Agosto 2012
La
Concertación ha transitado en el último tiempo en la delgada línea que separa
la vida y de la muerte; el ser del no ser, la victoria de la derrota, el pasado
del futuro y los viejos de los nuevos liderazgos. Un caminar complejo y lleno
de dudas y temores.
Sin
embargo, lo único evidente es que se aproxima otro proceso electoral –las
municipales de Octubre- y la Concertación es nuevamente una de las listas en
competencia y sus partidos –miembros del duopolio- siguen hegemonizando –junto
a otros actores- el proceso político chileno. Este, es un hecho concreto y
contundente. Todavía tenemos Concertación.
Agotada,
moribunda, llena de tensiones internas y desorden, sin liderazgo y más cerca
del abismo que de la certeza sigue marcando pauta en el escenario nacional. Lo
relevante es que –a pesar de todas sus crisis- sigue vigente, con buen nivel de
competitividad y serias posibilidades de volver a La Moneda. El día a día ha echado
por tierra la tesis “repetida” y “deseada” de que se trata de una coalición que
“ya no existe”. La dan por muerta, la quieren muerta y anuncian su muerte una y
otra vez. Sin embargo, sigue viva; y
lista para la competencia –y para volver a La Moneda-.
Hay
un elemento fundamental que explica porque todavía hay Concertación a pesar de
los desencuentros –políticos y legislativos-, de las peleas, de las
desilusiones, de las traiciones, de las agendas particulares, de las crisis y
de la derrota. La razón es que la Concertación de Partidos por la Democracia
es, ante todo, un pacto político-electoral
que agrupa a las fuerzas políticas del centro y de la izquierda del país. Eso
es, lo sustancial y lo definitivo. Mientras exista esa alianza habrá
Concertación. En rigor, da lo mismo como se llame. Insisto, lo relevante es el
encuentro político de la centro-izquierda.
En
este hecho encontramos la identidad
fundacional de la coalición. Sin embargo, hay siete razones que fortalecen
hoy esta alianza histórica.
1.
La posibilidad cada vez más concreta de volver a La Moneda. Para muchos este es
el principal factor que mantiene la unidad de la coalición. Partidos con
vocación de mayoría y de poder no van a perder esta nueva oportunidad. En este
escenario, la lógica del largo plazo se impone a la de corto plazo.
2.
La amistad entre muchos de sus dirigentes -construida en muchos años de trabajo
en común- es un elemento que también contribuye a la unidad. Sin duda, hay
deferencias entre sus miembros; pero, también hay relaciones de amistad que
generan condiciones para la unidad política.
3.
La convergencia para operar como oposición en el parlamento –a la hora de votar
los proyectos y a pesar de los bochornos-, es otro elemento que contribuye a la
unidad. Más aún, esto se debería ver fortalecido con la vuelta al gobierno y la
necesidad de impulsar el “relato de la igualdad” desde el parlamento; y en el
contexto, el ajuste en proceso entre coalición y sociedad civil.
4.
La historia común por recuperar la democracia y los veinte años de gobierno son
elementos que también ayudan a mantener la unidad de la coalición. Es cierto,
los tiempos son otros; pero, esta gesta no es de fácil olvido. Es más, el
clivaje del Si y del No sigue vigente en Chile. No es casualidad, por tanto,
que el tema de los Derechos Humanos siga siendo un elemento de unidad
concertacionista y opositora.
5.
La vocación de hacer un Chile más “inclusivo”. En efecto, la Concertación tiene
entre sus proyectos de sociedad la construcción de una orden más inclusivo e
igualitario. Si bien, esta es una tarea en la que no se puedo avanzar durante
sus cuatro gobiernos –por las razones que sean-, es uno de los objetivos para
los nuevos tiempos. Si la Concertación 1.0 tenía la misión de democratizar;
hoy, la Concertación 2.0 tiene la misión de la inclusión. Además, ha sido una
bandera de lucha histórica del centro político y de la izquierda.
6.
El binominal obliga a todas las fuerzas políticas a buscar pactos de mayoría
para lograr representación. Mientras exista la actual forma de estructurar las
alianzas políticas no variara. Por ello, frente a la necesidad de la amplia unidad
opositora se hace cada vez más urgente la modificación del binominal. De ahí,
las fuertes presiones de los últimos meses.
7.
La posibilidad de ser gobierno es otro elemento de unidad. La Derecha por si
misma puede gobernar porque tiene los votos. Al contrario, ni la izquierda ni
el centro político pueden gobernar –como mayoría- por si solos. A ninguno le
alcanzan los votos. Se necesitan; y lo saben.
No
obstante, no podemos dejar de identificar que se trata de una coalición que ha
entrado en una fase de agotamiento que avanza
a pasos raudos hacia una reformulación de sus integrantes, de su proyecto y de
su programa.
Lo
que conocimos como concertación hace veinte años ha dejado de existir. La
Concertación que fue derrota electoral y políticamente hace un poco más de dos
años también ha dejado de existir. Cuando
lo tiempos y las coyunturas cambian, es evidente y necesario que también lo
hagan las fuerzas políticas. Las
demandas de ayer, no son las de hoy. Y por tanto, las coaliciones políticas tampoco
pueden ser las mismas.
Este
ajuste es lo que ha hecho la Concertación en el último tiempo. En efecto, ha
debido ajustar sus proyectos y sus promesas a los nuevos tiempos. Y la única
manera de hacerlo era desde la oposición. Este proceso no ha sido fácil; no es
fácil ni tampoco será fácil. La política y las luchas de poder nunca son cosas
fáciles de resolver ni de consensuar.
Concertación
es, por tanto, alianza del centro y la izquierda. Da lo mismo como se llame.
Los tiempos cambian y los ajustes se hacen necesarios y urgentes. En este
contexto, la unidad opositora de la que se viene hablando desde Marzo del 2010
–y la que no se va a materializar- no es más que la ampliación hacia la izquierda
de la coalición. Y esto, es distinto que “giro a la izquierda”. Obvio; ¿hacia
dónde puede crecer?
La
Concertación para el nuevo Chile no hará un giro a la izquierda. El giro será
avanzar en las tareas políticas pendientes –profundización democrática- y en las
urgencias sociales que exige un Chile inclusivo. Nuevas realidades, nuevas
Concertación, nuevo relato y nuevo gobierno.