con ese impulso los actores del oficialismo fueron definiendo sus preferencias sobre el candidato y el mecanismo. Han pasado dos meses y todo sigue “casi igual”; no hay postulante ni fórmula. El empate político se ha instalado.

En esa coyuntura el gobierno y los partidos hacen un llamado al orden, a no apurar la carrera presidencial, a no descuidar el trabajo ministerial y a no confundir el rol de candidato con el de Ministro. No se escucharon las directrices de la cabeza política. La dinámica presidencial no había como detenerla. Sin embargo, faltaba lo que ocurría con la cep a principios de Mayo.

El resultado fue demoledor para el oficialismo. Bachelet ganaba por goleada. Con ese dato se abre un escenario de pánico y la tensión por el tema presidencial en el oficialismo se intensifica.

La dinámica presidencial está en ascenso y no hay como detenerla. El tema es muy complejo dadas las lealtades en jugo y las dudas instaladas. Medio año más de incertidumbre y de lucha latente es insostenible. ¿Por qué?

Hay cuatro razones que aconsejan que las definiciones presidenciales del sector deban comenzar. En esa dirección, el oficialismo tiene que definir el mecanismo y el momento en que los presidenciables salgan del gabinete.

En primer lugar está el hecho de que mientras no exista definición ni claridad sobre el candidato no habrá crecimiento en las encuestas. No saben quién va ser el candidato, cómo lo van a definir, cuando lo van a definir y que programa van a impulsar. ¿Cómo se puede crecer en ese escenario?

Segundo. El Gobierno necesita tranquilidad y unidad para terminar su mandato de manera digna y poder remontar –lo que más se pueda- en sus niveles de aprobación. El ejecutivo y sus apoyos políticos necesitan certezas. Es la única manera de remontar el partido que va perdiendo. Por ello, los ministros deben jugar su rol y nada más. En el actual escenario todos saben que este gabinete tiene “fecha de vencimiento” y que está contaminado por una lucha presidencial latente que no sólo contribuye a que el gobierno siga cometiendo errores, sino también motiva a que otros Ministros se involucren. ¿Cómo es posible que el Presidente no pueda ordenar la mesa y deba navegar en un mar de incertidumbre?

En tercer lugar, está el hecho de que los presidenciables también requieren certezas y equipos. A la fecha han levantado el dedo de manera tímida para decir “soy candidato”. Seguir en el marasmo de la indefinición, cuando deben remontar muchos puntos, sólo los debilita. Deben trabajar por su opción de manera tranquila, sin miedos ni culpas. Para acortar distancia hay que apurar el paso. Competir con freno, no tiene sentido.

Finalmente, en cuarto lugar, surge la posibilidad de participar de la campaña municipal como pre candidato. De lo contrario, habrá que mirarla desde la ventana de la oficina ministerial y ponerse un “parche en la boca”. Cómo un presidenciable se va perder esta oportunidad de recorrer Chile haciendo campaña. Salir del gabinete después de las municipales es un error político de proporciones.

Y dadas las circunstancias por las cuáles deben comenzar a competir hoy de manera transparente,  ¿por qué, no lo hacen?

En primer lugar, surge el hecho evidente de que hay dudas. Ellas tienen que ver con la manera de relacionarse con el gobierno, con el mecanismo para elegir al abanderado, con los contenidos programáticos, con los equipos a diseñar, con las posibilidades reales de ganarle a Bachelet –o a la oposición- y con los tiempos del cronograma  presidencial.

En segundo lugar, están las sensibilidades, lealtades y compromisos para no debilitar al gobierno. Como candidatos deben definir la distancia que tendrán con el ejecutivo y su obra. Sin embargo, deben entender que la competencia presidencial al interior del gobierno genera más daños que si se diera desde afuera.  

En tercer lugar, surge la política del espejo; es decir, moverse en función del otro. Hay dos posibilidades; que se haga una salida programa y consensuada de los presidenciables o que uno de ellos use el “factor sorpresa”.

En el primer caso, hay dos alternativas; que se vayan “los tres” o “solo dos”. El escenario de los tres fuera del gabinete no es prudente para la Udi ya que la competencia entre Longueira y Golborne sólo generara tensiones y debilitara a ambos. Surge, por tanto, la posibilidad de que salgan del gabinete dos presidenciables –Allamand y Golborne o Longueira-. Esta fórmula también pasa por una definición del gremialismo.

Y finalmente, puede surgir el “factor sorpresa”. En este escenario uno debe salir y comenzar su carrera presidencial sin avisarle a nadie. De un día para otro el panorama cambiaria de manera radical. Al mismo tiempo, las tensiones aumentarían fuertemente.

En cuarto lugar surge el inmovilismo del gremialismo por la tensión que genera la competencia latente entre Golborne y Longueira. La directiva juega con el tiempo político y define como fecha tope Enero del próximo año.  Al mismo tiempo, este inmovilismo presiona a Rn y su abanderado de que no den ningún paso en falso que pueda dañar las confianzas. La advertencia ya la hicieron. Golborne es un problema hoy para la Udi; no es tema de Rn.

Ha llegado el momento de pasar de la competencia latente a la manifiesta. Ha llegado el momento de las definiciones y las decisiones políticas. El tiempo se agota; quedan 18 meses para las presidenciales, 12 meses para iniciar formalmente e intensamente la campaña –con competidores concretos- y cinco meses para las municipales.

La indefinición los ha llevado a poner en marcha una operación política que busca no sólo  desestabilizar a Bachelet, sino también ganar tiempo para esperar el devenir de los acontecimientos sin atreverse a torcer la historia. Todo, finalmente, termina formando parte de la política defensiva y confusa en la que cayó la derecha desde el primer día de su tan esperado gobierno.

jueves, 24 de mayo de 2012

Golborne de Atacama al Chacao


Mayo-2012
Es un hecho conocido y una afirmación común que Golborne se posiciono como presidenciable por efecto de su rol en el rescate de los Minero en Octubre del 2010. En tres meses pasó de ser el Ministro menos conocido a uno de los más populares y a ser el mejor evaluado del gabinete. Ese fue el primer momento. Lo interesante es que a lo largo de un año y medio no sólo ha logrado mantener esa posición, sino también a consolidado su opción presidencial. En ese lapso ha logrado seducir a la Opinión Pública y a sus pares del gabinete y a sus apoyos en la alianza.

No hay duda, es un buen candidato electoral. Sin embargo, es un mal candidato en términos políticos. En efecto, donde mejor rinde es en el terreno de las encuestas. No sólo tiene buenas cifras en las “preguntas indirectas” como popularidad y gestión ministerial, sino también en “preguntas directas” de intensión de voto. Mientras en las primeras no saca significativas ventajas en relación a otros presidenciables –y otros Ministros-, si lo hace cuando mide su fuerza electoral con las figuras de la oposición. Si bien pierde frente a Bachelet –en todas las mediciones-; es, el que lo hace con menos diferencia que cuando la ex mandataria se mide con otras figuras del oficialismo.

No obstante, en el terreno político manifiesta sus debilidades y desventajas. No sólo carece de apoyos políticos –no tiene partido ni tradición- , sino también de experiencia y olfato político. No tiene tonelaje político, prestigio ni legitimidad frente a sus pares.

Sin embargo, su posicionamiento en las encuestas y la seducción que genera en el oficialismo se debe a que también tiene cualidades y fortalezas. ¿Cuáles?

Las ventajas de Golborne han permitido no sólo su gran rendimiento en las encuestas, sino también que se haya consolidado como presidenciable frente a la Opinión Pública y al oficialismo. Podemos identificar seis.

1. Qué tipo más simpático. La simpatía es uno de los rasgos que se le reconoce al Ministro. En esa dirección, se ha escuchado a muchos identificar su ascenso en las encuestas con lo ocurrido con Bachelet. Sin embargo, esas opiniones han olvidado que la ex mandataria tenía una larga carrera y experiencia política. Es un tipo empático que tiene “ángel”; al punto que ha sido comparado con un bailarín que seducía por su estampa. Los que han estado con él, en terreno, han comentado que tiene gran llegada con la gente. Por algo ha sido invitado a un “puerta a puerta” y sus fotos comienzan a recorrer Chile.

2. Es un tipo emotivo y cercano. Vinculado con lo anterior está el hecho de que es un tipo emotivo y cercano. Se contacta con la gente de manera más emocional que racional. Habla más con el corazón que con la razón. Es, lo contrario a lo que es hoy Piñera. Y al mismo tiempo más cercano a lo que es Bachelet. Por lo menos, es lo que manifiesta en su contacto cara a cara con la gente en sus salidas a terreno y de modo mediático donde se ve un tipo afable, accesible y cercano que canta y toca la guitarra.

3. En una sociedad aspiracional y del “pituto” es muy valorado ser producto de la meritocracia, de la educación pública y del ascenso social. En su biografía ya es parte del escenario que es un hijo de un ferretero, que vivió en Maipú y estudio en el Instituto Nacional. Una vida de esfuerzo y merito que lo ubico en las más altas posiciones de la empresa y  el managment. Y hoy a un alto nivel político con potencialidades presidenciales.

4. En un contexto de “crisis de la política” es visto con buenos ojos no estar contaminado por las dinámicas tradicionales del poder. En ese sentido es un tipo independiente que no ha participado ni participa de la política contingente. No se ha contaminado con la coyuntura política. Una ventaja de corto plazo que lo debilita en el largo plazo. De hecho, es un Ministro que no habla ni se mete en política. ¿Cuándo saldrá al pizarrón?

5. Liderazgo gerencial. Su trayectoria profesional ha estado ligada a la empresa. Ese ha sido su ámbito de ascenso. Lo ha realizado bien; no hay duda. Ese hecho, le da ventajas en el plano del liderazgo de equipos gerenciales. Es un tipo que es eficiente y exitoso para armar y liderar equipos. Por tanto, podría armar y liderar equipos de gobierno. Otra ventaja de corto plazo. En política, ya sabe el oficialismo que se necesitan otras habilidades y que la Nueva Forma de Gobernar fue enterrada por los mismos que la vieron nacer. Este hecho, también puede convertirse en una debilidad dada las condiciones de la actual coyuntura.

6. El gran plus y aliado del Ministro son las encuestas. En efecto, este es su mejor carta de presentación. Las preguntas de intensión de voto lo ubican y consolidan en una posición expectante. Sus competidores internos deben mejor en este ítem.

¿Qué debilita todas estas bondades?  Su única y gran desventaja es la carencia de política. En este escenario su opción sólo puede debilitarse. No tiene experiencia ni olfato político. No tiene apoyos políticos –por ejemplo, para una primaria o primera vuelta-. Tampoco tiene prestigio ni legitimidad política.

Del mismo modo, su opinión y diagnósticos políticos no tienen peso frente a lo que puede hacer o plantear un Longuiera, un Allamand, un Larraín, un Novoa o un Piñera, etc. Tampoco podría tenerlo frente a la oposición –a un Zaldívar, un Escalona, un Girardi, un Pizarro, un Frei, etc-. En el plano corporativo tampoco podría tener mejor suerte frente al movimiento estudiantil, al mundo del trabajo o a la defensa ambiental. Y en el plano internacional ¿quién es Golborne?

Y en ese cuadro ¿cómo podría liderar un gobierno? Formar y liderar equipos gerenciales no es lo mismo que armar y liderar equipos políticos. Eso ya lo sabe el oficialismo. Un líder gerencial no es lo mismo que un líder político; como tampoco un hombre de empresa que un hombre de Estado. Un líder político no se improvisa ni se crea por la “simpatía ni la buena onda”.

Finalmente, su experiencia en el mundo de la empresa termina convirtiéndose en una debilidad para la política. En efecto, las lógicas de la decisión y de la resolución de conflictos son diametralmente opuestos.  El oficialismo también sabe que la fórmula de la empresa en el Estado y en el escenario de la negociación de la política ha fracasado.

Todos estos aspectos políticos que lo debilitan se articulan y confluyen a que el presidenciable no participe de la contingencia. De hecho, no habla ni se mete en política ni en sus debates. Obvio, es un Ministro dirán algunos. Lo que más se le ha escuchado es opinar sobre el tema presidencial sin entrar en cuestiones de fondo.

Ha llegado la hora de que hable como político y presidenciable. No puede ser y no es digno afirmar que espera para Chile que “todos sean felices”. Ya sabemos lo que es un Allamand y un Longueira. Para Chile y para el oficialismo ha llegado el momento de sacar a Golborne al pizarrón de la política. Mientras no lo haga su posicionamiento tendera a consolidarse. Cuando lo haga, su destino será la derrota. Quizás, ese momento ya sea tarde para la derecha. En rigor, ya es tarde. 

jueves, 17 de mayo de 2012

El 21 de Mayo y la Política del vacío

Mayo-2012
Se viene el 21 de mayo y surge la inflación de las expectativas. La tradición muestra que estos discursos –aplaudidos por unos y vilipendiados por otros- son una hoja de ruta que define los rumbos sociales y políticos que va asumir la gestión de un gobierno. Las principales características de cada uno de ellos va depender del momento en que se pronuncie. Mientras en el primero de la gestión se definen los objetivos del nuevo gobierno; en el último, se evalúan esos objetivos y las reformulaciones que hubo que hacer en el camino.

El discurso que va pronunciar Piñera este 21 de Mayo es el tercero de los cuatro que debe realizar. Los antecedentes indican que en esta ocasión se tratara de un discurso que pondrá atención en lo que se ha hecho –en “los logros”- y en lo que se va hacer en estos últimos meses. El enfoque será la agenda social y los albores de la oferta populista que tendrá por objetivo generar las condiciones para la continuidad de la derecha en el gobierno.


Desde el punto de vista político no habrá novedad ni sorpresas. No puede haberla simplemente porque el gobierno no tiene proyecto político ni voluntad de avanzar en reformas políticas de alto impacto.

En efecto, el gobierno no tiene programa político propio y en su lógica la política se subordina a la economía. En esa dirección, la política debe estar al servicio del crecimiento y el desarrollo y generar las condiciones institucionales y sociales para crecer de manera ilimitada. De ese modo, la política no debe interferir ni limitar los negocios. Incluso –sobre todo, en los sectores más puristas- las decisiones deben ser técnicas y sin interferencia de mayorías inestables ni del reclamo de la calle. Hemos asistido en el “primer tiempo del gobierno” al derrumbe de este modelo. El vacío de su política ha terminado siendo su peor enemigo. Los expertos sin política debieron partir.

El programa político del gobierno se explica por dos circunstancias. En primer lugar, se construye sobre la base de ideas ajenas; y en segundo, sobre un diagnostico de lo que el país necesita desde el punto de vista político.

El diagnóstico. Hay tres referencias en las que podemos identificar el diagnóstico que el gobierno hace sobre nuestra democracia y sus instituciones; el Programa de Gobierno y los dos primeros discursos del 21 de Mayo. El elemento común es que “nuestra democracia debe ser perfeccionada y fortalecida”.

En el Programa se lee que “nuestro compromiso es continuar mejorando nuestra democracia, aumentando la participación… y perfeccionando nuestras instituciones… En los últimos años… los partidos políticos y el propio Congreso han sufrido una enorme pérdida de prestigio… Las causas de este fenómeno radican en la carencia de reformas que faciliten la participación, la transparencia y la confianza en nuestras instituciones democráticas… Nuestro compromiso es con una democracia moderna, vital y participativa…  No podemos permitir que la calidad de nuestra vida democrática siga deteriorándose… una democracia joven como la nuestra debe buscar constantemente su fortalecimiento a través de la gestación de nuevos espacios de participación”.

En los dos primeros discursos del 21 de Mayo vemos un diagnóstico similar. Sin embargo, en esta ocasión hay una visión más pesimista al agregar que nuestra democracia “está enferma… -ya que-…está perdiendo fuerza y vigor y sufre los embates de enfermedades que la debilitan”.

En esa perspectiva la debilidad de nuestra democracia se expresa en tres rasgos: a) Una “ciudadanía cada día más distante de la política”, b) Un “envejecimiento progresivo de nuestro padrón electoral”  y c) Una “muy mala evaluación de nuestras instituciones políticas, especialmente el Congreso y los partidos políticos”.

Sobre este diagnóstico, el programa político se orienta al “perfeccionamiento de nuestra democracia… debemos construir una democracia más vital, cercana, transparente y participativa”.

Las respuestas convertidas en proyecto político. Las propuestas que tiene para resolver esta debilidad democrática –que se desprenden del Programas y de los discursos anteriores- se expresa en 8 medidas.

1. La primera medida se orienta a “rejuvenecer nuestra democracia y ampliar la participación ciudadana” por medio de la Inscripción automática y Voto voluntario. Si bien es una propuesta que ingresa al Parlamento hace varios años, fue en este gobierno que se logro su aprobación. Compromiso cumplido.

2. El Voto de los chilenos que residen en el extranjero ha sido una materia que ha generado tensión entre los bloques políticos que han determinado, finalmente, en su estancamiento. También se trata de un proyecto anterior a  este gobierno. A la fecha no hay avance. Se espera que en este discurso haya alguna referencia. Compromiso NO cumplido.

3. Fortalecimiento de “la democracia regional y comunal haciendo más directa y participativa la elección de sus autoridades”. La referencia principal se vincula con la elección directa y popular de los Consejeros Regionales.  El proyecto duerme en el Parlamento. Compromiso NO cumplido.

4. Cambio de fecha de las elecciones presidenciales; se “adelanta la fecha de la primera vuelta para el tercer domingo de noviembre y, la segunda, cuatro domingos después”. Este proyecto también se orienta a mejorar la participación. Compromiso cumplido.

5. Reforma a la Ley de Partidos Políticos orientada a que sean a) “más transparentes, democráticos y abiertos a la ciudadanía y b) establecer primarias voluntarias, vinculantes, simultáneas y organizadas por el Estado, para elegir a los candidatos a cargos de elección popular”. El Proyecto de Primarias esta cerca de convertirse en Ley. Como todavía no es una Ley de la República debemos decir que es un compromiso NO cumplido.

6. Creación de la iniciativa popular de ley”. Dicha medida, “permite que con las firmas del 0,1% de los electores, los ciudadanos puedan presentar proyectos de ley al Congreso Nacional, que no sean de iniciativa exclusiva del Ejecutivo”. Compromiso NO cumplido.

7. “Simplificaremos los plebiscitos comunales para facilitar la participación de los vecinos”. En esta iniciativa tampoco hay avances. Compromiso NO cumplido.

8. Perfeccionaremos los proyectos de ley sobre declaración de intereses y patrimonio de autoridades (proyecto de probidad). Se instituye la figura del “Fideicomiso Ciego, a fin de impulsar la transparencia”.  Ya ha sido aprobado por los Diputados. Todavía no es Ley; por lo que se trata de un compromiso NO cumplido.

A estas medidas concretas debemos agregar en un plano más general la Modernización del Estado y la Descentralización administrativa-financiera. Sin embargo, ambas son más administrativas que políticas. La primera tiene como idea central hacer un Estado más eficiente, transparente y amigable. Las acciones se orientan, principalmente, a trasladar los principios de gestión  empresarial al Estado. La idea general de la descentralización administrativa se relaciona con los recursos que se manejan y distribuyen a ese nivel.

Avances del programa político. En términos de modernización y descentralización no hay avances sustantivos. En relación a las ocho medidas podemos constatar que solo dos de ellas se han cumplido –lo que equivale al 25%-. El resto se encuentra en trámite legislativo sin las urgencias necesarias para avanzar con rapidez.

Se observa, por tanto, que el programa político del gobierno es ajeno y de bajo impacto; ajeno porque en su mayoría son propuestas planteadas por la Concertación. Y de bajo impacto porque no avanzan en la profundización democrática del país ni resuelven la crisis de “legitimidad ni de representación”.

De hecho, el énfasis ha sido puesto en la participación. Sin embargo, se ha optado por la cantidad y no en la calidad. La cantidad se vincula con la Inscripción automática y voto voluntario, el cambio de la fecha de la elección presidencial, el voto de los chilenos en el exterior y las primarias. Con la calidad de la participación podemos ubicar a la iniciativa popular de ley, los plebiscitos comunales y la elección de los Cores. En definitiva, el gobierno ha tratado de “revitalizar” la democracia chilena por medio de la participación centrada en la cantidad.

¿Cómo se va resolver la crisis de legitimidad y representación? Para ello, hay que avanzar en reformas políticas duras de alto impacto. En esa dirección encontramos –a lo menos- la Reforma Constitucional que garantice mínimos de bienestar, que termine con el rol subsidiario del Estado y recupere riquezas básicas; la reforma al binominal que termine con el empate ficticio; la elección de los Intendentes y descentralización financiera para avanzar hacia una real descentralización política; el limite a la reelección de los parlamentarios que ponga fin a las oligarquías políticas, limitar el presidencialismo para entregar poder al parlamento y mecanismos para fortalecer la sociedad civil.

Todas reformas, sin duda, que serán parte del debate de la próxima campaña presidencial. Por ahora, el gobierno ya agoto su oferta política. Nada más queda por hacer. Nada más debemos esperar.

jueves, 10 de mayo de 2012

La Derecha y el Binominal


Mayo-2012
El debate por el cambio del binominal ha entrado en un estado de latencia. En efecto, la intensidad la observamos durante los últimos meses del año pasado y en Enero del presente. Durante esa fase no sólo asistimos a la presentación de una propuesta de la Concertación, sino también al acuerdo de los parlamentarios de Rn y al pacto por reformas políticas entre ese partido y la Dc.

En ese escenario se consolidaba un amplio acuerdo para modificar el binominal y avanzar hacia un sistema electoral proporcional corregido. Sin embargo, faltaban dos invitados a la mesa; la Udi, que se opone al cambio; y el Gobierno, que ante la presión del gremialismo y a la tensión que ese debate genera en su interior termina privilegiando su agenda social, la Reforma Tributaria y las Reformas políticas de bajo impacto. El impulso se detuvo.

¿Por qué se estanco el debate? Hay tres posibles respuestas. La primera se vincula con que las coyunturas políticas se suceden con tanta rapidez que los temas, los debates y los conflictos políticos van perdiendo actualidad en lapsos de días y –a lo más- semanas. En segundo lugar, encontramos la voluntad política. En efecto, hemos presenciado en varias oportunidades que cuando hay voluntad por parte de los que toman decisiones a nivel parlamentario y/o ejecutivo las cosas –proyectos u otras iniciativas- avanzan con rapidez. Sabemos que la legislatura express es exitosa. Finalmente, en tercer lugar, están los cálculos -muy asociados a la voluntad- que cada sector hace para apoyar o no, avanzar o frenar los proyectos en discusión ya sean reales o potenciales.

De ese modo, vemos como la sucesión de coyunturas, la voluntad de los actores y el cálculo que hacen las fuerzas políticas son los elementos que explican el estado actual de latencia en el que se encuentra el debate por cambiar el binominal.

¿A quién le conviene esta postergación temporal y de coyuntura?  Obvio, a los que se oponen a una de las Reformas Políticas más relevantes del post-pinochetismo. Si bien, tanto la Concertación como la Alianza se han beneficiado en una u otra elección con la “lógica excluyente del binominal” no todos los partidos del duopolio están por mantener la fórmula del empate en la que una fuerza con el 33,4% de los votos puede lograr la mitad del parlamento.

Hoy es la Udi, el único partido político que esta por mantener el “mayoritario binominal”. La razón que dan, es que es el mejor sistema para la gobernabilidad y la estabilidad política, económica y social de Chile. Se ha pensado por mucho tiempo que ha sido el partido que más se ha beneficiado con el sistema electoral; y que dicha situación explicaría su porfía política para avanzar hacia un cambio. Los datos muestran lo contrario.

Sin embargo, es la derecha en su conjunto la que más se ha beneficiado electoral y políticamente con el binominal. Las cifras muestran que mientras la Udi se mantuvo en una posición de minoría frente a Rn sus beneficios electorales fueron nulos. Al contrario, cuando logran desde el 2001 comenzar una fase de expansión significativa comenzaron a palpar los privilegios que el sistema genera. Veamos las cifras.

Hay varias fórmulas para hacer el análisis empírico. En esta ocasión se usa el cálculo a nivel nacional que traduce el porcentaje de votos en escaños según un sistema proporcional sin corrección. En esa dirección, observamos que el “duopolio binominal” obtiene a nivel de pacto en las seis elecciones desde el ’89 un subsidio político-electoral de 64 diputados y de 12 senadores. De ese total, la derecha se queda con 33 diputados y 10 senadores. En ambos casos los mayores beneficios son para la Alianza; mientras en los diputados tiene una leve ventaja, en el Senado sus beneficios son arrolladores en relación a lo que gana la Concertación.

Al analizar lo que ocurre al interior de cada partido –considerados individualmente- se observan las mayores distorsiones del sistema; al punto, que el subsidio aumenta en varios escaños. Según esta modalidad de análisis vemos que Rn ha sido el partido más beneficiado de la derecha.

En términos globales de los 33 diputados subsidiados se sube a 40 cuando analizamos cada partido de manera individual. La explicación se encuentra en que los votos para ser electo no se cuentan de manera proporcional; por lo que van quedando residuos que en rigor no se usan para definir el representante electo. En esa dirección, vemos que de ese subsidio total para el período la Udi se queda con 17, Rn con 20 y los independientes con tres.

Hay dos fases muy claras. La primera cubre las tres primeras elecciones (´89, ´93 y ´97) y la segunda las últimas tres (´01, ´05, ´09). Mientras en la primera fue la Udi el partido minoritario; en la segunda ese lugar lo pasa a ocupar Rn. De hecho, en esas tres primeras elecciones el gremialismo no tuvo subsidio. Si, parece increíble. De hecho, el subsidio del período Rn lo cosecho en un 99%  en esas tres primeras elecciones.

En el ’89 obtiene el 12,82% de los votos y una representación de 11 diputados. Con esa cifra los escaños que debió tener son 12. Hay por tanto, una pérdida de un representante. Las dos siguientes elecciones manifiesta un equilibrio entre lo que debió tener y lo que obtuvo. En el ’93 logró el 12,11% de los votos y 15 diputados. En el ’97 con el 14,45% de los votos sube a 17 diputados. En ambos casos coinciden sus votos con sus escaños.

Al contrario, los beneficios iniciales de Rn fueron arrolladores. En el ’89 con el 18,28% de los votos logra 29 diputados. Con esa cifra debió obtener 22 asientos; se lleva, por tanto, un regalo “político-electoral” de siete. En el ’93 con el 16,31% mantiene sus 29 escaños y logra un subsidio de nueve. Finalmente en el ’97 con el 16,77% de los votos baja a 23 diputados y obtiene un subsidio de tres representantes. En ese mismo período los independientes logran un subsidio de dos diputados.

Este hecho explica el interés que tuvo la Udi por cambiar el binominal a principios del dos mil. Sin embargo, las cosas cambian en las tres últimas elecciones. En este período, mientras la Udi obtiene sus 17 asientos subsidiados; Rn sólo logra un escaño de regalo. Igual cifra para los independientes. Hoy, al interior del pacto se han generado las condiciones para que sea Rn el partido que ahora está interesado en cambiar el binominal.

En efecto, mientras no hubo beneficio en subsidio electoral y el partido estaba estancado en términos de votos se abrían a la posibilidad de modificar la regla “mayoritaria binominal”. Es lo que hizo la Udi en un primer momento. Cuando esas condiciones cambiaron se cerraron a esa posibilidad. Llego el turno de Rn. Ahora, que el binominal no les genera ningún beneficio electoral –por lo menos a nivel de los diputados- están abiertos a su cambio.

Entonces, para la derecha ¿cambiar el binominal es una cuestión de convicción democrática o un mero cálculo político-electoral? Las cifras responden por si mismas.

La convicción democrática entiende que un voto tiene el mismo peso político para todos y cada uno de los ciudadanos. El modelo que mejor asegura ese principio es el sistema proporcional. Los datos empíricos muestran que el binominal a la chilena genera todo tipo de distorsiones que terminan torciendo la voluntad del Soberano. ¿Es posible que en nombre de la gobernabilidad se vulnere la igualdad del voto, los deseos y las demandas de los ciudadanos?

No olvidemos que la gobernabilidad connota y no denota. En efecto, cuando hablan de gobernabilidad están apelando a la estabilidad del orden de dominación imperante y los consensos artificiales que el binominal genera.

Hoy los votos en el parlamento para modificar el binominal están –suponiendo que Rn se suma al cambio-. Lo que falta es el proyecto y la voluntad del ejecutivo. Los tiempos políticos y las urgencias de la coyuntura generan las condiciones para que en las parlamentarias del próximo año se realicen nuevamente bajo la “lógica binominal”. Y ello, aunque los partidos de la Concertación ingresen al parlamento el anunciado proyecto.

jueves, 3 de mayo de 2012

Pacto para los nuevos tiempos


La lucha política al interior de la Concertación ha sido intensa en el último mes. Las primarias y sus efectos sobre el Ps, el pacto para concejales entre el PPD, los radicales y los comunistas y los movimientos presidenciales del sector son los hechos que en 30 días pusieron y tienen en jaque a una de las fuerzas políticas y sociales más relevantes de la historia política de Chile que gobernó durante 20 años con cuatro presidentes.

La lista unitaria para elegir Concejales y el tema presidencial son los hechos de mayor impacto para el conglomerado a corto, mediano y largo plazo. A corto plazo se encuentran la consolidación del quiebre interno de la Concertación y la posibilidad –cierta y concreta- de transformar un acuerdo electoral en un pacto político. A mediano plazo, está el tema presidencial y las posibilidades de generar unidad o fragmentación opositora. Y en el largo plazo, surge el quiebre político y definitivo de la Concertación y la reformulación de la política de alianzas en el país.

A los pocos días de terminadas las primarias para elegir Alcaldes y de producirse la crisis en el Ps, estalla un nuevo conflicto al interior de la Concertación que amenaza su continuidad y  unidad político-electoral. Curiosamente, los mismos que celebraban el pacto por omisión con el Pc y el éxito de las primarias, comenzaron en la nueva coyuntura a enfrentarse en disputas verbales y políticas que han debilitando no sólo su rol opositor, sino también sus proyecciones presidenciales. Y ello, sólo con cuatro días de diferencia.

Primer acto. Los comunistas y dos partidos históricos de la Concertación –PPD y radicales- acuerdan competir en las próximas municipales en el plano de los Concejales no sólo de manera unitaria, sino también al margen de la hegemonía Ps-Dc. Se prenden las alarmas y el miedo comienza a recorrer el cuerpo de los partidos “eje”.

Para el Ps, el miedo emerge no sólo por ver –potencialmente- perjudicado su rendimiento electoral en ese plano, sino también por ver como el “Factor Bachelet” se debilitaba. A su vez, en la Dc no sólo surge el fantasma de la pérdida electoral, sino también se ve enfrentada a un potencial aislamiento político y presidencial. De hecho, en función de lo ocurrido en las municipales del 2008 podría generarse un equilibrio de fuerzas entre ambos sub pactos. No olvidemos, que en esas elecciones los radicales y el PPD ya fueron en una lista al margen del eje Ps-Dc.

Segundo acto. Ante este escenario surgen reacciones iniciales adjetivadas como “histéricas” que oscilan entre romper el “pacto por omisión” con el Pc y dar por muerto al conglomerado –principalmente, desde la Dc-. Han pasado los días y la racionalidad política comienza a instalarse. En el marco del binominal y de construir “una nueva mayoría para gobernar” no es recomendable en términos políticos romper un pacto histórico, perder la posibilidad de ganar las municipales en Alcaldes y Concejales y echar al tarro de la basura la posibilidad real de volver a La Moneda en menos de dos años.

Tercer acto. Los miedos instalados en los autodenominados partidos ejes –Ps y Dc- los conduce a una política defensiva que busca fortalecer sus posiciones individuales y colectivas. En esa dirección firman un acuerdo político y electoral para llevar lista común para las parlamentarias y candidatura presidencial única surgida de un proceso democrático. Este hecho, ha generado bastante confusión en torno al apoyo “implícito” que la Dc le estaría otorgando a Bachelet. Jugada maestra de experimentados políticos.

Cuarto acto. Ha pasado un mes y todo sigue “casi igual”. La tesis del triunvirato se ha consolidado y los miedos del eje comienzan a despejarse. Sin embargo, el pacto PPD-PRSD-PC avanza hacia un pacto político. De hecho, en estos momentos no sólo se habla de pacto electoral, sino también de acuerdo programático con el Pc y otras fuerzas de izquierda y de que los comunistas puedan integrar algún gabinete en un futuro gobierno de Bachelet. Este último hecho, no ha generado reacciones destempladas en la Dc.

Pero, ¿qué explica esta coyuntura?  En primer término hay que remitirse al diagnóstico que hace el PPD y los radicales. Desde hace mucho tiempo –sobre todo desde la derrota presidencial- estos partidos vienen planteando que la Concertación ha sido superada y que debe reformular su política de alianzas. No sólo se trata de responder a las demandas del nuevo Chile, sino también a la necesidad política y electoral de construir una “nueva mayoría” para gobernar.

De este contexto, el pacto PPD-PRSD-PC es el germen –sin duda- de una nueva política de alianzas. Ante este hecho, mientras por un lado el Ps afirma –con soberbia y narcisismo- que sin ellos es imposible una alianza de izquierda; la Dc plantea que sin ellos no hay vocación de gobierno.

¿Por qué tanta alarma y tensión?  Las alarmas se encienden ante un hecho político de alto impacto y que –sin duda- va generar las condiciones para una nueva realidad política. La Concertación –que conocimos hasta hoy- entra a una fase de reformulaciones trascendentes.

No deja de ser curioso, por tanto, observar tanta “histeria” y miedo si se trata no sólo de una tesis que se viene planteando y escuchando desde los primeros momentos de la derrota presidencial –por cada uno de los partidos del conglomerado-, sino también de que los acercamientos y acuerdos con el Pc tienen una larga historia. Incluso, el sub pacto entre el PPD y los radicales en el plano de los concejales ya se manifestó en las municipales pasadas.

Las alarmas más intensas vienen de la Dc. La explicación se encuentra en su potencial aislamiento. Se vería en una posición intermedia –centro político- entre un Frente de Izquierda y la derecha. De hecho, desde el propio partido surgen voces de que no sería positivo reeditar “los tres tercios”. ¿Qué puede hacer la Dc en ese escenario?  Lo que no puede hacer desde el punto de vista moral y político –a lo menos, a corto plazo- es ir a tocarle la puerta a Rn y a la Udi para formar con ellos un nuevo pacto. Por ello, un Frente de Izquierda con potencial electoral y capacidad de gobierno a corto plazo –con Bachelet- genera condiciones para una Dc debilitada a nivel político y presidencial. No olvidemos que la izquierda –o el progresismo- también se debilita; por lo menos, en términos electorales a nivel municipal, parlamentario y presidencial.

Sin embargo, ese Frente de Izquierda hoy es inexistente. El pacto PPD, PC y PRSD está lejos de aquello. PPD y radicales siguen formando parte de la Concertación; y el Pc, sigue siendo invitado de honor.

Ha llegado la hora –para la oposición en su conjunto- de darle forma y contenido a lo que todos plantearon hace dos años; es decir, programa y candidatura presidencial unitaria. Ha llegado la hora de las definiciones. La triada ha puesta en la mesa un debate político impostergable. En este contexto, los “cuatro jinetes de la Concertación” junto a otras fuerzas políticas y sociales deben buscar fórmulas para construir una “nueva mayoría política” que dé respuesta a las demandas que emergen en el Chile post Concertación.