Julio-2012
La
reforma del sistema electoral avanza. Las condiciones políticas para dar luz
verde a esta reforma se debe a que un sector de la derecha manifiesta
disposición para avanzar. Con este hecho, por primera vez, en 20 años estarían
los votos para modificar el binominal. En esta coyuntura, es la UDI el único
partido que hoy se niega. Sin embargo, no todo está dicho ni hecho.
Surgen
tres preguntas; ¿es la UDI el partido
más beneficiado con el binominal?, ¿por qué se opone a su modificación? y ¿por
qué ahora RN quiere cambiar el sistema electoral?
Hay
razones de convicción democrática –“ideológicas”- y de cálculo político para
apoyar y/o frenar una reforma electoral. El primer caso se refiere a que debe
existir correspondencia entre los votos y los escaños. El cálculo político
también es una variable a considerar a la hora de cambiar el modelo electoral;
y, se relaciona, con evaluar si conviene –política y electoralmente- su
modificación.
Las
declaraciones y los datos empíricos muestran que en la Derecha prima el cálculo
político para modificar y/o mantener el binominal. La UDI es hoy el partido más
beneficiado con el subsidio que genera el sistema. Sin embargo, hay que
advertir que no siempre fue de ese modo. De hecho, en el largo plazo RN y la DC
han sido más beneficiados que el gremialismo, por lo menos, a nivel de los
Diputados.
En el ’89 la UDI obtuvo el 9,82% de las preferencias y 11
Diputados. En un sistema proporcional puro de cálculo nacional debió sacar 12
representantes; es decir, tiene un representante menos. Las cifras, por tanto,
muestran que no es un partido precisamente beneficiado en esta elección. De
hecho, los dos partidos que más subsidio binominal tienen son RN y la DC con
siete Diputados cada uno.
En
las parlamentarias del ’93 vemos,
nuevamente que la UDI no es un partido beneficiado –a nivel de los Diputados-. De hecho, con el
12,11% de los votos logra 15 asientos. En un orden proporcional sus
representantes electos debieron ser 15; no hay ganancias ni pérdidas. A su vez,
es RN nuevamente el partido más beneficiado a nivel del pacto y del sistema de
partidos. De hecho, con el 16,31% obtiene 29 Diputados, debiendo con esa
votación haber logrado 20 representantes; es decir, tiene un subsidio de nueve
escaños.
En el ’97, la UDI nuevamente no tiene subsidio binominal. Con
el 14,45% de los votos obtiene 17
Diputados. Con esos votos en un sistema proporcional la cifra debió ser la
misma; cero pérdidas, cero ganancias. RN vuelve a ser el partido del sector más
beneficiado. Sin embargo, en esta elección con 0.46% más votos que en las
parlamentarias del ’93, obtiene seis Diputados menos –al bajar de 29 a 23-. De
ese modo, el subsidio binominal que logra es de tres escaños.
Desde
las parlamentarias del 2001 la
correlación electoral de fuerzas al interior de la Derecha cambia
profundamente. Desde esta elección la UDI
se convierte en el partido más grande del sector y del país. Entre
otros, este cambio implica que el gremialismo comienza a beneficiarse con el
subsidio que produce la exclusión binominal. De hecho, en esta elección logra
el 25,18% de los votos y una representación de 31 Diputados. Con esa votación,
sus asientos debieron llegar a 30 Diputados; es decir, tiene un subsidio de un
representante. Por su parte, RN también logra un Diputado de subsidio binominal
al obtener 18 escaños y el 13,77% de las preferencias.
En el 2005 el subsidio de la UDI llega a seis y el de RN a dos.
Beneficio para ambos. El gremialismo con el 22,36% de los votos logra 33
representantes; debiendo sacar, en la lógica proporcional 27 escaños. RN con
el 14,12% obtiene 19 Diputados.
Con
las parlamentarias del 2009 se abre
un nuevo escenario. Es la primera vez que RN obtiene menos escaños de los que
le correspondería en un sistema proporcional. De hecho, con el 17,81% logra 18;
debiendo obtener 21. La UDI, obtiene 37 Diputados y el 23,05% de los votos;
debiendo, haber tenido una representación de 28 escaños. Un subsidio de nueve.
Los
datos muestran que sólo desde las parlamentarias del 2001 la UDI comienza a
tener beneficio binominal a nivel de los Diputados. De hecho, en el ’89 tuvo un
escaño menos del que le hubiese correspondido con una fórmula proporcional.
Luego en el ’93 y en el ’97 no tuvo pérdidas ni beneficios. El subsidio lo
inaugura en el 2001 cuando logra un escaño más; luego, ese beneficio
político-electoral sube a seis en el 2005 y a nueve en la última
parlamentarias.
Si
el análisis lo hacemos en el largo plazo vemos que el subsidio de la UDI llega
a 15 Diputados y el de RN a 19. Sólo en
las dos últimas elecciones ha sido la UDI el partido de la derecha más
beneficiado. Incluso, en el largo plazo –seis elecciones- fue la DC el partido
que más subsidio binominal tuvo a nivel de los Diputados.
Cada
partido tiene razones y motivos para cambiar el binominal. La UDI se opone hoy
al cambio. De hecho, es el único partido que no ve con buenos ojos esa
modificación. ¿Por qué?
En
primer término surge la hipótesis de que en términos de cálculo político se
beneficia con el sistema. Hemos visto que a nivel de los Diputados no ha sido un partido que haya
disfrutado del subsidio electoral; sólo en las dos últimas elecciones se ha
convertido en el más beneficiado. Sin embargo, a nivel senatorial ha sido un
partido que siempre ha tenido subsidio.
Por tanto, hoy con otra fórmula electoral el
partido se debilita. No quieren perder esa posición; que no sólo les da peso
político-parlamentario, sino también fuerza negociadora y “poder de veto” al
interior del oficialismo.
El
cálculo político también prima cuando se analiza a nivel del pacto. En ese
contexto los subsidios para el sector –“derecha”- han sido considerables a
nivel de los Diputados y del Senado. Por ello, el peso del sector en el
parlamento se vería debilitado. En una
fórmula proporcional se debilita el pacto y la UDI. No sólo hay pérdida de
escaños, sino también se debilitan los impulsos para mantener la actual
“política de alianzas”.
En
segundo lugar, esta la tesis –muy difundida en la UDI- de que el binominal
genera un cuadro político dominado por
dos fuerzas; un bipartidismo de pacto y/o de partidos. En ese escenario,
las fuerzas políticas están obligadas no sólo a buscar acuerdos para generar
gobernabilidad, sino también a formar parte de una muy rígida política de
alianzas que contribuye a consolidar el “empate artificial” que genera el
binominal.
La
UDI esta cómoda con el binominalismo por razones de “cálculo político” e “ideológicas”. Las primeras se relacionan
con no perder posiciones de poder; y las segundas, con el bipartidismo y sus
beneficios.
A
su vez, RN necesita crecer y en este esquema electoral esta anulado. Necesita,
un sistema proporcional; que además, genere las condiciones para una nueva y
flexible política de alianzas. Por ello, los liberales de la nueva generación
son los más interesados en que la reforma electoral avance; pero, ¿tendrán el
coraje para entregar los votos en esta legislatura y cambiar el sistema
electoral?