Junio-2013
Estamos
a dos semanas de las primarias presidenciales.
Como en otras oportunidades los pronósticos de multiplican y los efectos
de poder que se producirán a partir de ese evento se comienzan a proyectar. En
ese contexto surge un conjunto de interrogantes en torno a ¿quiénes serán los ganadores de la jornada electoral y cómo se
proyectan esos resultados para las presidenciales de noviembre?
El
análisis y las interrogantes se plantean a dos niveles. El primero, en torno lo
que ocurrirá entre los pactos; y el segundo, en torno a lo que ocurrirá al
interior de cada pacto.
La competencia entre los pactos del
duopolio. En este nivel de la competencia los efectos
de poder entre los pactos se vinculan con lo que puede ocurrir en noviembre. Quién
gane la primaria en este nivel y la distancia que logre serán los indicadores
que permiten que unos y otros hagan proyecciones y cálculos presidenciales. Tres,
son las preguntas que sustentan estos posibles escenarios.
Pregunta 1: ¿Cuál de los dos pactos
convocará más electores?: el primer round.
Se
estima que será el pacto “Nueva Mayoría” la que convocará más electores; y, por
tanto, más votos. En rigor, no hay certezas en torno a la cantidad de electores
que irán a la primaria. Esto, se ve reforzado por el voto voluntario y la
incertidumbre que genera. Las encuestas tampoco han entregado luces claras y
contundentes en torno a este hecho.
Es
relevante, también responder en torno a la distancia en votos que habrá entre
los pactos en competencia. En efecto, la posibilidad de proyectar estos
resultados a noviembre, depende de manera significativa de la diferencia en
votos que habrá entre las fuerzas duopolicas. Mientras más abultada la
diferencia, más probabilidades de reproducir ese resultado en noviembre. Y, al
mismo tiempo, más complejo de revertir.
¿Cuál ha sido la convocatoria de otras
primarias? En
primarias, Frei le ganó a Lagos –en el ’93- y a Gómez –en el 2009-. En el
primer caso, concurrieron 292.000 electores entre “militantes” y “adherentes”.
En el segundo caso, los electores llegaron a 62.000. Del mismo modo, Lagos –en
el ’99- le ganó a Zaldívar. Pero, en esta ocasión participaron de la primaria
1.400.000 ciudadanos. Sin duda, una gran convocatoria. Sin embargo, no hay que sacar cuentas alegres; ya que,
Lagos estuvo a treinta mil votos de perder la presidencial frente a Lavín.
El
año pasado, en las primarias municipales los votos válidos de este evento
llegaron a los 314 mil. Luego, en Enero de este año, la primaria presidencial
de la DC tuvo una concurrencia de 56 mil electores.
Desde estas cifras, ¿qué se puede
concluir y proyectar?
Según estos datos, lo más evidente es que a la primara opositora no pueden concurrir menos de 500.000 electores. Y, si le agregamos el voto del PC esta cifra debería superar los 600 electores. Y, si le sumamos el hecho de que se trata de una primaria presidencial, de que esta el “Factor Bachelet” y de que estamos en una coyuntura que pone en jaque al “modelo”, la participación debería oscilar en torno al millón de electores –un poco menos, un poco más-. A modo de hipótesis.
Según estos datos, lo más evidente es que a la primara opositora no pueden concurrir menos de 500.000 electores. Y, si le agregamos el voto del PC esta cifra debería superar los 600 electores. Y, si le sumamos el hecho de que se trata de una primaria presidencial, de que esta el “Factor Bachelet” y de que estamos en una coyuntura que pone en jaque al “modelo”, la participación debería oscilar en torno al millón de electores –un poco menos, un poco más-. A modo de hipótesis.
Esta
cifra, debe complementarse con el “potencial
de abstención”. En la pasada municipal de octubre, voto un total de 5.7
millones de electores. Parece razonable, plantear la hipótesis de que en la
primaria concurrirá una cifra no superior al 50% de lo que fueron a las
municipales; es decir, 2.8 millones de electores.
La
cifra anterior es, sin duda, muy optimista. Por ello, me parece –más- razonable,
por tanto, plantear la hipótesis de que concurrirá a la primaria presidencial una
cifra que oscila entre el 20% y el 30% de los que votaron en octubre pasado; es
decir, entre 1.1 y 1.7 millones de electores.
¿Cuál será el aporte del oficialismo a
la primaria presidencial?
No hay antecedentes que permitan hacer proyecciones. Sólo contamos con
opiniones del propio sector, para los cuales una cifra de 400 mil electores es
positiva.
Según,
estas proyecciones preliminares y que se instalan a modo de hipótesis, el pacto
“Nueva Mayoría” debería doblar en electores al oficialismo. En sentido inverso,
Allamand ha insistido en que el sector debe llevar más gente que la oposición y
que “habrá sorpresas”.
Pregunta 2: ¿Quién será el candidato
más votado?: la primera mayoría.
Todo
indica que será Bachelet la opción más votada en términos absolutos; es decir,
la que tendrá más votos. Sin embargo, para no distorsionar el análisis de esta
pregunta hay que considerar:
a. Que la “votación
relativa” entre los ganadores de cada pacto no es comparable.
b. Hay que
tener cuidado cuando se comparen los ganadores de cada pacto en términos de su
“votación absoluta” ya que la distribución interna de los votos es relevante
para proyectarse a noviembre. Distribuir la cantidad de votos de cada pacto en
función del número de aspirantes es diferente cuando se trata de cuatro
–Bachelet, Gómez, Velasco y Orrego- o de dos –Allamand y Longueira-.
En
esta interrogante surge una interesante posibilidad: la votación de Bachelet,
¿será superior, igual, inferior o similar al obtenido por el pacto del
oficialismo en su conjunto?
La
distancia en votos que se manifieste entre la primera y la segunda mayoría –suponiendo,
que esta posición la ocupa el oficialismo- es de suma importancia para las
perspectivas que puede tener la “agenda de la inclusión”; y, sus efectos a
nivel parlamentario.
Pregunta 3: ¿Cómo se van a ordenar los
seis postulantes en función del total de votos de la primaria?: el resultado
final.
Ordenar
los seis candidatos en función del total de votos obtenido individualmente es,
sin duda, la operación más interesante de estas primarias; sobre todo, para
proyectar el escenario presidencial de noviembre.
Varias
son las preguntas que surgen: ¿Quiénes serán los dos más votados?, ¿serán de
pactos distintos?, ¿qué diferencia de votos hay entre los dos primeros?, ¿será
un distancia irremontable?, ¿qué lugar, ocupara Orrego?
Lo
más probables, es que los dos primeros lugares correspondan uno a la oposición
–Bachelet- y el otro al oficialismo –Allamand o Longueira-. Nuevamente, la
cuestión de la diferencia de votos entre el primero y el segundo adquiere
relevancia.
La competencia al interior de los
pactos. Lo que ocurrirá al interior de los pactos es
menos interesante y relevante -desde el punto de vista de lo que sucederá en
noviembre- de lo que ocurrirá entre los pactos. Pero, de todos modos se pueden
identificar significativos “efectos de poder”.
Pregunta 4: ¿Quién ganará en el
oficialismo?: ¿Continuidad o crisis?
La
primaria oficialista se muestra como competitiva. No obstante, hay señales que
indicarían que Allamand sería el ganador. Sin embargo, la duda surge desde el
momento en que no se sabe la cantidad de votos que el sector puede movilizar. Ha
surgido el argumento de que mientras más masiva la convocatoria, más
probabilidades tiene Allamand de ganar. Al contrario, con una participación
reducida, sería Longueira el vencedor; sobre todo, si la UDI logra que su
máquina partidista –“aparentemente dormida”- sea más eficiente que la capacidad
que puede tener RN de movilizar.
En
la interna oficialista no es tan relevante la distancia entre los candidatos,
como ocurre en el pacto de la oposición.
Lo
importante, en este caso, es la interrogante que se abre desde el momento en
que Allamand gana la primaria y la UDI debe apoyarlo. Hay tres interrogantes:
a. Desde la
bajada de Golborne se instaló la interrogante acerca de si el gremialismo ¿apoyará
o no a Allamand? Si bien, distintos personeros de la UDI han sido críticos con
Allamand –“no tiene credibilidad… no ha
sido limpio… y no es un factor de unidad”, Longueira, al contrario, ha
manifestado que tendrá su apoyo.
b. Ha surgido
en los últimos días la posibilidad de que Golborne levante una candidatura
independiente. En el mundo del
pragmatismo y del poder, todo es posible.
c. Finalmente,
en ese escenario se instala la posibilidad de que –al igual que en la presidencial
del 2005- la opción de Allamand aleje el voto popular y “social” que el
gremialismo logra capturar.
La
distancia entre ambos adquiere relevancia en tanto exista una diferencia significativa
a favor de uno. Desde ese momento surge la interrogante en torno al rendimiento
de la lista parlamentaria.
Pregunta 5: ¿Quién ganará en el pacto
“Nueva Mayoría” y como será la llegada final?: ¿primaria o secundaria?
Todo
indica que será Bachelet la ganadora. Sin embargo, son varias las interrogantes
que se abren a partir de este escenario.
¿Quién
saldrá segundo? y ¿a qué distancia? son las principales interrogantes. Las
cifras que se conocen, indican que Bachelet debería obtener una votación que
gira en torno al 70%.
¿Qué
“perfomance” tendrán los otros
candidatos? es una pregunta relevante, por cuanto, la posición que ocupen en la
votación interna del sector tendrá efectos sobre el tipo de programa de
gobierno que se termine definiendo desde el primero de julio. En esa dirección,
¿cuánto suma la votación Bachelet-Gómez?
En
este escenario, la DC ¿se debilita o fortalece?
Si
bien, hay encuestas que muestran a Velasco por sobre Orrego, no sería tan
determinante en liquidar las opciones de la DC. Sería, muy grave que la máquina
DC perdiera contra el independiente Velasco. Del mismo modo, si perdiera contra
Gómez. No obstante, ante todo evento, la DC tiene y tendrá un trato “digno” al
interior de la “Nueva Mayoría”. De hecho, el aporte de la DC no sólo es
cuantitativo –votos-, sino también cualitativo –el centro humanista y moderado-.
Certezas
e incertidumbres rodean la primaria no sólo desde el punto de vista de los
ganadores y los efectos de poder que se podrán proyectar, sino también desde el
funcionamiento operativo del proceso electoral.
Por
ahora, hay que seguir esperando el veredicto de los ciudadanos. Y del mismo
modo, estar atentos con la abstención que se va manifestar en la primaria.