miércoles, 27 de marzo de 2013

ME-O y la unidad opositora

Marzo-2013

En un artículo anterior revisaba la historia pública de las negociaciones entre ME-O y la Concertación 2.0 que buscaba arribar a un acuerdo para enfrentar de modo unitario la presidencial de Noviembre. En esos cinco meses de intentos frustrados el resultado no ha sido positivo. Es más, parece alejarse la posibilidad.

En general se distinguen dos etapas. La primera comienza a principios de Noviembre y tiene como punto de partida establecer las bases de la negociación: Mientras la Concertación 2.0 exige a ME-O que participe en las primaras presidenciales, éste, a su vez, pide programa y primarias parlamentarias. Entre esa fecha y la primera semana de Febrero no hubo ningún tipo de acuerdo ni tampoco acercamiento de posiciones. No obstante, luego de la bilateral socialista-progresista surgía un primer movimiento: ME-O mostraba disposición a participar en la primaria opositora.

Este hecho abre una nueva fase en las negociaciones. Días después, la Concertación acuerda que todo candidato al parlamento que vaya en la lista unitaria de la oposición debe apoyar al candidato presidencial del sector. Vemos, por tanto, que el conglomerado movía su línea de negociación inicial. La fase –que podemos llamar de apertura- termina de modo brusco cuando antes de terminar la segunda semana de Marzo, ME-O da por muerto el dialogo; no obstante, afirma que sólo la intervención de Bachelet podría abrir de nuevo la puerta. Desde ese momento, surge una nueva etapa en este largo des-encuentro.

¿Por qué las negociaciones no han avanzado? La respuesta se encuentra en que se han desarrollado sobre dos variables complejas de resolver. La primera, se funda en el historial de descalificaciones entre ambos conglomerados, es decir, en el contexto de la desconfianza; y la segunda, en el cálculo político que hace cada conglomerado.

La desconfianza encuentra raíces desde el primer momento en que ME-O se va de la Concertación y del PS. El inventario de declaraciones que descalifica al adversario político es abundante y sabroso de ambos lados.

Lo complejo del asunto es que esta desconfianza se ve reforzada cuando hay que resolver los tres temas de la agenda: primaria presidencial, primaria parlamentaria y programa. Si de por sí, el acuerdo es complejo, lo es más, cuando se desarrolla en un escenario de alta desconfianza y descalificación. Cuando los interlocutores de una dialogo no se creen y tienen visiones distintas de la política y el desarrollo, ¿qué posibilidades existen hay de avanzar?

Luego de cinco meses las negociaciones han llegado a punto muerto. No obstante, cada bloque político tiene la necesidad estratégica de lograr algún tipo de acuerdo. Lo problemático es que la triada de la negociación está fuertemente imbricada. De hecho, ceder en un aspecto, implica fortalecer otro y así sucesivamente. La clave está, en ¿qué pierdo y que ganó en cada una de las tres dimensiones de la negociación?
 
Veamos lo que sucede en torno a la primaria opositora. La primaria presidencial emerge como lo más complejo de resolver. Sin embargo, es sólo una dificultad aparente. No obstante, es el eje de las negociaciones.

¿Por qué la Concertación 2.0 quiere que ME-O compita en la primaria? La respuesta se encuentra en que a) el bacheletismo quiere una campaña tranquila sin mayores tensiones ni conflictos, b) quieren ganar en primera vuelta, c) quieren evitar la tensión que implica endosar votos para la segunda vuelta –y no repetir el tibio apoyo de ME-O a Frei-, d) buscan reducir la incertidumbre del voto voluntario, e) pretenden potenciar la coalición, blindar la segunda administración Bachelet y la candidatura unitaria y f) generar condiciones de mayoría social y política para impulsar la agenda de la igualdad.

¿Por qué ME-O quiere convertir la primera vuelta presidencial en la gran primaria? Durante todos estos años ha mencionado que va competir en la primera vuelta y que dicha instancia es la gran primaria.  Las razones se encuentran en que a) el proyecto político de ME-O está marcado por el “camino propio” y la “alternativa” al duopolio, b) en que en ME-O hay vocación, deseo y voluntad de poder para transformar el Chile conservador y “clasista”, c) en la necesidad política de posicionar su relato y su partido a lo largo de Chile y d) en las tiene dudas que genera el tipo de primaria que se pondrá en marcha –es “trucha y de cartón” han dicho los progresistas-.

El acuerdo en materia presidencial entre ambos conglomerados se configura desde una negociación triple. Lo que se defina, por tanto, en relación a la participación o no de ME-O en la primaria presidencial de la oposición depende de un hecho y de dos aspiraciones. El hecho, es que si compite como alternativa al duopolio va salir tercero y va sacar menos votos que en el 2009. Y las aspiraciones son la institucionalización del partido por medio de obtener representación parlamentaria y poder influir sobre la “agenda de la igualdad”.

Es posible ¿competir como alternativa en primera vuelta y llegar a un acuerdo en materia parlamentaria y/o de programa con la oposición?; o ¿si no compite ME-O en la primaria presidencial, no hay acuerdo en otra materia?  Hay tres escenarios posibles:

1) la participación de MEO en la primaria opositora implica no sólo acuerdo parlamentario y programático, sino también asegurar asientos en el parlamento y tener influencia sobre la agenda;

2) la participación de MEO en la primera vuelta presidencial compitiendo como alternativa implica que no habrá ningún tipo acuerdo –parlamentario ni programático- en la Concertación 2.0 y los progresistas. En términos políticos este es el peor escenario para ambos conglomerados;

3) la participación de MEO en la primera vuelta presidencial compitiendo como alternativa es independiente de algún tipo de acuerdo parlamentario y programático.

Cada escenario genera efectos distintos sobre el rendimiento electoral y político de la oposición. Sin duda, que para el objetivo de impulsar un programa de “transformaciones inclusivas”, de generar la mayor cantidad de doblajes y de ganar la presidencial, el primer escenario es el más apropiado. Sin embargo, me parece muy viable el escenario número tres en el contexto del estado actual de las negociaciones.

Este último escenario se ve fortalecido por tres hechos: que ME-O ya dijo que no va pelear con Bachelet y que su “adversario es la derecha”, que el apoyo para la segunda vuelta será explícito, fuerte y rotundo –lo que debe ser parte del acuerdo- y que hay voluntad de competir como alternativa por parte de ME-O. A su vez, en este escenario la Concertación 2.0 no sólo verá alejarse la posibilidad de ganar en primera vuelta, sino también tendrá que hacer menos concesiones a los progresistas a nivel parlamentario y programático. Sin embargo, lo más relevante es que en este escenario se podrá configurar una lista parlamentaria unitaria que aumente las posibilidades de lograr la mayor cantidad de doblajes. Y a su vez, fortalecer el programa de la inclusión.

Y, ¿no será mejor políticamente a corto, mediano y largo plazo para ME-O participar de la primaria opositora?  Este hecho, sin duda le reporta mayores beneficios a mediano y largo plazo.

Surgen algunas preguntas: ¿a quién le quita votos ME-O en una primaria opositora?; ¿cómo se va expresar en esa primaria el mejor posicionamiento presidencial que tiene ME-O al ser la segunda mejor opción opositora?; ¿qué es mejor para ME-O: salir tercero en la primera vuelta o salir segundo en la primaria opositora?; ¿cómo se posiciona para el futuro político si sale segundo en la primaria?

Si los progresistas se definen como de “centro-izquierda” deben participar al interior de ese pacto y desde ahí competir por el electorado y el posicionamiento político y presidencial. ME-O debe pensar en el 2018: después de Bachelet, ¿quien asume el liderazgo presidencial de la izquierda progresista, de la oposición actual y/o de la Concertación 2.0: Lagos Weber, Girardi, Gómez, Tohá, Navarro, Velasco, otros?

El posicionamiento político, presidencial y electoral de ME-O depende de modo significativo de que su liderazgo avance hacia la “centro-izquierda” tradicional y salga de esta postura alternativa, minoritaria y de fuertes rasgos personalistas. Debe, sin duda, generar puentes y lazos de confianza y afecto con los sectores y partidos que en algún momento pueden apoyar y sustentar sus acciones políticas. Y para ello, es esencial logar algún tipo de acuerdo con la oposición. El problema político es que se necesitan; pero, la desconfianza entre ambos conglomerados se ha instalado con mucha fuerza. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Historia pública de un des-encuentro: MEO y la unidad opositora


Marzo-2013
Desde finales del año pasado comenzaron algunos acercamientos entre los progresistas de MEO y los sectores progresistas de la Concertación con el fin de explorar la posibilidad de avanzar hacia la unidad opositora. Sin embargo, no hay que olvidar que el llamado a esa la unidad comenzó desde los primeros días de la nueva administración. De hecho, los progresistas han mencionado durante los últimos meses que desde “hace dos o tres años vienen pidiendo conversar”. Por ello, las actuales tentativas unitarias tienen ya una historia.

En ese camino y en vísperas de las municipales de fines de Octubre esos intentos se intensificaron. Una vez terminada la jornada electoral MEO hace un llamado a la unidad opositora y la Concertación 2.0 hace lo propio. Sin embargo, cada conglomerado tiene una demanda distinta. Desde entonces lentamente se fueron sucediendo declaraciones y encuentros que luego de cuatro meses y medio –entre Noviembre del año pasado y mediados de Marzo- han llegado a punto muerto. Pero, hay avances. Y lo saben.

A principios de Noviembre MEO hace un llamado a “todos los partidos políticos críticos con el actual sistema a levantar un acuerdo programático... y primarias abiertas y democráticas en senadores y diputados”. No obstante, insiste en que “el tiempo del diálogo ya se acabo”; y por tanto, en materia presidencial la primera vuelta es la primaria. La respuesta de la Concertación 2.0 no se hizo esperar. En efecto, Andrade y Walker invitan a los progresistas a participar en la primaria opositora –como organizadores y como competidores-.

A mediados de mes, MEO manifiesta que no va concurrir a la invitación debido a que su demanda no ha sido bien recibida. En esa dirección, afirma que han respondido “que nada de eso ocurrirá. Por tanto, repetimos: la primera vuelta será una gran primaria… queremos un programa, primarias y respeto”. A fines de Noviembre, MEO insiste en las tres condiciones: “un programa de gobierno común, primarias parlamentarias y la disposición… de reunirse conmigo”.

En Diciembre este “diálogo de sordos” no trae novedades significativas; MEO se junta con José Antonio Gómez y la Concertación 2.0 comienza formalmente a organizar las primarias de Junio. Cómo se esperaba MEO no asiste al encuentro e insiste en que la primaria será la primera vuelta. Andrade, replica señalando que "no sé cómo habría que hacerlo… hemos utilizado todos los medios posibles… hay partidos que han tenido bilaterales con él y las invitaciones las hemos hecho por todas las vías posibles, en forma directa, a través de terceros".

Las razones porque MEO no asiste a la “invitación” son evidentes cuando afirma que “ellos no me invitaron a ninguna primaria parlamentaria ni al programa”. En efecto, la Concertación 2.0 ha hecho una invitación para la primaria presidencial y MEO ha planteado otro camino y afirmado que sólo lo han invitado a una “primaria trucha y de cartón”.  En la misma dirección, el Secretario General del PRO –Camilo Lagos- se pregunta “¿a qué primarias nos invita Andrade o Walker?… Sin debate de ideas ni programa, sin extenderse a todos los distritos y circunscripciones, las seudo primarias que ofrece la Concertación no son sino primarias de cartón”. No obstante, MEO dice luego de la reunión con Gómez a mitad de mes- estar “dispuesto a conversar y a construir puentes”. 

A terminar el mes,  MEO afirma que la Concertación se negó “de manera sistemática a debatir un programa de gobierno y a hacer primarias parlamentarias… ya es tarde para lograr un acuerdo… nos veremos en primera vuelta". Finalmente, insiste en sus planteamientos políticos y estratégicos al afirmar que “quiero un acuerdo programático, pero ya no se pudo. No nos parecen aceptables los acuerdos por omisión que promueve el PC para las parlamentarias”.

Se observa, por tanto, que desde el primer momento surgen diferencias que no se han podido resolver. Mientras la Concertación pone el acento en la primaria opositora que conduce a candidatura presidencial única, los progresistas lo hacen en el programa y en la primaria parlamentaria.

MEO empezó el año con su buen posicionamiento presidencial en la CEP. De ese modo, se ratifica que MEO es la segunda mejor opción opositora; no obstante, pierde con Golborne. Durante el mes de Enero los progresistas comienzan a diseñar el programa, la lista parlamentaria y a posicionar sus ideas fuerza. Junto a ello, insisten en que la primaria será la primera vuelta presidencial y que no cree que la Concertación haga “primarias genuinas… y si las hay, serán de cartón”.

A su vez, la Concertación 2.0 decide –a mediados de mes y en el contexto de avanzar en el acuerdo parlamentario- que los candidatos de la oposición unida al parlamento “deben” apoyar al candidato presidencial que surja del sector. Si bien, con esa condición se pone otra traba para avanzar en un pacto opositor, se abre la posibilidad de avanzar hacia una lista parlamentaria unida de la oposición. Sin embargo, para  los progresistas “esa condición es una extorsión, porque tenemos nuestro propio candidato presidencial que cuenta con un proyecto país”; ¿cómo una candidato del PRO en una lista unitaria va apoyar a Bachelet y no a Marco?

Febrero fue el mes más intenso. Comienza con la ratificación de que hay candidato presidencial, programa y lista parlamentaria. Durante la primera semana el intercambio de afirmaciones y contra-afirmaciones entre MEO, los socialistas, la DC y los comunistas fue duro. Es una semana en que las desconfianzas aumentán fuertemente de temperatura. Tellier afirmaba que MEO “miente a sabiendas de que no es así” y Chaín de la DC decía que “no se puede tener este doble estándar: que primarias parlamentarias sí, pero presidenciales no” y Orrego declaraba en la misma línea al decir que “en política se castiga el doble discurso y creo que Marco lo ha tenido ya en demasía”.

En se cuadro de desconfianza MEO afirma "ya respondieron que no…-y pregunta e interpela-...  ¿Por qué el PS no quiso reunirse con nosotros, por qué el PS no quiere tener un acuerdo programático, por qué la directiva de la DC no quiere primarias para todos los cargos?".

No obstante, se agenda una bilateral entre el PS y los progresistas. El encuentro fue bien evaluado por ambas partes. En la reunión hay una novedad significativa: los progresistas se abren –por primera vez- a la posibilidad de ir a la primaria presidencial. Ello, no obstante, condicionado a una primaria parlamentara amplia. El mensaje enviado pedía “orden y programa. Si… todos los partidos estén disponibles para una primaria parlamentaria y para todos los cargos, entonces conversamos programa y de ahí estamos disponibles para primaria para todos los cargos”. Pero, le pone freno a la proposición cuando advierte que no hay que confundirse porque “El PRO ya proclamó, hace cuatro meses, a Marco Enríquez-Ominami como candidato presidencial… Esa es la realidad en este momento”.

A la salida del encuentro, Andrade decía que "existe la común voluntad de hacerse parte de un proceso de construcción de oposición para derrotar a la derecha". En ese proceso quedaba conversar con la DC y los comunistas. Así, lo hacen saber cuando afirman que "si aclara la disposición de todos los partidos de la Concertación, en particular la DC, el PRSD y también el PC, para realizar primarias para todos los cargos, en base a un acuerdo programático, solicitamos formalmente conversar con su coalición".

Los comunistas manifiestan disposición y afirman que “siempre han estado dispuestos a conversar… y que no se ha negado a primarias”. Con la DC, las relaciones son más tensas y complejas; no obstante, han manifestado la voluntad de conversar. El ex Alcalde –y hoy, candidato al Senado- Alberto Undurraga ha declarado que “la DC se debe reunir con todos aquellos que compartan la necesidad de renovar la política y el término de la desigualdad en Chile y Marco por cierto está en ello”.

Sin embargo, las conversaciones solicitadas para mediados de mes, por distintas situaciones, no se realizaron y se re-programan para Marzo; cuya fecha tope es el quince –para unos- y el 22 –para otros-. No obstante, luego de más de tres meses de conversaciones, invitaciones y declaraciones por la prensa, se producía un movimiento en las posiciones: los progresistas mostraban disposición a participar en la primaria presidencial opositora; y, a su vez, la Concertación mostraba disposición para armar una lista al parlamento unitaria. 

En ese contexto, sólo faltaba entregar señales en torno al programa opositor.Termina el mes de Febrero con la ratificación de que los progresistas “están enfocados en un programa común con los ejes que hemos propuesto. Si eso sucede, estamos dispuestos a ir a primarias parlamentarias y presidenciales”.

A principios de Marzo manifiestan su molestia por lo que estiman una nueva maniobra del duopolio para mantenerla sus privilegios: “una vez más la Concertación y la Derecha se coluden para asegurar cupos en el Parlamento… al alterar la ley de primarias”, afirma un alto dirigente. En este contexto ratifica y usan –nuevamente- como una medida de presión el camino propio al reafirmar que “la única primaria que iremos es a aquella que limita la segunda reelección, que no establece vetos ni cupos asegurados y se fundamenta en un profundo programa de transformación social, económica y política para Chile”.

En concomitancia con esa molestia política, la segunda semana de Marzo la posibilidad de un acuerdo se cayó. De ese modo, los progresistas afirman que llegaron a la conclusión de que “no existe ninguna disposición para dialogar”. En esa línea, MEO declara que su “desafío es ganar la elección por la vía democrática… Debo decir que no les creo… Me cuesta relacionarme con esos dirigentes, porque los conocí desde adentro… Los vi actuando y no les creo”.

El hecho, no sólo causo extrañeza en Andrade quien dijo sentirse “engañado”, sino también en Quintana del PPD, que siempre ha estado apoyando y estimulando las negociaciones con MEO –al igual que el Senador Gómez-. En esta ocasión declaro que “MEO no puede seguir jugando a la niña bonita de la fiesta, no es el camino para alcanzar la unidad más amplia para derrotar a la derecha”. Lo mismo hace el Secretario General del PPD Gonzalo Navarrete, al afirmar que "nunca hubo una voluntad real en que llegáramos a un acuerdo y creo que el PRO tenía decidido desde antes llegar a la primera vuelta".

En lo aparente las negociaciones están estancadas en punto muerto. No es la primera vez que ocurre. A su vez, en lo latente siguen su curso silencioso motivadas por la necesidad política de ambos conglomerados. La historia va continuar. De hecho, los progresistas no han cerrado la puerta de manera definitiva –han hecho un alto táctico- ya que han llamado a una “discusión entre notables”: Bachelet y MEO, cara a cara. Lo planteo, un alto dirigente progresista al decir que "si la candidata de la Concertación decide abrir un puente de diálogo, los progresistas estaremos abiertos. Y será nuestro candidato presidencial ME-O quien lo establezca".

Ahora, surge una pregunta: ¿Por qué las negociaciones no han avanzado? La respuesta se encuentra en el contexto político en el que se han desarrollado las negociaciones. En esa dirección, las desconfianzas y el cálculo político-estratégico han conspirado contra la unidad opositora.

La salida de MEO de la Concertación y del PS, su opción presidencial con un fuerte tono anti-Concertación y la consolidación del camino propio, generó muchas desconfianzas entre él y la élite concertacionista. Durante este período no se ha dado ninguna señal en sentido contrario. Los celos son mutuos. 

En ese mar de dudas y descalificaciones se desarrollan las tentativas para negociar un acuerdo opositor: ¿cómo avanzar cuando de lado y lado se tratan de mentirosos o cuando unos se sienten “engañados” y otros no considerados?; ¿cómo van avanzar si no se escuchan ni sinceran posiciones?; ¿cómo avanzar si MEO dice que “el problema no es Bachelet”… sino “sus asesores, voceros y presidentes de partido… los Escalona, Frei, Pizarro o Zaldívar… Walker, Andrade”?; ¿cómo avanzar si se afirma que MEO “no está actuando de buena fe”?; ¿cómo van avanzar si la historia –desde el primer día- está llena de descalificaciones?

La desconfianza está instalada. Lo complejo del asunto es que esta se ve reforzada cuando hay que resolver los tres temas esenciales de la agenda negociadora: programa, primaria presidencial y primaria parlamentaria. En esa negociación sólo la racionalidad –como cálculo instrumental- y la generosidad harán posible algún tipo de acuerdo.

miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Primarias o Secundarias?


Marzo-2013
Este año se estrena una de las reformas políticas más esperadas del último tiempo: las primarias. La élite política pone sus fichas en esta reforma con la esperanza de revertir la “crisis en la política” que se empieza a profundizar desde las movilizaciones social-ciudadanas del 2011.

El gobierno, en el contexto del diagnóstico que hace de la democracia -“enferma y sin vitalidad”- ha impulsado y ha logrado la aprobación de la Ley de Primarias. Con ello, buscan revertir una de las aristas de la “crisis en la política” asociada con la participación. Se trata, por tanto, de un dispositivo que junto a la inscripción automática y el voto voluntario tienen como horizonte sacar del estancamiento y debilitamiento la democracia chilena. Incluso, dicha Ley se instala como un lubricante para el binominal y la férrea defensa que hace del mismo el oficialismo. La Primaria, no tiene sentido en un sistema electoral proporcional.

No obstante, la historia política de los últimos años muestra que la realización de elecciones primarias no es algo nuevo en el país. En efecto, ha sido el mecanismo que usó la Concertación para definir su abanderado presidencial de Frei a Frei. En efecto, en 1993 la dupla Lagos-Frei compite de modo muy desigual para lograr la nominación y convertirse en abanderado del conglomerado oficialista de la época. En el ’99 realizan una segunda primara en la que compiten Lagos y Zaldívar –esta vez en igualdad de condiciones-. En el 2005 la primaria se suspenda ante la renuncia de Alvear. Y en el 2009, Frei vence a Gómez en unas primarias con más vicios que virtudes.

Nuevamente, la definición presidencial de la Concertación –y sus nuevos aliados- tiene en el horizonte una primaria. Nada nuevo. La experiencia ya la tienen. Lo novedoso de esta coyuntura en que no sólo hay una ley que define el marco institucional dentro del cual se va desarrollar la competencia, sino también la derecha incursiona en este mecanismo. Pero, hay más. En efecto, la Ley también contempla la realización de primarias para la definición los candidatos al parlamento.

La moda de las primarias –sí, la “moda”- y su institucionalización comienza con un diagnóstico doble; el que hace la Concertación a propósito de la derrota electoral y política que sufre el 2009 y el que hace el oficialismo en particular y la clase política en general de que ante la “crisis en la política” hay que fomentar y estimular la participación. De hecho, la agenda política del gobierno actual esta centrada en la participación.

Todos los sectores políticos preparan elecciones primarias. La Concertación lo prometió desde su derrota. De ese modo, realizaron primarias municipales, la DC ha puesto en marcha primaras pre-presidenciales y pre-parlamentarias y se preparan para la final de fines de Junio. La fiebre por las primaras invade Chile.

Surge, una primera pregunta: ¿son primarias competitivas con resultado incierto?; ¿habrá alguna sorpresa?

Todo indica que a nivel presidencial no habrá sorpresas: Golborne le gana a Allamand y Bachelet a “los otros”. No obstante, el panorama en la oposición parece más interesante no sólo por la competencia a cuatro o cinco bandas que se va instalar, sino también porque hay negociaciones y potenciales acuerdos que apuntan a construir una mayoría social y política de mediano y largo plazo que impulse un conjunto de trasformaciones cuyo relato tiene como eje el tema de la igualdad. Y en esa línea no sólo hay que elegir el abandero para el 2014, sino también para el 2018. En este hecho, está la clave de la actual primaria opositora.

Sobre este escenario surge una pregunta: ¿qué define y caracteriza la primaria presidencial al interior de la oposición?

Lo que define esta contienda es el “factor Bachelet”. De este modo, se abren dos escenarios probables: con Bachelet y sin Bachelet. De hecho, el naipe presidencial de la oposición se baraja de modo distinto según la presencia o no de la ex mandataria. Es más, sin Bachelet las posibilidades de que la oposición vuelva a La Moneda se reducen de modo considerable. Sin Bachelet, emerge un terremoto y un tsunami político de largo alcance.

Por compromiso y responsabilidad política, por los tiempos involucrados, porque no hay plan B, porque su silencio se convierte en un valor ético y porque “la gente lo pide”, la ex mandataria competirá en la primaria opositora. Es más, la va ganar y se convertirá nuevamente en Presidenta de Chile en nueve meses más. A estas alturas, sólo un “accidente político” puede evitar su postulación y su triunfo en Noviembre.

La primaria opositora tiene a la fecha tres competidores oficiales: el DC, Claudio Orrego, el Radical, José Antonio Gómez y el independiente y tecno-liberal Andrés Velasco. Se espera para Marzo la incorporación de Bachelet que tiene el apoyo del PS-PPD. En este contexto: ¿qué rol jugara el PC y el progresismo de MEO?

Mientras el PC terminará apoyando la opción Bachelet, los progresistas siguen conversado, negociando y evaluando la posibilidad de participar en la primaria opositora sobre la bases de algunas condiciones. Hasta el momento, para MEO la “primera vuelta es la primaria”.

Las conversaciones para la convergencia opositora en términos presidenciales, parlamentarios y programáticos tiene un dato esencial y fundacional: que Bachelet gana la primaria y la presidencial. Todos tiene claridad –incluso, el duelo ya hecho- que van perder en Junio. Pero, del mismo modo cada uno tiene sus objetivos políticos y un futuro por delante. Justamente, esto es lo que se juegan en la primaria opositora: su futuro político; en rigor, su futuro presidencial.

Por ello, salir segundo es la consigna y el objetivo. Entonces, ¿primaria o secundaria?

En este contexto, la decisión de MEO de competir o no en la primaria opositora, resulta relevante y significativa no sólo para su posicionamiento presidencial futuro, sino también para la “mayoría progresista” del país y las transformaciones socio-políticas asociadas.

Si MEO no va a la primaria, competirá en Noviembre. Pero, saldrá tercero –con menos votos que el 2009-, se quedará sin representación parlamentaria –o mínima-, las desconfianzas con la Concertación 2.0  y el otro progresismo seguirán dañadas y su rol para una segunda vuelta se verá debilitado. En este cuadro, lo mejor políticamente para MEO es competir en la primaria.

Si compite en la primaria tiene buenas posibilidades de salir segundo. De hecho, hoy es el postulante más competitivo de la oposición después de Bachelet. Es más, si ocurre el “accidente político” y la “santa del silencio” decide no ir, sin duda, MEO puede ganar esa primaria.

En definitiva, si MEO quiere salir segundo en la primaria y no tercero en la primera vuelta debe considerar muy en serio y con mucha humildad su participación en la primaria opositora a nivel presidencial y parlamentario. Con ese segundo lugar se posiciona, sin duda, como la mejor opción presidencial para el 2018. Con MEO compitiendo en la primaria opositora, se cierra el naipe presidencial de la Concertación 2.0.

En fin, con MEO o sin MEO la competencia por el sillón presidencial de la oposición ha dejado de ser una primaria y ha pasado a convertirse en una secundaria. La competencia será de “guante blanco”. Todos saben que van a perder frente a  la “santa del silencio”. Por ello, competirán por salir segundo y asegurar el mejor posicionamiento presidencial para el 2018.