Enero-2013
Tuvieron
que pasar 41 años para que un proyecto político y un proyecto de vida se
juntaran y materializaran en una candidatura presidencial. En efecto, en Enero
del 2013 a la edad de 57 años, es proclamado oficialmente candidato
presidencial de Renovación Nacional y pre-candidato presidencial de la derecha
chilena, Andrés Allamand. Un político de profesión y de vocación.
Una
figura política que no sólo se preparó toda su vida para este sitial, sino
también soñó y trabajó por ese objetivo. Por ello, el hecho político de su
proclamación puede ser interpretado como la “crónica de una proclamación anunciada”. Han pasado los años y ha
llegado el momento.
Desde
que puso en marcha su campaña presidencial con su entrada al gabinete en Marzo
del 2011 y con su “proclamación oculta” en Junio del 2012, se ha ido
construyendo su discurso y práctica presidencial. ¿Qué define, identifica y caracteriza ese relato?, ¿cuáles son sus
ideas fuerza?, ¿sus tácticas de posicionamiento?; en definitiva, ¿cuál es su
arquitectura política?
Hay
cuatro pilares que definen la arquitectura de su relato y que se articulan en
dos niveles –o pisos-; mientras en el primero encontramos la trayectoria y el diagnóstico del Chile de hoy, en el segundo sus
tácticas de posicionamiento y su
proyecto del Chile del mañana.
1. La Trayectoria, el aprendizaje y la
experiencia. La columna vertebral de su despliegue es su
trayectoria política. Luego de un largo aprendizaje ha llegado el momento de
ser candidato presidencial. No sólo hay aprendizaje, sino también contactos,
vinculaciones y toda la caja de herramientas que se usa en el mundo del poder y
de la política.
Hemos
escuchado en innumerables oportunidades que a los 16 años empezó a luchar
contra la Unidad Popular, que participo en el “Acuerdo Nacional”, que fundó un
partido para institucionalizar la acción política del sector, que formó parta
de la “política de los acuerdos” que sentó las bases de una transición exitosa,
que fue dirigente de partido, parlamentario y ministro. Ha llegado, por tanto,
el momento. Todo esto, finalmente, lo convierte en un presidenciable preparado
y capacitado que no es producto de la publicidad ni de la improvisación.
Allamand
es la experiencia, el carácter, la capacidad de articular –y buscar acuerdos-,
la inteligencia. En definitiva, el político profesional e institucional. El
mismo afirma que “antes de resolver qué
profesión quería estudiar, decidí que dedicaría mi vida a lo público”.
En
definitiva, los desafíos del Chile de hoy son políticos; y, se requiere, por
tanto, habilidad y experiencia política.
2. El diagnóstico.
Allamand, en su discurso de proclamación destaca que “el punto de partida de esta campaña es el Chile de hoy”. ¿Qué
caracteriza este momento político e histórico?
El
mismo afirma que Chile “es hoy una
sociedad más compleja… Ha disminuido la pobreza pero seguimos teniendo un
muy disímil acceso a oportunidades educacionales, laborales y culturales… el
mismo desarrollo ha traído nuevas brechas… hay
demasiadas diferencias entre los chilenos”.
Esta
referencia es importante, por cuánto, reconoce que el Chile de hoy está fuertemente cruzado por “demasiadas diferencias”. En este
punto encuentra una de las causas del actual malestar. Sin embargo, esta
situación encuentra raíces en el gobierno de Bachelet. Lo deja claro, cuando
afirma que “todo ese negativo proceso se
acentúo durante el último gobierno de la Concertación… se hizo evidente que
algo andaba mal: Chile languidecía en lo económico…; era evidente el
debilitamiento político… y la paz social se resquebrajaba”.
El
gobierno, también es parte del diagnóstico. En general, hay una visión positiva
de la “obra Piñera”. Destaca que “ha
debido lidiar objetivamente con graves problemas: un desolador terremoto;
revertir tendencias económicas y sociales negativas y afrontar una diversidad
de problemas escondidos años bajo la alfombra”. No obstante, el
complejo escenario en el que debió gestionar la administración Piñera, hay
grandes logros y avances; sobre todo, en el plano económico. En general, se ha
seguido el camino correcto hacia el objetivo del desarrollo; sobre la base, de
un modelo exitoso.
Sin
embargo, hay que “mejorar lo bueno, abordar lo pendiente y corregir lo insuficiente: mejorar lo bueno es, por ejemplo, que
los que ya tienen trabajo tengan ahora mejores remuneraciones… y que los abusos
hacia los consumidores se erradiquen… Abordar lo pendiente es, por ejemplo… acometer con determinación el
mejoramiento de nuestras ciudades para hacerlas más humanas… Corregir lo insuficiente, es por
ejemplo, redoblar los esfuerzos para combatir la delincuencia”.
Finalmente,
entre los aspectos a corregir destaca la gestión política: el mayor déficit de
este gobierno. En esa dirección afirma que hay “mejorar los lazos entre los partidos de la Coalición por el Cambio y
el futuro gobierno. Siempre lo he dicho: Los partidos no sólo sirven para ganar
elecciones, son piezas claves a la hora de gobernar... No sólo vamos a ganar
las elecciones juntos, vamos a gobernar juntos”.
3. Tácticas de posicionamiento.
La arquitectura de su relato muestra que frente al diagnóstico que hace del
Chile actual se instala la “columna vertebral” de su discurso: la trayectoria. Luego,
sobre la bases de este primer nivel estratégico, pasa a definir las tácticas de
posicionamiento presidencial. En esa dirección, por tanto, debe definir y
establecer relaciones políticas con el gobierno, con el sector, con los “presidenciables”,
con la oposición y con los ciudadanos.
En
relación al gobierno la postura es
de apoyo total a la obra y a la forma en que se está aplicando el modelo. La
distancia tiene que ver con el rol de los partidos y de la política en el seno
de la gestión Piñera. En efecto, no sólo se requiere eficiencia en la gestión,
sino también negociación, capacidad de anticipar y resolver conflictos; en
definitiva, falta “muñeca política”. La
primaria oficialista lleva tres meses de acción; y las tensiones que se han generado
con el Gobierno –como una forma de diferenciarse y alejarse de una gestión mal
evaluado por los ciudadanos- han sido mínimas. Hay mucha prudencia. Hay miedo
al descuelgue.
En relación al sector,
su discurso busca mantener la unidad política del sector; eso, es lo central. En
general, el sector tiene unidad de discurso –salvo, diferencias comunes a toda
organización- en los económico, político y social. En rigor, no hay grandes
tensiones como para romper una alianza histórica que encuentra raíces en el
régimen militar. Hay pragmatismo y poco riesgo. Sin duda, hay claridad de que
no se puede dañar la base de apoyo socio-político para la presidencial de
verdad.
Frente a Golborne.
La distancia con su “primer rival” se marca desde que se define la columna
vertebral de su relato basada en la trayectoria: “trayectoria v/s mérito”. Son
comunes sus afirmaciones en torno a que su candidatura no es producto del
“pragmatismo, de la publicidad, de las encuestas, ni de la simpatía. En
términos de tensiones y “peleas” ha sido una campaña muy poco agresiva –mucho “guante
blanco”-. Parece, que a veces se olvida que debe disputar –en primer lugar- espacios
de posicionamiento con Golborne.
Frente a la Concertación. También
en su arquitectura política hay referencias a la oposición en general –Concertación+PC-.
Mientras seduce al centro cristiano y liberal; se aleja –fuertemente- de la
izquierda que plantea asamblea constituyente, educación pública gratuita y de calidad
y nacionalización de los recursos naturales. Para Allamand, la Concertación y
el PC no tiene nada que ofrecer a Chile. Se insiste e insistirá en esta
dimensión de los posicionamientos. Van a recordar que Bachelet no está sola.
Frente a Bachelet.
Para Allamand “es posible” ganar la próxima presidencial. Ha llamado al
optimismo desde el primer momento; ya que, lo separa de la Concertación-PC sólo
cinco puntos porcentuales. Lo ha dicho: Bachelet es el candidato a vencer. No
debe olvidar, sin embargo, que debe conquistar al electorado de su sector y
luego convocar al centro político e independiente para ganar la batalla final
de Noviembre.
La
disputa de espacios de posicionamiento con la “santa del silencio” ha sido dejada para Marzo. Se dieron cuenta que no se podía seguir
discutiendo con un “fantasma”.
Desde
ese momento comenzará una nueva fase. Desde el oficialismo –Allamand incluido-
se ha insistido hasta la saciedad de que llegará el momento de sacarla al
pizarrón. Será, una avalancha de preguntas e interpelaciones; el eje del
enfrentamiento en este flanco va estar puesto en el mal gobierno que hizo
Bachelet –Transantiago, estancamiento económico, déficit educacional y 27F-.
Sin
embargo –y, lo quiero plantear ahora- uno de los efectos políticos de la sacralización que se ha hecho de la figura
de Bachelet, es que va asumir una posición de “meta coyuntura”; es decir, va
trabajar sobre líneas programáticas generales y rectoras de la acción política.
Habrá escuderos que darán la pelea chica del día a día. Aparecerán los primeros
voceros y Ministros del Interior. Bachelet, viene de otro mundo. Viene con una
misión: transformar el Chile Neo liberal. Viene, a instalar la “cruzada de la
igualdad”.
Su
capital político será una de las condiciones necesarias para impulsar las
transformaciones que el Chile de hoy demanda. Por ello –y, no es casualidad- que “el modelo” será puesto en tela de juicio
en la presidencial. Por primera vez, en muchas décadas, el modelo estará en el
juicio público y político.
5. La propuesta y el programa.
De algún modo, su proyecto país es el contacto que establece con los
ciudadanos.
A
la fecha, hay un conjunto de ideas sobre distintos sectores y situaciones del
país, que no alcanzan a configurar un programa. Por ello, en su discurso de
proclamación sólo hay lugares comunes que podrían ser parte del programa
presidencial de cualquier actor político. Sólo, se han identificado ejes de la
futura gestión.
El
relato que ha ido construyendo en lo esencial es la continuidad de la triada de
este gobierno: “sociedad de oportunidades, valores y seguridades”. El
eufemismo, establece que “nuestra idea de
Chile articula los conceptos de capacidad, justicia y comunidad”. Nada
nuevo.
¿Quién soy, qué veo, qué hago y qué
quiero? son los pilares de su relato; en definitiva,
trayectoria, diagnóstico, tácticas de posicionamiento y proyecto configuran la arquitectura
teórica de su campaña político-presidencial. Hasta el momento ha sido un diseño
“poco exitoso” en la perspectiva de que con Golborne si bien las distancias se
ha acortado, no ha sido capaz –hasta la fecha- de generar condiciones para
ganar la primaria. Tampoco, ha sido exitosa en generar una candidatura más
competitiva para enfrentar a Bachelet: ni como presidenciable ni como sector.