martes, 19 de junio de 2012

Bachelet, la DC y el Nuevo Relato


Junio-2012
Desde la derrota política y electoral de la Concertación en las últimas presidenciales las condiciones para el término de la alianza de centro-izquierda aumentaron de manera considerable; no sólo se trataba de un proceso de fragmentación, de crisis de liderazgos, de agotamiento, expectativas y de proyectos, sino también de una baja electoral muy significativa.

Sin embargo, lentamente se fue produciendo un ordenamiento que la ha mantenido en una “frágil unidad”; a pesar, de muchos –desde su interior y exterior- que anuncian su muerte a cada amanecer. Hay dos hechos que generan las condiciones para frenar la “crisis terminal”: la posibilidad cada vez más real de volver a La Moneda y la lógica binominal que los obliga a mantener mínimos niveles de unidad.

Dadas las condiciones de la coyuntura actual un futuro gobierno de la Concertación es imposible y potencialmente caótico si por un lado sigue quebrada en su interior en términos políticos, y por otro no hay acuerdo con las otras oposiciones –la política y la social-.

¿Cómo ordenar estas tensiones, avanzar hacia la unidad opositora y hacia La Moneda? Evidentemente, tomando decisiones, “sincerando posiciones” y disposiciones.

La carta de Bachelet a la Junta de la Dc no sólo es el hecho político más importante del evento partidario de la Falange, sino también el hecho político más relevante del último tiempo. ¿Porqué?

En primer lugar, la misiva Bachelet hay que leerla en clave presidencial. En esa dirección la ex mandataria dice –en un nivel de connotación- que a) va ser candidata, b) que el eje de gobierno será la igualdad y c) que la Dc es y debe ser parte de ese proyecto.

En segundo lugar, este hecho político va terminar ordenando el panorama político para el gobierno y  la oposición. Por el lado del gobierno y del oficialismo este hecho genera condiciones para apurar su agenda presidencial –mecanismo, programa y “distancia amigable” con el ejecutivo”- y para la Concertación en particular y oposiciones en general se producirá un ordenamiento político y programático.

La carta de Bachelet es la hoja de ruta que viene a ordenar y a definir el futuro político de la alianza de centro-izquierda. Este es, el hecho político que refunda la Concertación desde el punto de vista del pacto político, electoral  y programático. La carta, por tanto, se convierte en la base de un nuevo relato. En todo caso, esto recién empieza y sólo el tiempo dará su veredicto.

¿Las bases del nuevo relato? El eje programático de la potencial segunda administración Bachelet tiene como elemento articulador la igualdad y el fortalecimiento de un Estado Protector que asegure la protección social de cada habitante de Chile.

La carta comienza con un diagnóstico. En ella se lee que “las manifestaciones, el descontento y la creciente demanda ciudadana, son la expresión de justos reclamos por más equidad, democracia y ciudadanía”.

La incertidumbre que esta situación genera debe ser resuelta por medio de la igualdad social, económica y política. A su vez, la base del relato igualitario se sustenta en la demanda ciudadana y se funda en un “Estado Protector”.

La igualdad económica se funda en una “verdadera reforma tributaria para así ampliar las oportunidades de todos… y consolidar un sistema de protección social que responda a las necesidades de nuestra gente”. Esta Reforma “deberá contribuir a fortalecer la educación pública en todos sus niveles, aumentar la inversión en salud y mejorar las condiciones del empleo especialmente para mujeres y jóvenes”.

La igualdad Política. Los cambios políticos requieren “máxima urgencia”. De ese modo, se buscar responder a la actual crisis de “legitimidad y representatividad”. La agenda política que funda el nuevo relato es el cambio del binominal, una ley de partidos políticos, el voto de los chilenos en el exterior, la elección democrática de los gobierno regionales, la ley de primarias, la promoción de nuevos liderazgos y la ley de cuotas.

La igualdad social se refiere básicamente a generar las condiciones para una sociedad tolerante, dialogante e inclusiva. De hecho, hay que avanzar en el plano social hacia la igualdad de género y generacional.

En base a estos ejes del nuevo relato se invita a la DC a participar de este esfuerzo progresista. Para esto, Bachelet los interpela de dos maneras. Como amigos y como progresistas y humanistas. En efecto, al empezar la misiva afirma que a la DC “me unen fuertes lazos de amistad, de trabajo conjunto, de esperanzas, sueños compartidos y de tareas realizadas…y que aún desde la distancia por mi trabajo en ONU Mujer, se mantienen vigentes y fortalecidos”. Y al finalizar la carta, afirma que la DC “ha sido una fuerza política fundamental para la representación amplia de un mundo progresista, abierto, tolerante y comprometido con los valores del humanismo”. La invitación está hecha.

En esa dirección resulta interesante constatar el punto cuatro del voto político de la última Junta Nacional. Se afirma que “el PDC para el próximo tiempo está marcada por una agenda social contra la desigualdad y el abuso, un nuevo pacto fiscal y un nuevo pacto constitucional. Estamos respondiendo a la interpelación de que hemos sido objeto por la sociedad chilena en el último tiempo. Debemos transformar las estructuras injustas que aún subsisten en nuestro país, en el ámbito económico, social y político”.

La carta de Bachelet es, sin duda, una hoja de ruta que tiene como misión no sólo ordenar política y programáticamente a la oposición –principalmente, a la Concertación-, sino también sentar las bases de un nuevo proyecto país. No obstante, las ideas fuerza deben materializarse con proyectos y acciones concretas que hagan posible y motiven el desplieguen de las voluntades. Por ello, es clave el “sincerar posiciones” y disposiciones.

Una pregunta final, ¿qué rol juega Escalona en este nuevo relato? Para responder esa pregunta, lo primero a constar es la transición que el Senador ha tenido desde que dejo la dirección –formal- del partido hasta su llegada a la presidencia del Senado. En ese lapso paso de ser un hombre de partido a un hombre de Estado. Y como tal, ha generado las condiciones para convertirse en un hombre de gobierno. De hecho, al seguir sus escritos del último año la sintonía con la ex mandataria es muy fina y profunda.

Mientras tanto, el oficialismo en este segundo tiempo ha recibido un gol de contragolpe. Un golazo. Nuevamente, la pelota está en la mitad de la cancha. 

jueves, 14 de junio de 2012

Chao Binominal 20.0


Junio-2012
El binominal vuelve a instalarse en el centro del debate. A principios de Mayo el Diputado Burgos y otros parlamentarios –incluidos dos RN- ingresaron un proyecto de Ley que tiene por objetivo instalar un sistema electoral de tipo proporcional moderado. Días después se acuerda una reunión con el ex Presidente Lagos y se pone en marcha la operación “Chao binominal” que pasa a convertirse en el intento número veinte por modificar y terminar con la lógica electoral de la exclusión.

¿A qué responde la ofensiva?  Hay tres razones que explican  esta operación; la primera, tiene que ver con las convicciones democráticas; la segunda, con introducir tensión al interior del oficialismo y en tercer lugar con generar mejores condiciones para la futura negociación parlamentaria en el marco de una potencial unidad opositora.

Quiero, nuevamente poner atención en los aspectos de la igualdad democrática y en las distorsiones que el sistema electoral genera. En esa dirección, hay que apuntar que en una democracia el principio básico que regula este tipo de competencia establece que el voto tiene –o debe tener- el mismo peso político para cada elector. Hemos constatado, en innumerables ocasiones que este hecho se ve fuertemente distorsionado por la mecánica del binominal. En efecto, en Chile el voto de cada ciudadano no vale lo mismo; la regla un voto un ciudadano se rompe violentamente.

Hay distintos indicadores que dan cuenta de este hecho. En esa ocasión voy a analizar la figura “del que gana pierde”. Se trata, de que en distintas ocasiones el candidato que tiene la segunda mayoría individual no logra obtener un cupo parlamentario; saliendo electo –por tanto-el que sale tercero o cuarto.

Nuevamente, en este indicador vemos que es la Derecha la que más se ha beneficiado. En cada elección hay 60 cupos para el segundo diputado electo. En seis elecciones tenemos 360 parlamentarios que logran el segundo cargo en competencia. De ese total, en 65 ocasiones la segunda mayoría individual se queda fuera del Congreso (18,1%). Por tanto, el diputado electo es el que llega en tercer o cuarto lugar. El primer caso, se produce 62 veces; y el segundo, en tres ocasiones.

Este último hecho se manifestó dos veces en el ’97 y una vez en el 2001. En las parlamentarias de 1997 ocurre en el distrito 8 y en el 18. En el primer caso, sale electo el UDI Dario Molina con el 15,66% dejando fuera al segundo –el Dc Renán Fuentealba con el 23%- y al tercero –el PC Jorge Inzunsa con el 18,3%-. En el distrito 18 ocurre que nuevamente es electo la cuarta mayoría individual. En esa ocasión el beneficiado es el Dc Carlos Olivares que se convierte en Diputado con el 6,31%. Con estas cifras se queda fuera la segunda mayoría individual –la UDI Patricia Maldonado con el 11,4%- y la tercera –el PC Hernán Lechuga con el 8,8%-.

Esta situación vuelve a manifestarse en el 2001 cuando en el distrito 3 se queda fuera del parlamento la segunda mayoría individual –la PS Fanny Pollarolo con el 21,9%- y la tercera –el independiente fuera de pacto José Barraza con el 21,5%-. De ese modo, sale electo diputado la cuarta mayoría individual –el UDI Mario Escobar con el 21%-.

Como ocurre en la mayoría de los indicadores que muestran la distorsión del binominal los que más se benefician son los representantes de la derecha. Vimos que en 65 ocasiones la segunda mayoría se queda fuera del Congreso. De ese total, 19 corresponden a la Derecha (29,2%), 41 a la Concertación (63,1%) y 5 independientes (7,7%).

La distribución de esta distorsión a nivel de partido se manifiesta del siguiente modo. En la Derecha de las 19 veces que “llegaron segundo y quedaron fuera”, 12 son para la UDI (18,5%) y 6 para RN (9,2%). Al interior de la Alianza el beneficio mayor es para RN.

En la Concertación de las 41 veces que “llegaron segundo y quedaron fuera”, 17 son para la DC (26,2%), 10 para el PPD (15,4%), seis para los independientes (9,2%), cinco para los radicales (7,7%) y 3 para el PS (4,6%).

El análisis también lo podemos hacer desde el beneficiado que llega en tercer o cuarto lugar y se convierte en Diputado. De hecho, el 100% de los favorecidos pertenecen a la Concertación o a la Alianza. De ellos, 44 son para la Derecha (68%) y 21 para la actual oposición (32%).

Nuevamente al interior de la alianza el más beneficiado es RN. En 24 ocasiones se quedo con el cupo parlamentario con una tercera mayoría (36,9%). En la UDI, ocurre en 16 oportunidades (24,6%). Los independientes en pacto lo viven en 4 ocasiones (6,2%).

En la Concertación ocurre 21 veces. De ellas, 10 para la DC (15,4%), 5 para el PS (7,7%), 4 para el PPD (6,2%) y dos para los radicales (3,1%). En este indicador es la DC la más beneficiada

Vemos, por tanto, que uno de cada cinco diputados que sale segunda mayoría se queda sin llegar al parlamento por efecto de la mecánica binominal. En el Senado este indicador se profundiza al ocurrir en 19 ocasiones (29%). En este nivel uno de cada tres que sale segunda mayoría se queda sin un lugar en el Congreso.

De las 19 ocasiones en que un segundo se queda fuera, 13 son para la Concertación (68,4%), 4 para las fuerzas no duopolicas (21,1%) y dos para la derecha (10,5%). Al interior de la Alianza los dos casos se distribuyen en uno para RN y otro para un independiente. Vemos, por tanto, nuevamente como en el Senado se expresa con mucha fuerza la distorsión binominal.

La Concertación es el pacto que más sufre esta distorsión. De las 13 ocasiones en que una segunda mayoría se queda sin cupo, cinco son para el PPD (26,3%), cuatro para la DC (21,1%), tres para los radicales y uno para los socialistas. En este nivel es el PPD y la DC a los que más impacta negativamente este indicador.

Si lo analizamos desde el “favorecido con el cupo” vemos que de los 19 casos identificados, 16 son para la Derecha (84,2) y tres para la Concertación con el 15,8%. El beneficio para la Alianza es brutal. Al interior de la Derecha, es RN nuevamente el partido que más beneficios tienen en relación a sus socios. De hecho, en siete ocasiones obtiene cupo senatorial llegando como tercera mayoría. La UDI lo hace en cinco ocasiones (26,3%) y los independientes en pacto en 4 (21,1%).

Hay distintos indicadores que muestran que el binominal genera distorsiones que quiebran la regla básica de una democracia. En el largo plazo, este hecho ha terminado generado una arista de la actual “crisis de la política” que he caracterizado como triple; participación, legitimidad y representación.

Las reformas políticas que como fantasmas recorren las conciencias de la clase política tienen como objetivo ponerle fin a esa situación. El “Chao al Binominal” es la iniciativa rectora y fundamental para avanzar. Cualquier iniciativa -por importante que sea- sólo será accesoria e irrelevante si no vuelve la Voluntad Soberana a su lugar original. Se debe, por tanto, terminar con el subsidio político que se crea sobre la base de un sistema electoral que no escucha la voz de sus ciudadanos.

jueves, 7 de junio de 2012

La proclamación oculta de Allamand


Junio-2012
El discurso de Allamand en el Consejo General de RN del sábado dos de Junio se ha interpretado como una proclamación oculta; mientras por un lado todos saben que es el candidato del partido, por otro, todos están de acuerdo en que no hay que decirlo. Hay un acuerdo tácito de que no era ni es el momento de proclamaciones. De hecho, no sólo se trata de una afirmación común en RN, sino también es la tesis del gobierno y de la Alianza. No adelantar la carrera presidencial es la orden del día y la “directriz” del ejecutivo.

Los días previos al discurso se debatía al interior de RN en torno a si el Consejo se convertiría o no en una instancia de proclamación. Rápidamente, se impuso la tesis de que el evento no sería un acto político para proclamar. A su vez, desde la UDI se mandaba un mensaje doble; de que no era el momento de proclamaciones y de que en caso de ocurrir sería una mala estrategia para Allamand.

En ese contexto se desarrollo el discurso. El propio Allamand fue explícito al mencionar que no era “hora de proclamaciones” y que el tema presidencial debía resolverse el próximo año.

¿Qué se dijo en el discurso? El planteamiento lo podemos dividir en 5 dimensiones:

En la primera parte se menciona su experiencia y su vocación de poder. La política y el partido son para Allamand un “proyecto de vida”. De ese modo, vemos que su vida ha estado ligada a la política desde su época de escolar a principios de los setenta participando de manera decisiva en los principales hechos políticos de la fase; reorganización de la derecha, Alianza Democrática, Política de los acuerdos, triunfo presidencial de Piñera y hoy como aspirante a la Presidencia de la República. El mismo afirma que agradece “haber podido… desde que era estudiante secundario… dedicar mi vida entera a servir al país”.

La construcción de partido ha sido uno de los aspectos relevantes de su proyecto político. Es más, este hecho ha permitido que las batallas políticas de los últimos 25 años hayan sido exitosas. En esa dirección afirma que “los países necesitan organizaciones -como la nuestra- que promuevan sus ideas y proyectos en forma permanente, y necesitan  dirigentes… que lo hagan en tiempos de popularidad… y más aun, en tiempos de derrota; cuando hay que asumir la responsabilidad de gobernar y más aún cuando hay que luchar, desde la oposición… ¡No se puede ganar las elecciones con los partidos y pretender gobernar sin los partidos!

La segunda dimensión de su discurso se relaciona con la coyuntura. En esa dirección hay tres referencias. La primera es el diagnóstico de que la política y los partidos viven tiempos de crisis. Como Allamand es uno de los animales políticos de la fauna local tiene una alta valoración de la política. De hecho, la califica como una actividad “noble” que requiere ser revalorizada. En esa dirección afirma que “un país que desprecia la política… le da la espalda a forjar un proyecto común que aglutine los sueños y esperanzas de su gente… abjura de su historia y compromete su porvenir… y abre las puertas a los oportunismos y aventuras personales”.

El guiño que le hace a la Dc es muy sutil y ha pasado inadvertido. En esa dirección valora el liderazgo de Aylwin, hace un llamado a fortalecer el centro político, a la necesidad de buscar consensos y esperar en algún momento “ampliar la Alianza gobernante”.

Y finalmente, en el diagnóstico surge el tema presidencial. El Consejo de partido en este tema ha estado lleno de simbolismo y prudencia política. Cinco son los aspectos que menciona; a) que las definiciones deben ser en el 2013 “y no antes”, b) que debe hacerse en forma unitaria con la UDI –es decir, con primarias-, c) que la unidad es la condición para “ganar otro gobierno”, d) que “quienes somos ministros debemos abocarnos al cumplimiento de nuestras tareas sectoriales” y e) que “que estoy resuelto  a asumir, cuando el tiempo llegue, cualquier responsabilidad que Uds. me confieran”.

El tercer elemento de su discurso se relaciona con la valorización de los logros del gobierno. En este aspecto no sólo hay una lealtad con “su gobierno”, sino también una manera de entender la política y de hacer gobierno. En esa dirección, plantea que se gobierna para hacer cambios y mejorar la calidad de vida y “que Chile está empezando a cambiar la vida de la gente”. En ese contexto enumera los cambios que el gobierno ha impulsado en educación, economía, adultos mayores y participación política.

Cuarta dimensión. En este punto surge la visión de país que Allamand tiene y aspira plasmar en un futuro programa de gobierno. No obstante, afirma que si bien “no es el momento de hablar de programas futuros…  sí es oportuno compartir nuestra idea de Chile”. Tres son los pilares que definen la base sobre la que hay que construir país; libertad, desarrollo y paz social.

En términos generales “la base de nuestra idea de Chile es la de un país unido… con  voluntad de diálogo y con capacidad de forjar acuerdos… un país integrado -sin discriminaciones-… un país justo en el que todos importan igual… sin los abusos del más violento o del más poderoso… una democracia más transparente y participativa… un país solidario… con un Estado fuerte que no deje a nadie atrás. Sin un  Estado atento y eficaz no hay justicia, no hay equilibrio, no hay paz social”.

La Quinta dimensión se relaciona con los desafíos políticos del futuro. En esa dirección afirma que “Chile ha entrado  en un ciclo político… en el que gobernar se hará cada vez más difícil y la ciudadanía será cada vez exigente”.

Este nuevo escenario “traerá  problemas públicos cuya solución será cada vez más compleja. La diversidad de la sociedad obligará a  arbitrar entre intereses opuestos… y hacer prevalecer el interés general”.

Lo complejo, es que estas coyunturas se manifiestan en un “en un escenario inestable de fuerzas políticas”. Se refiere principalmente a lo que ocurre en la Concertación. El diagnóstico se relaciona con “la división de las fuerzas que la integran… con que los sectores de centro aparezcan cada vez más debilitados y arrinconados… y con que ha perdido la orientación: Hoy la Concertación no sabe a dónde va”.

Por ello, “para gobernar Chile se va a necesitar experiencia y liderazgo para escuchar y atender en forma oportuna las demandas sociales, para forjar acuerdos y alcanzar soluciones… para seguir perfeccionando nuestro sistema político mediante reformas a la Constitución, sin  el salto al vacío que significan las asambleas constituyentes y se necesitará convicciones firmes para preservar la economía social de mercado, corrigiendo sus imperfecciones, pero sin debilitar sus fundamentos”.

¿Los efectos de un discurso?

El discurso de Allamand abre una nueva fase en la lucha presidencial del oficialismo en la que Longueira, Golborne y la UDI no sólo deberán apurar los pasos, sino también deberán poner  en la mesa de la Alianza y de la Opinión Pública un relato que los posicione como estadistas tal como lo hace Allamand en este discurso.

De hecho, el relato de Allamand ha arrinconado al Ministro independiente al identificar un escenario futuro en el que se necesitara “experiencia, liderazgo” y acción política. ¿Cómo puede ser que un hecho político de esta magnitud no hay generado interés en Golborne al afirmar que estuvo preocupado de un partido de futbol y que no está “muy pendiente de los temas políticos”?

Al mismo tiempo a obligado a Longueira a asumir un rol más activo si quiere convertirse en presidenciable. Algo en este terreno está por ocurrir. No olvidemos que donde hay un poder hay un contrapoder.

No obstante, el oficialismo sigue empatado en términos presidenciales sin tomar decisiones. En esa dirección debe definir un cronograma en el que destaque el mecanismo, los tiempos, los equipos y las ideas fuerza de la campaña y del futuro gobierno. A la fecha, nada de eso está resuelto. Sólo hay candidatos “no oficiales” y una carrera presidencial latente y encubierta que no sólo le genera problemas al gobierno, sino también los tiene compitiendo entre ellos y no de cara a los electores reales.

El “se siente, se siete Allamand Presidente”, se escucho en cantidad y calidad del mismo modo como se escucho en el Consejo de la Udi en relación a Longueira. Hasta el momento el único que se ha quedado sin esa tradicional arenga es Golborne.

Si bien no hubo proclamación formal,  hay candidato con perfil “de estadista” y un partido que “ha cerrado filas” en torno a Allamand. RN está listo para la batalla final.