miércoles, 26 de junio de 2013

5 claves para la primaria

Junio-2013
Las primarias presidenciales generan más dudas que certidumbres. La convocatoria, el que sale segundo en la Nueva Mayoría, si Allamand es o no el candidato del oficialismo y la distancia en votos que hay entre Bachelet y sus competidores directos son los principales aspectos que se van a dilucidar el próximo domingo.

Sin embargo, hay dos elementos más que están en juego: el estado de la “crisis del triple pack: representación, participación y legitimidad y la evaluación de las primarias no sólo en relación a cómo funciona en términos operativos, sino también como reforma política orientada a resolver la crisis en la que está inmersa la política de hoy.

Todos estos elementos pueden analizarse en función de 5 claves: coyuntura, participación, resultados, efectos y evaluación.

La coyuntura. El proceso de la primaria se inserta en una coyuntura socio-política que está condicionada por tres dinámicas; las toma de los secundarios, la crisis del “triple pack” y la competencia presidencial.

La “toma” de los estudiantes secundarios de establecimientos que están destinados para lugares de votación puede ser una variable que influya de manera decisiva en las primarias. Todo depende de la manera en que se resuelva el conflicto a  corto plazo. Desalojo, cambio de locales y “bajada” de la toma son las alternativas que se barajan para resolver la situación. En esa dirección desalojar colegios –por medio de la violencia- es la solución más dañina; para todos. El destino de la primaria depende de la respuesta que se dé a este escenario.

La política chilena están inmersa en una crisis de representación –distancia y desprestigio-, de participación –la gente no vota- y de legitimidad –la gente no cree-. La primaria, por tanto, es la oportunidad para evaluar su estado. De ese modo, podremos observar como la crisis se estabiliza, se profundiza o muestra signos de mejoría. En la coyuntura actual no hay ningún antecedente o motivo para pensar en que se comienza a revertir la crisis del “triple pack”.

La característica del debate presidencial es una variable que también podría influir –de manera positiva- en los resultados de la primaria como evento democrático. En efecto, en la coyuntura presidencial se definen aspectos sustantivos del modelo de desarrollo chileno. Por primera vez, en muchos años se discute sobre el tipo de sociedad que se va construir en las próximas décadas. Sin duda, una variable que debiera motivar a los electores.

La participación. En otros artículos he planteado que la convocatoria deberá estar –a modo de hipótesis- en torno a 1.1 y 1.7 millones. Una cifra, por tanto, que podría ubicarse en torno a 1.4 millones es razonable dados los datos disponibles. En relación a los pactos, la “Nueva Mayoría” debería superar la convocatoria del oficialismo.

Los resultados. Estos se manifiestan a dos niveles: entre los pactos y al interior de los pactos. El análisis no sólo debe considerar la cantidad de votos que cada pacto y/o candidato obtiene, sino también la distancia que se manifiesta entre unos y otros.

La diferencia de votos es significativa por el hecho de que la competencia electoral-presidencial es más competitiva en la medida en que la diferencia de votos sea menor. Al contrario, será menos competitiva en la medida en que la diferencia de votos sea más amplia. De hecho, la diferencia podría –perfectamente- ser irremontable.

Entre los pactos, son tres las competencias que tienen efectos de poder significativos para el escenario presidencial que se abre desde el primero de julio: a) qué pacto lleva más gente y que diferencia se manifiesta entre ellos, b) quién saca más votos individualmente y que diferencia se expresa entre los seis presidenciables y c) cuántos votos tiene Bachelet en comparación a los votos del ganador de la primaria oficialista y al total de dicho pacto.

Dichos indicadores, por tanto, serán una señal potente para la dinámica que va asumir el escenario presidencial post primarias. Entonces, ¿se debilita, estabiliza, se consolida o se profundiza la ventaja que Bachelet manifiesta en las encuestas?

Al interior de los pactos también resulta interesante observar los resultados. La competencia del oficialismo “aparentemente” es más competitiva. Sin embargo, distintas encuestas dan como ganador a Allamand. Pero, como a la UDI le gusta “sorprender a Chile” hay que esperar. No sólo hay que conocer los efectos concretos que puede tener la máquina partidaria del gremialismo, sino también los efectos que puede producir la imagen de Golborne en la campaña de Longueira –principalmente, en la franja-. Estas cifras darán respuesta a interrogantes como ¿qué rendimiento tuvo la interpelación recurrente al electorado de Velasco y Orrego?, ¿qué diferencia se manifestara entre Allamand y Longueira?

Golborne, aparecerá como un fantasma.

En el pacto “Nueva Mayoría” es altamente probable que la ganadora sea Bachelet. He visto encuestas que oscilan entre 56% y 70%. Hay optimistas, que hablan de un 80%. En consecuencia, resulta más interesante observar quién sale segundo: ¿Velasco, Orrego, Gómez?

Sin duda, el orden de llegada y la distancia en votos entre cada uno de ellos es de suma relevancia para la correlación de fuerzas al interior de la Concertación 2.0. ¿Quién gana: Orrego o Velasco... qué distancia se manifestará entre ellos?, ¿cuánto suma Bachelet y Gómez?, ¿por quién votarán las bases del PC?, son algunas interrogantes que van a definir el curso de los acontecimientos en las post primarias.

Los efectos. Los resultados electorales de la primaria son relevantes por el hecho de que generan efectos de poder en el mapa del poder político a corto y largo plazo. Estas consecuencias son de cuatro tipos: sistema político, oficialismo, oposición y relación de poder entre la oposición y el oficialismo.

a. La primaria es otra oportunidad para evaluar la crisis de participación, representación y legitimidad del sistema político. Entonces, este evento democrático se manifestara –en esta ocasión- ¿cómo profundización, estabilización, consolidación o punto de inflexión de la crisis “en la” política?

b. En el oficialismo el efecto más relevante tiene que ver con el posicionamiento presidencial y las posibilidades reales y concretas de ganar en noviembre. Pueden quedar en buen o mal pie para la competencia parlamentaria y presidencial.

En rigor, las consecuencias positivas o negativas se expresaran fuertemente al interior de cada partido. Para la UDI, la derrota –sobre todo, si es amplia- abre un escenario interno muy complejo que pone en riesgo el rol “preponderante” del gremialismo en la política chilena.

c. Los efectos en la oposición tienen relación directa con la redacción final del programa, con la organización del comando y de la campaña, con el diseño del gobierno y con el rol de la DC en el nuevo escenario.

Sin embargo, no podemos olvidar que el rol de cada partido en este pacto no sólo es cuantitativo, sino también cualitativo.

d. La primaria pone nuevamente en juego la relación de poder entre el oficialismo –gobierno y partidos- y la oposición. En efecto, el resultado de la primaria define, de modo significativo, el escenario presidencial que se abre desde el lunes próximo. Quién tiene mejor posicionamiento es lo que esté en juego en esta primaria. ¿Es tan fuerte e imbatible el liderazgo de Bachelet? es la pregunta clave de este evento. O, al contrario, ¿será posible vencerla?

Y de modo paralelo, los resultados también darán pistas en torno a la fuerza que tiene el “programa de la inclusión” para su implementación. Este aspecto es de suma relevancia no sólo para la inflación de las expectativas que se han ido produciendo, sino también para el rendimiento de la lista parlamentaria opositora.

La evaluación. La evaluación de las primarias es doble: gestión y rendimiento. Con el primer caso me refiero al resultado positivo o no que va tener la operación del acto electoral: ¿qué problemas operativos van a surgir? es la interrogante. Se espera, no obstante, que esas potenciales dificultades –muchas de las cuáles ya circulan- no impacten de modo negativo la legitimidad de la primaria.

Con el rendimiento me refiero al impacto que tiene la primara sobre la crisis del triple pack. No hay que olvidar que la inscripción automática, el voto voluntaria y la primaria forman parte de la agenda política del gobierno que tiene como objetivo “vitalizar la democracia chilena”. En consecuencia, este evento dará cuenta de la efectividad de la primaria para contribuir a resolver la crisis que invade a la política chilena de hoy.

Como hemos visto, las interrogantes son múltiples. Sólo los resultados del próximo domingo podrán responder las preguntas que se han planteado y que contribuyen a generar alta incertidumbre. Lo relevante, es que la coyuntura que se abre depende de cómo se responda a cada una de esas dudas. Ahora, son los ciudadanos los que deben actuar y movilizar sus deseos y voluntades. Sus decisiones, definirán el curso de los acontecimientos de las post primarias. 

martes, 18 de junio de 2013

¿Cuánta gente va ir a votar a la primaria?

Junio-2013
El número de participantes en las primarias presidenciales del 30 de junio es una incógnita que políticos ni analistas han querido dilucidar. Hay, por tanto, una completa incertidumbre. Lo que más se ha visto en estos días son pronósticos en torno a las cifras que permitirían hablar de una primaria exitosa o fracasada a nivel global o de cada pacto en particular.

En lo que sigue, intentaré hacer una proyección –a modo de hipótesis- de la convocatoria que puede tener la primaria. Los datos que se usan para este análisis son la participación en las primarias realizadas en Chile desde 1993 y las cifras de abstención manifestadas en las últimas municipales cuando se inaugura la inscripción automática y el voto voluntario.

La primera primaria realizada en Chile fue en mayo de 1993 y enfrentó a Frei y Lagos con el objetivo se elegir al candidato presidencial  de la Concertación. Fue un evento cerrado a “adherentes y militantes” con un universo electoral de 608.569 electores. De ese total, los votos emitidos llegaron a 388.018. A su vez, el total de válidos llega los 385.733 electores.

La cifra de votos emitidos –similar a los votos válidos- representa el 4,8% del padrón electoral nacional, el 5,2% de los votos emitidos a nivel país y el 9,6% de la votación de Frei. Si analizamos los datos en función del universo habilitado para la primaria –que supera los 600 mil electores-  vemos que esa cifra representa el 7,5% del total de los inscritos a nivel nacional. Sin embargo, a la primara sólo concurre el 64% de los habilitados.

La primaria Zaldívar-Lagos realizada en mayo de 1999 es la que más electores ha convocado.  Se trata, de una primaria abierta y ciudadana que tuvo una participación -en votos válidos- de 1.386.326 electores. Una cifra que representa el 17,1% del padrón electoral nacional, el 19,1% de los votos emitidos a nivel país y el 41% de la votación de Lagos en primera vuelta y el 37% en la segunda vuelta.

La primaria de abril del 2009 entre Frei y Gómez fue abierta y ciudadana. Sin embargo, la modalidad indica que se realizará por zonas –según regiones- y en días distintos. No obstante, sólo se realizó en la Región de O’Higgins y Maule. Los votos válidos llegaron a los 61.843; que representa el 0,75% del padrón electoral del país y el 6,3% del total de los inscritos a nivel regional. La votación de la primaria –regional- representa el 0,86% de los votos emitidos a nivel nacional y el 7% de los emitidos a nivel regional.

En relación a la votación de Frei a nivel nacional en la primera y segunda vuelta, la participación en la primaria representa el 3% y el 1,9% respectivamente. En relación a la votación de Frei a nivel regional en la primera y segunda vuelta, la participación en la primaria representa el 19,5% y el   13,9% respectivamente.

La referencia más cercana es la primaria municipal del 2012; en la que los votos válidos alcanzan los 313.817 electores para 148 comunas. La cifra representa el 2,3% del padrón electoral, el 5,4% de los votos emitidos y el 13% de la votación en alcaldes de la Concertación y el PC.

¿Qué dicen estos datos?
Lo primero que surge, es que no hay un patrón regular de participación en las primarias -según total de inscritos, total de habilitados, total de emitidos y votación del candidato elegido en primaria- que nos permita hacer proyecciones claras y confiables.

No obstante, la Concertación –en función de los datos presentados- no puede llevar menos de lo que convocó en las pasadas municipales y lo que ha convocado en primarias presidenciales anteriores –incluida la del 2009-. Dadas las características de la coyuntura, debe, a lo menos, tener una votación de 600 mil electores.  A ello, hay que sumarle el aporte que debe llegar del PC, de la Izquierda ciudadana, del MAS y de los ciudadanos independientes.  En lo grueso, y a modo de hipótesis, planteo que la oposición debería convocar en torno a los 800 mil y un millón de electores.

A esta cifra, hay que agregar la convocatoria del oficialismo. No hay datos que permitan hacer proyecciones. No obstante, del propio sector, surge la cifra de 400.000 electores.

En consecuencia, la participación en la primaria presidencial del 30 de junio puede alcanzar una cifra que oscila en torno a 1.2 y 1.4 millones electores.

Esta cifra, la podemos complementar con la participación electoral de las municipales del 2012. En dicha elección votó un total de 5.8 millones de electores. En esta primaria –dadas, las características de la coyuntura-, no va votar más del 50% de ese total; es decir, 2.9 millones. Si, vota el 40% del total de los que lo hicieron en la municipal, la cifra llegaría a 2.3 millones. Si, vota el 30%, la cifra llegaría a 1.7 millones. Si, vota el 20%, la cifra llegaría 1.2 millones -1.160.000 electores-. Si, vota el 10%, la cifra llegaría a los 580.000 electores.

Estimo, por tanto, que votara en esta primaria una cifra que oscila entre el 20% y el 30% de los que votaron en octubre; es decir, entre 1.2 y 1.7 millones. 

Ahora, sólo queda por observar cómo se va manifestar en esta primaria la crisis actual de la política; que he llamado la “crisis del triple pack”: participación, representación y legitimidad.

jueves, 13 de junio de 2013

Primarias y efectos presidenciales

Junio-2013
Estamos a dos semanas de las primarias presidenciales.  Como en otras oportunidades los pronósticos de multiplican y los efectos de poder que se producirán a partir de ese evento se comienzan a proyectar. En ese contexto surge un conjunto de interrogantes en torno a ¿quiénes serán los ganadores de la jornada electoral y cómo se proyectan esos resultados para las presidenciales de noviembre?

El análisis y las interrogantes se plantean a dos niveles. El primero, en torno lo que ocurrirá entre los pactos; y el segundo, en torno a lo que ocurrirá al interior de cada pacto.

La competencia entre los pactos del duopolio. En este nivel de la competencia los efectos de poder entre los pactos se vinculan con lo que puede ocurrir en noviembre. Quién gane la primaria en este nivel y la distancia que logre serán los indicadores que permiten que unos y otros hagan proyecciones y cálculos presidenciales. Tres, son las preguntas que sustentan estos posibles escenarios.

Pregunta 1: ¿Cuál de los dos pactos convocará más electores?: el primer round.

Se estima que será el pacto “Nueva Mayoría” la que convocará más electores; y, por tanto, más votos. En rigor, no hay certezas en torno a la cantidad de electores que irán a la primaria. Esto, se ve reforzado por el voto voluntario y la incertidumbre que genera. Las encuestas tampoco han entregado luces claras y contundentes en torno a este hecho.

Es relevante, también responder en torno a la distancia en votos que habrá entre los pactos en competencia. En efecto, la posibilidad de proyectar estos resultados a noviembre, depende de manera significativa de la diferencia en votos que habrá entre las fuerzas duopolicas. Mientras más abultada la diferencia, más probabilidades de reproducir ese resultado en noviembre. Y, al mismo tiempo, más complejo de revertir.

¿Cuál ha sido la convocatoria de otras primarias?  En primarias, Frei le ganó a Lagos –en el ’93- y a Gómez –en el 2009-. En el primer caso, concurrieron 292.000 electores entre “militantes” y “adherentes”. En el segundo caso, los electores llegaron a 62.000. Del mismo modo, Lagos –en el ’99- le ganó a Zaldívar. Pero, en esta ocasión participaron de la primaria 1.400.000 ciudadanos. Sin duda, una gran convocatoria. Sin embargo, no hay que sacar cuentas alegres; ya que, Lagos estuvo a treinta mil votos de perder la presidencial frente a Lavín.

El año pasado, en las primarias municipales los votos válidos de este evento llegaron a los 314 mil. Luego, en Enero de este año, la primaria presidencial de la DC tuvo una concurrencia de 56 mil electores.

Desde estas cifras, ¿qué se puede concluir y proyectar? 

Según estos datos, lo más evidente es que a la primara opositora no pueden concurrir menos de 500.000 electores. Y, si le agregamos el voto del PC esta cifra debería superar los 600 electores. Y, si le sumamos el hecho de que se trata de una primaria presidencial, de que esta el “Factor Bachelet” y de que estamos en una coyuntura que pone en jaque al “modelo”, la participación debería oscilar en torno al millón de electores –un poco menos, un poco más-. A modo de hipótesis.

Esta cifra, debe complementarse con el “potencial de abstención”. En la pasada municipal de octubre, voto un total de 5.7 millones de electores. Parece razonable, plantear la hipótesis de que en la primaria concurrirá una cifra no superior al 50% de lo que fueron a las municipales; es decir, 2.8 millones de electores.

La cifra anterior es, sin duda, muy optimista. Por ello, me parece –más- razonable, por tanto, plantear la hipótesis de que concurrirá a la primaria presidencial una cifra que oscila entre el 20% y el 30% de los que votaron en octubre pasado; es decir, entre 1.1 y 1.7 millones de electores.

¿Cuál será el aporte del oficialismo a la primaria presidencial?  No hay antecedentes que permitan hacer proyecciones. Sólo contamos con opiniones del propio sector, para los cuales una cifra de 400 mil electores es positiva.

Según, estas proyecciones preliminares y que se instalan a modo de hipótesis, el pacto “Nueva Mayoría” debería doblar en electores al oficialismo. En sentido inverso, Allamand ha insistido en que el sector debe llevar más gente que la oposición y que “habrá sorpresas”.

Pregunta 2: ¿Quién será el candidato más votado?: la primera mayoría.

Todo indica que será Bachelet la opción más votada en términos absolutos; es decir, la que tendrá más votos. Sin embargo, para no distorsionar el análisis de esta pregunta hay que considerar:

a. Que la “votación relativa” entre los ganadores de cada pacto no es comparable.

b. Hay que tener cuidado cuando se comparen los ganadores de cada pacto en términos de su “votación absoluta” ya que la distribución interna de los votos es relevante para proyectarse a noviembre. Distribuir la cantidad de votos de cada pacto en función del número de aspirantes es diferente cuando se trata de cuatro –Bachelet, Gómez, Velasco y Orrego- o de dos –Allamand y Longueira-.

En esta interrogante surge una interesante posibilidad: la votación de Bachelet, ¿será superior, igual, inferior o similar al obtenido por el pacto del oficialismo en su conjunto?

La distancia en votos que se manifieste entre la primera y la segunda mayoría –suponiendo, que esta posición la ocupa el oficialismo- es de suma importancia para las perspectivas que puede tener la “agenda de la inclusión”; y, sus efectos a nivel parlamentario.

Pregunta 3: ¿Cómo se van a ordenar los seis postulantes en función del total de votos de la primaria?: el resultado final.

Ordenar los seis candidatos en función del total de votos obtenido individualmente es, sin duda, la operación más interesante de estas primarias; sobre todo, para proyectar el escenario presidencial de noviembre.

Varias son las preguntas que surgen: ¿Quiénes serán los dos más votados?, ¿serán de pactos distintos?, ¿qué diferencia de votos hay entre los dos primeros?, ¿será un distancia irremontable?, ¿qué lugar, ocupara Orrego?

Lo más probables, es que los dos primeros lugares correspondan uno a la oposición –Bachelet- y el otro al oficialismo –Allamand o Longueira-. Nuevamente, la cuestión de la diferencia de votos entre el primero y el segundo adquiere relevancia.

La competencia al interior de los pactos. Lo que ocurrirá al interior de los pactos es menos interesante y relevante -desde el punto de vista de lo que sucederá en noviembre- de lo que ocurrirá entre los pactos. Pero, de todos modos se pueden identificar significativos “efectos de poder”.

Pregunta 4: ¿Quién ganará en el oficialismo?: ¿Continuidad o crisis?

La primaria oficialista se muestra como competitiva. No obstante, hay señales que indicarían que Allamand sería el ganador. Sin embargo, la duda surge desde el momento en que no se sabe la cantidad de votos que el sector puede movilizar. Ha surgido el argumento de que mientras más masiva la convocatoria, más probabilidades tiene Allamand de ganar. Al contrario, con una participación reducida, sería Longueira el vencedor; sobre todo, si la UDI logra que su máquina partidista –“aparentemente dormida”- sea más eficiente que la capacidad que puede tener RN de movilizar.

En la interna oficialista no es tan relevante la distancia entre los candidatos, como ocurre en el pacto de la oposición.

Lo importante, en este caso, es la interrogante que se abre desde el momento en que Allamand gana la primaria y la UDI debe apoyarlo. Hay tres interrogantes:

a. Desde la bajada de Golborne se instaló la interrogante acerca de si el gremialismo ¿apoyará o no a Allamand? Si bien, distintos personeros de la UDI han sido críticos con Allamand –“no tiene credibilidad… no ha sido limpio… y no es un factor de unidad”, Longueira, al contrario, ha manifestado que tendrá su apoyo.

b. Ha surgido en los últimos días la posibilidad de que Golborne levante una candidatura independiente.  En el mundo del pragmatismo y del poder, todo es posible.

c. Finalmente, en ese escenario se instala la posibilidad de que –al igual que en la presidencial del 2005- la opción de Allamand aleje el voto popular y “social” que el gremialismo logra capturar.

La distancia entre ambos adquiere relevancia en tanto exista una diferencia significativa a favor de uno. Desde ese momento surge la interrogante en torno al rendimiento de la lista parlamentaria.

Pregunta 5: ¿Quién ganará en el pacto “Nueva Mayoría” y como será la llegada final?: ¿primaria o secundaria?

Todo indica que será Bachelet la ganadora. Sin embargo, son varias las interrogantes que se abren a partir de este escenario.

¿Quién saldrá segundo? y ¿a qué distancia? son las principales interrogantes. Las cifras que se conocen, indican que Bachelet debería obtener una votación que gira en torno al 70%.

¿Qué “perfomance” tendrán los otros candidatos? es una pregunta relevante, por cuanto, la posición que ocupen en la votación interna del sector tendrá efectos sobre el tipo de programa de gobierno que se termine definiendo desde el primero de julio. En esa dirección, ¿cuánto suma la votación Bachelet-Gómez?

En este escenario, la DC ¿se debilita o fortalece?

Si bien, hay encuestas que muestran a Velasco por sobre Orrego, no sería tan determinante en liquidar las opciones de la DC. Sería, muy grave que la máquina DC perdiera contra el independiente Velasco. Del mismo modo, si perdiera contra Gómez. No obstante, ante todo evento, la DC tiene y tendrá un trato “digno” al interior de la “Nueva Mayoría”. De hecho, el aporte de la DC no sólo es cuantitativo –votos-, sino también cualitativo –el centro humanista y moderado-.

Certezas e incertidumbres rodean la primaria no sólo desde el punto de vista de los ganadores y los efectos de poder que se podrán proyectar, sino también desde el funcionamiento operativo del proceso electoral.

Por ahora, hay que seguir esperando el veredicto de los ciudadanos. Y del mismo modo, estar atentos con la abstención que se va manifestar en la primaria.

lunes, 10 de junio de 2013

Pablo y la UDI

Junio-2013
A dos meses de la primaria y a 72 horas de inscribir las candidaturas respectivas para dicho proceso se produce la bajada de Golborne de la carrera presidencial y la instalación de Longueira como candidato del gremialismo. Una política de shock que vuelve “a sorprender a chile” y que tiene por objetivo fortalecer la opción presidencial del oficialismo y el posicionamiento político y electoral de la UDI.

Todo fue rápido y brutal. Cuando Longueira acepta la nominación hace un discurso en el que se encuentran las bases de su relato político a corto y largo plazo: a corto plazo tiene que ver con la proyección de la obra de este gobierno y en el largo plazo con el fortalecimiento de un debilitado gremialismo.

El relato que despliega Longueira desde ese momento es la puesta en escena de un discurso que ha venido diseñando desde hace un par de años en el contexto de su opción presidencial. En Agosto del 2012 en el Consejo Ampliado de la UDI en la Algarrobo se termina el sueño de Pablo de convertirse en candidato presidencial del gremialismo. Sin embargo, desde ese momento no se dejó de escuchar que “era el tapado” y que en cualquier momento podría emerger y convertirse en el líder presidencial y natural del partido.

A fines de Octubre se produce la debacle electoral del oficialismo y una semana después el gremialismo proclama a Golborne como su abanderado presidencial. No obstante, en el ambiente seguía circulando desde las sombras la opción de Pablo. Entre principios de Noviembre y mediados de Enero hay dos meses y medio en que el despliegue presidencial de Golborne comienza a debilitar las opciones electorales de la UDI a corto plazo –presidenciales y parlamentarias- y las proyecciones políticas a medio y largo plazo.

Sin embargo, el Consejo de Enero de este año ratifica “de modo definitivo y formal” a Golborne como abanderado presidencial del gremialismo. Melero, al finalizar su discurso de proclamación le dice a Golborne que “te confiamos la responsabilidad… te estamos confiando le gobierno de Chile… tú representas la vida desde la concepción, la familia fundada entre un hombre y una mujer… tú mantendrás y profundizaras un modelo de organización económico y social basado en la libertad… es mucho lo que esta en juego… tenemos un candidato que nos representa en todo lo esencial… confiamos en ti… no tenemos ninguna duda  que con esa fuerza, ese liderazgo y ese carisma… una vez más harás posible el sueño de millones de chilenos… llevarlos a la prosperidad y el desarrollo”. De este modo, la UDI iniciaba su camino a La Moneda con un independiente apelando nuevamente a la “generosidad…  y a que Chile esta primero”.

En este Consejo, Longueira se dirigió al plenario. Al analizar lo que dijo en esa oportunidad se destaca, en general, que es un relato “casi idéntico” al discurso que haría tres meses después –a fines de abril- cuando era proclamado candidato presidencial. El discurso que emite en esta oportunidad tiene tres elementos que hay que destacar y que contribuyen a entender lo que sucede hoy en la UDI.

En primer lugar, plantea la necesidad de lograr un segundo gobierno de la alianza; no sólo debido a que han hecho con Piñera un gobierno exitoso y que hay que proyectarlo para “alcanzar el desarrollo”, sino también porque hay que impedir que llegue a La Moneda la Concertación y el PC con un programa que busca desmantelar el “modelo” que ha hecho de Chile un país que bordea los veinte mil dólares per cápita y que “es un ejemplo para el mundo”.

En segundo lugar, ocupa largos pasajes para hablar de la UDI. Acá, sin duda, hay importantes elementos para entender el gremialismo de hoy. En esa dirección, por tanto, lo más relevante tiene que ver con que la UDI no sólo es el partido más grande –“lo que no es lo más importante”- y pilar fundamental de este gobierno, sino también no es cualquier partido; en efecto, tiene “mártires” y la historia de Chile no se puede entender sin los gremialistas. Pablo afirma que el gremialismo ha “cambiado la historia, sin la UDI Chile no estaría en el sitial que esta”.

Por ello, el desafío actual del gremialismo es “construir un partido para los próximos 30 años”. Ese, es el camino que inicia el partido con el liderazgo presidencial que tiene como estación final las presidenciales del 2018. Longueira viene a levantar al partido: hay que encender una máquina que se estaba apagando. Hace un llamado a que “volvamos hacer lo que nos hizo grandes… a ser fieles al objetivo fundacional”. Es decir, la UDI no debe dejar de practicar “el estilo y la forma de hacer política” que heredaron de “Jaime” y que se expresa en la “generosidad, desprendimiento, entrega, amistad, trabajo en equipo, esto es lo que no ha hecho grandes”.

Las aguas no están quietas en el gremialismo. ¿Cómo va responder un partido debilitado frente a la primaria?

Finalmente y en tercer lugar, en este discurso Longueira le dice a sus filas que dadas las actuales condiciones no está “disponible” para ser abanderado presidencial del partido. Sin embargo, sigue su postulación en las sombras. En este contexto, no deja de ser interesante una anécdota ocurrida entre Pablo y la directiva antes de empezar su discurso. Los hechos muestran que detrás del orador –Longueira- estaba sentada la directiva. Segundos antes de empezar el discurso, Pablo les dice: “mejor que se sienten pueden haber sorpresas¿Qué significa este distendido intercambio de señales?  Muy simple, que en el ambiente la postulación de Pablo estaba latente. Estuvo latente siempre.

Apelando a los principios que sustenta la práctica y el estilo de la UDI, le dice al plenario que “si ustedes que yo sea instrumento para manchar esa historia… de generosidad, de desprendimiento, de pensar a Chile, yo les digo… no estoy disponible”. En la tarde, sería proclamado Golborne.

Entre el Consejo de Enero y la bajada de Golborne a fines de Abril, la perfomance” presidencial del gremialismo estaba profundizando “el aburguesamiento de la UDI”. Y con ello, reduciendo las posibilidades de lograr la sucesión presidencial y mermando el posicionamiento electoral y político de la UDI a mediano y largo plazo.

Y, como al gremialismo le gusta, vuelven a “sorprender a Chile” al bajar a Golborne e instalar a Pablo. Cómo caída del cielo surge una coyuntura que hace posible desde el punto de vista político y ético hacer este cambio en el liderazgo presidencial del partido. “Es algo que no busque” dijo Longueira.

Un golpe de timón en que lo sustancial es que Pablo vuelve al partido. ¿A qué vuelve?

Longueira vuelve a la UDI a refundar al partido y construir una estructura política y operativa que genere las condiciones para seguir siendo un partido “trascendente” y fundamental para la historia de Chile. Y, en ese camino –en esa “marcha”, en esa “cruzada”- el rendimiento parlamentario es de suma relevancia.

Pablo, los convoca a que “a partir de hoy… seamos leales a nuestra historia –en que nada es imposible-… -a que- volvamos a nuestras raíces, a trabajar como lo hicimos siempre… Iniciamos hoy una marcha por Chile… que nos lleve al triunfo… los invitamos a una gran cruzada porque a Chile le conviene…no se gana, si no hay mística, si no hay una ética… dejemos todo en la calle para que Chile siga en este camino”. 


Con estas palabras, Longueira asume el rol de re encantar y movilizar al partido. La primaria, es la primera batalla. La UDI tambalea. ¿Cómo rendir en el plano externo, cuando en lo interno hay tensiones? 

domingo, 2 de junio de 2013

Los dilemas y las debilidades del gremialismo

Junio-2013
En el gremialismo las aguas no están quietas. Desde la coyuntura en que bajan a Golborne de la carrera presidencial e irrumpe el mesianismo de Longueira no sólo las tensiones internas aumentaron, sino también las dudas y la incertidumbre se instalaron en el partido de la calle Suecia. ¿Qué está pasando en la UDI?

La irrupción de Longueira obedece a un doble diagnóstico: uno externo y uno interno.

El externo tiene que ver con la realidad socio-política del país y el escenario en el que se desenvuelve la competencia por La Moneda. Ya está instalada la idea de que la coyuntura presidencial se estructura en torno a la modelo de desarrollo chileno. De hecho, esta dimensión: más modelo, menos modelo, otro modelo, va dominar la política chilena, a lo menos, los próximos ocho o doce años.

Para la UDI, esta coyuntura no sólo pone en riesgo el modelo que defiende y alaba, sino también pone en riesgo la gran oportunidad de alcanzar el desarrollo; por lo que han luchado más de 30 años.

Longueira en su discurso de aceptación de su postulación presidencial afirmaba que “con nuestras ideas hemos hecho un Chile mejor… hoy tenemos una oportunidad histórica de alcanzar el desarrollo… -por ello-… les digo a los chilenos que sigamos esta obra… necesitamos romper la indiferencia, la comodidad… -de lo contrario-…vendrán días lamentables para el país”. La Concertación “nos quiere arrasar… quieren cambiarlo todo” a dicho Moreira.

Un punto de inflexión en esta correlación de fuerzas es la destitución de Beyer.  Para Longueira, “con este hecho se pone en riesgo los 30 años de desarrollo”. Sin duda, una preocupación evidente que se sustenta en la debilidad política y electoral del oficialismo. “Han declarado la guerra” afirmo Carlos Larraín ese día.

A su vez, el diagnóstico interno mostraba que el gremialismo se estaba debilitando en su mística y en su capacidad de convocar. La “perfomance” presidencial de Golborne no sólo estaba debilitando al partido en términos electorales, sino también generando condiciones para que las tensiones internas del gremialismo comenzaran a emerger. Este escenario se potencia con el misil que Allamand le manda a Golborne.. Había que actuar. “Por una situación inusual… había que asumir” ha dicho Longueira.

Y de este modo, en un par de horas nos encontramos con el hecho de que la UDI cambia sus objetivos políticos. “Hay que recuperar el tiempo perdido” ha mencionado Longueira de modo implícito. Longueira venía a fortalecer las opciones presidenciales del oficialismo y a refundar y potenciar al gremialismo.

En relación al primer objetivo, Longueira ha mandado el mensaje de que hay que “salir a decirle a los chilenos que nos den la oportunidad de seguir creciendo en libertad, vamos a recorrer Chile defendiendo nuestras ideas… hay que decir lo que hemos hecho… necesitamos buscar el voto reflexivo… llegó la hora de seguir profundizando esta gran obra… dejemos todo en la calle para que Chile siga en este camino”. Revertir el déficit de comunicación es el objetivo.

En relación al segundo objetivo, ha dicho que “seamos leales a nuestra historia… a nuestra raíces… trabajemos con unidad…trabajemos como lo hicimos siempre… hay que salir del pesimismo”. Un mensaje, sin duda, que va dirigido a la interna del partido con la clara idea de recuperar no sólo la mística y la unidad, sino también la vocación popular de la UDI y su influencia política. El gremialismo entendió que Pablo es el único que puede encabezar este proceso. En esa coyuntura, Moreira afirma que “le fuimos a pedir a Pablo que asumiera el liderazgo… en una situación de crisis, de división”.  Tenemos que dejar de ser una “derecha destructiva, chaquetera y pesimista”; y ser, “una derecha moderna y eso es lo que pretendemos hacer en la UDI con el liderazgo de Pablo”.

El gremialismo entro en un proceso complejo de “reformulación de identidad y de objetivos” desde el momento en que se convierte en gobierno en Marzo del 2010. Pasar de la oposición al ejecutivo ha ido generado en la UDI un proceso de debilitamiento que se vio reforzado con la aventura presidencial de Golborne. La UDI se está adaptando la nuevo ciclo político.

Esta situación, es la que explica a irrupción de Longueira y los sucesos que se desencadenan a partir de esa coyuntura: los errores cometidos se evidencian y las dudas se multiplican.

Se hace evidente que nombrar a Golborne no sólo fue una decisión apresurada y ansiosa, sino también un error político. Pareciera, que se difunde la tesis en la UDI de que definir las candidaturas presidenciales y parlamentarias por medio de primarias también ha sido un error; del mismo modo, queda en evidencia que salir del Gabinete y comenzar la competencia presidencial a principios de noviembre fue otro error. Lo mismo puede decirse de haberse debilitado en términos parlamentarios e ir al gobierno –Chadwick, Longueira, Matthei- y/o dejar el escaño de la metropolitana poniente –Novoa-. Incluso, todavía está por conocerse los efectos negativos que va generar la forma de bajar a Golborne y la crisis que se ha generado por el caso Moreira.

Al mismo tiempo las dudas se multiplican. En el corto plazo está la duda en torno a ¿quién es más competitivo en la primaria, Golborne o Longueira?, ¿quién es más competitivo para la primera vuelta, Golborne o Longueira?, ¿quién es más competitivo en la segunda vuelta, Golborne o Longueira?; ¿qué efectos tendrá la “operación Longueira” y la “operación Moreira”?, ¿cómo se va hacer la defensa del modelo?, ¿desde qué instancia se va defender el modelo?, ¿qué rendimiento electoral va tener el partido y qué efectos tendrá en el peso legislativo del gremialismo?, ¿qué va pasar con el apoyo a Allamand si pierden la primaria?, ¿qué efectos tendrá perder otra presidencial?, ¿desde dónde hará política Novoa, Longueira, Chadwick, Matthei, Lavín en el próximo gobierno?, ¿cómo se va resolver el control del partido?,  ¿podrá seguir ganando en los distritos populares?

El escenario, sin duda alguna, es muy complejo para el gremialismo. No obstante, se constata que esto ocurre en un momento en que la UDI es un partido maduro y altamente institucionalizado. Un partido grande con fuerza territorial y operativa. Un partido con disciplina y espíritu de cuerpo. Un partido pragmático. Una de las consecuencias de este nivel de desarrollo partidario es que en su interior hay grupos internos que están en vía a convertirse en tendencias.

La primera pista ocurre cuando desde que bajan a Golborne se comienza a hablar de unidad. Luego, vinieron las palabras de Moreira en relación a que el partido estuvo a punto de quebrarse. Dice, que aceptar la decisión del partido “era la única manera de salvar a la UDI de un quiebre total… teníamos un partido que estaba en una situación de división… tome la decisión para no entorpecer la paz”. A fin de Mayo, Recondo a propósito de la crisis senatorial de la zona afirmaba que “han resuelto una pugna interna con esta decisión”.

Hay cinco clivajes que muestran las fisuras internas del gremialismo.

1. Fractura clasista; lo elitista v/s lo popular. Esta es la principal fractura interna. En efecto, hay un grupo elitista vinculado a la fronda, a la excelencia académica y profesional que es distante de la vocación popular. Quizás, Moreira no era el perfil. Von Baer y Kast s lo son. En esta dimensión, Moreira ha dicho que “la UDI siendo un partido popular… no puede caer en ciertos excesos como cuando llega una juventud demasiado ambiciosa que le ha sido fácil… el problema de algunos personeros… es que creen que los candidatos parlamentarios tienen que ser los mejores alumnos en la universidad… se equivocan, la UDI es un partido popular”.

2. Fractura Política. También es una tensión relevante al interior del gremialismo. Se ha mencionado que “desde hace tiempo hay visiones diversas con respecto al futuro de la UDI… Algunos queremos una UDI más tolerante… que sintonice más con esta sociedad… tenemos que entender que el mundo ha cambiado… hay visiones y perspectivas distintas de lo que uno quiere para el partido”.

3. Fractura ideológica. Se produce una tensión entre quienes tienen posturas más liberales y los que se resisten a cambios en la agenda valórica de la sociedad. Hay un grupo que busca que la UDI sea un partido más tolerante con la diversidad. Las visiones de partido están cruzadas por visiones ideológicas sobre el mundo actual. Hay una fuerte tensión entre conservadores y liberales. “Tenemos que aprender a vivir con la diversidad” ha afirmado Moreira. Incluso, la ortodoxia económica es fuertemente cuestionada.

4. Fractura generacional. Se produce una tensión entre quienes pretenden avanzar al interior del partido de manera rápida sin respetar la trayectoria. No obstante, a nivel de la élite hay una fuerte presión generacional en el revelo político para los cargos públicos y políticos del país. En la UDI “la meritocracia y el esfuerzo” hay que respetarlo.

5. Tensión pragmático-doctrinario. Es aceptada de modo importante la idea de que la UDI es el partido más pragmático del sistema de partidos. Sus decisiones políticas se han tomado en el último tiempo bajo el criterio del cálculo político debilitando sus valoraciones doctrinarias. La discusión en torno a la reforma tributaria es un paradigma en esta tensión.

Estas cinco dimensiones que se yuxtaponen y que configuran las tensiones internas del gremialismo son el contexto partidario en el que la UDI debe enfrentar un complejo escenario político. La UDI es la bancada parlamentaria que más riesgos corre al defender importantes reductos electorales. La UDI está en el evidente peligro de perder importantes cuotas de poder al interior de la Alianza y del sistema político en su conjunto. A nivel parlamentario ya perdió en calidad, ahora deberá evitar hacerlo en cantidad.

Para el gremialismo se vienen días, semanas y meses muy complejos. En poco menos de un mes tendrá su primera prueba. La prueba final será en noviembre cuando sepamos cómo fue el rendimiento parlamentario del partido. Desde entones se abrirá otro camino; tan complejo, como el actual.