lunes, 19 de agosto de 2013

Allamand y el futuro político

Agosto 2013
El discurso de Allamand en el Consejo general de RN el pasado sábado 10 de agosto es la expresión de que esta vez su “travesía por el desierto” fue corta y rápida. El Allamand de hoy es distinto al que vimos en la primaria. Luego de la derrota, se fortaleció la tesis de que es un político “vetado” y que  “no es confiable ni genera unidad en el sector”. Pero, al mismo tiempo se fortalece su influencia al interior del partido y se posiciona como presidenciable al 2017. El tablero en la derecha se mueve de forma intensa y sorpresiva.

Ante la “renuncia” de Longueira, la UDI se movió con su habilidad acostumbrada y nominó a   Matthei como su abanderada presidencial. Un golpe certero y un “jaque mate”. RN quedó inmovilizado y preso de sus tensiones internas y de sus “aliados”.

En ese contexto y sin candidato, RN se vio obligada a una decisión fundamental: apoyar o no a Matthei. Ese, fue el objetivo político del Consejo. Durante los días previos se instaló la idea de que sería ratificada la candidata de la UDI y de que no hacerlo “sería un suicido”. Allamand, jugó un rol fundamental en esta decisión del mismo modo como lo hizo para la opción “Rubilar”. La decisión de no ser candidato y el apoyo que le pide al consejo para apoyar a Matthei son los hechos que muestran que en esta coyuntura Allamand es una pieza fundamental.

El discurso que hace en el consejo puede leerse en cuatro claves: Identidad y rol del partido,  relaciones con la UDI, distancia con el gobierno y coyuntura. Todos esos aspectos convergen en el “nuevo Allamand”.

Identidad y rol del partido. Allamand en el contexto de fundamentar el “voto político” para apoyar a la “candidata de la UDI” y de fortalecer el rol político del partido, pone atención en los grandes éxitos y aportes históricos del conglomerado, en las diferencias con el gremialismo y en el potencial de expansión que tiene el partido y su liderazgo hacia el centro político.

Allamand, le dice al consejo que el partido ha hecho cosas importantes: “en los últimos 50 años el antiguo partido nacional y RN han sido los dos partidos más importantes… fuimos el engranaje clave para la transición pacífica, en 1991 creamos la “democracia de los acuerdos”… hicimos la oposición más constructiva de que se tenga memoria, somos el único partido que ha puesto a uno de los suyos en La Moneda… impusimos las primarias… piensen en el legado que nos va dejar… tenemos que estar orgullosos”.

No hay nada que envidiarle a la UDI. “Somos el único partido de la centroderecha que cree en la democracia de verdad y que la práctica… somos la única expresión política que es capaz de expandir las fronteras, de coincidir con las fuerzas del centro político, de encontrar afinidades con el pensamiento liberal, socialcristiano, con el brote de las regiones… somos el único partido de la centroderecha que es capaz de tener una posición firme contra los abusos a los consumidores… los únicos que podemos oponernos con autoridad moral a los conflictos de intereses… los únicos que podemos representar verdaderamente los intereses de la clase media… los únicos que tenemos la apertura mental  para no aceptar discriminaciones”.

Dos derechas en pugna por el liderazgo del sector. Dos partidos distintos y dos fuerzas en equilibrio.

Relaciones con la UDI. Las primarias demostraron que “RN y la UDI son partidos del mismo tamaño”. Allamand, destaca que el poder económico, la máquina electoral y el peso parlamentario del gremialismo no fueron suficientes para vencerlos en las primarias. Apenas perdieron por un “puñados de votos” y ganaron en “muchas partes”.

La batalla parlamentaria, en primer lugar, es una oportunidad para restablecer esos equilibrios. Aquí, hay que poner las fichas en esta pasada, sugiere Allamand. A nivel presidencial la “situación electoral es muy adversa” ha dicho.

La racionalidad de clase los une fuertemente. De hecho, es la variable que explica que la derecha política resuelva todas sus crisis internas.

Distancia con el gobierno. El “nuevo Allamand” no sólo se muestra crítico y distante con la gestión Piñera, sino también muy diferenciado del gremialismo. En esa dirección, manifiesta que “este gobierno habría sido harto mejor si nos hubiesen considerado más a nosotros… y si a la hora de definir el rumbo político se hubiesen tomado en cuenta las opiniones de nuestros parlamentarios y de la directiva nacional… somos los únicos capaces… de intuir –como lo hace el “cote Ossandón— de que hay muchas cosas que corregir: no es cierto que esto sea la copia feliz del Edén… las cifras macroeconómicas no dicen todo”.

Allamand, se ha distanciado del gobierno y de la UDI. Sabe, que con ello tiene más posibilidades de ganarle a Zalaquett, de fortalecer el partido y de re-posicionarse en el escenario presidencial.

La coyuntura y el apoyo a Matthei. El objetivo político del consejo era definir la opción presidencial del partido. La directiva y Allamand llamaron a apoyar la opción presidencial de la UDI. El consejo aprobó el “voto político” con un 80%.

Allamand, le pide al consejo que “la impotencia, el desgano, la irritación, el pesimismo, la resignación y ese jaque mate que nos enrostran” no los nuble “en este momento tan importante” en el que el partido tiene que tomar una decisión fundamental.

La relevancia de la decisión se debe al diagnóstico que hace sobre el “peligro de nuestros adversarios”. Destaca que el sector y el modelo de desarrollo socio-económico e institucional están en riesgo. Hay una “embestida a fondo a la institucionalidad política…  que le ha permitido a Chile progresar”. El problema es complejo para la derecha política cuando constata que estamos en “una situación electoral muy adversa”.

En consecuencia, la “unidad es indispensable… sin unidad no hay ninguna posibilidad de triunfar en noviembre… --por ello--les quiero pedir… en aras de la unidad apoyar la candidatura de la UDI”.

Para Allamand, en consecuencia, era mejor consumir las energías en la batalla por el congreso. Ahí, el partido debía dar la pelea. El gremialismo es el que tendría que desgastarse en la operativa presidencial. La tarea, por tanto, es fortalecer la lista parlamentaria y reducir la distancia con el gremialismo. Además, ante la eventualidad de perder el gobierno hay que prepararse para conformar una “oposición eficaz… para volver lo más rápidamente posible al poder”. Para Allamand, apoyar a Matthei era bueno para el partido y para su futuro político.

¿El nuevo Allamand?

La lectura que he hecho del discurso se inserta en la idea de que el consejo fue la instancia política para ver un nuevo Allamand: un Allamand que se fortalece al interior del partido y que define su ADN; un Allamand que le dice a la UDI que son fuerza equilibrados y muy distintas; un Allamand que se distancia del gobierno y un Allamand que llama a apoyar a Matthei.

Todas sus acciones están pensadas en el futuro político; en su liderazgo y en el partido. Allamand, ya se instalo en la coyuntura del futuro. Ya movió sus fichas.

De hecho, Zalaquett se preocupa y se junta con Parisi y Hinzpeter le manda un mensaje a nombre del piñerismo en el que ratifica el “veto” al afirmar que Allamand no genera unidad en el sector. ¿Cómo hay que leer este mensaje?

Allamand, es hoy una de las cartas del partido para la próxima presidencial. Su “rival natural” debería ser Piñera. El partido será fundamental para definir este objetivo. El partido esta “dolido” con el Presidente Piñera. Allamand, es un hombre de partido; Píñera, no es un hombre de partido. Para Allamand, el partido es un fin; para Piñera, es un medio. En RN  se abre una fase política que culmina en la próxima renovación de la directiva el otro año.


El desenlace de esos acontecimientos depende no sólo de los resultados de noviembre, sino también de cómo termine la gestión Piñera. Por ahora, Allamand debe competir y esperar que los tiempos políticos vayan decantando. Ya sabe, que apurar las coyunturas no es una buena idea. Esto recién comienza y RN sigue desencantada y herida. 

lunes, 12 de agosto de 2013

Cambio binominal: ¿cerca o lejos?

Agosto 2013
Luego de veinte años de discusiones, debates e intentos frustrados por cambiar el binominal, se ha llegado a una coyuntura en que todos los actores políticos están de acuerdo en que hay que modificarlo. Primer consenso.

Los motivos que cada uno esgrime son distintos y diversos: cálculo político, compromiso político, estabilidad institucional y/o el principio de “un hombre un voto”, son las razones principales para mantener o transformar el sistema electoral. En el debate actual todas estas posibilidades se cruzan, superponen y confunden.

En Chile, se ha modificado el sistema electoral  en promedio cada 45 años. Vemos, por tanto, que se trata de mecanismos de largo alcance. De hecho, los momentos en que se producen estos cambios son la consecuencia de intensos debates que duran muchos años y cruzan diversas coyunturas. Lo que ha sucedido con el binominal se inserta en este contexto.

La explicación de este hecho se encuentra en que los sistemas electorales son, fundamentalmente, dispositivos de poder que regulan y definen la relación de fuerza que se va establecer entre los actores del sistema político durante muchos años.

Como dispositivo político que se funda en una pregunta básica: ¿qué objetivos políticos se buscan?

Esa pregunta la hicieron los que diseñaron el binominal a fines de los ochenta. Sus objetivos estaban claros: a) crear un sistema de dos partidos --que se transformó por la fuerza de la historia en un bipartidismo de pactos-- que fomentará la moderación y b) subsidiar a la derecha heredera de la dictadura para que con pocos votos –es decir, con el 33.3%-- lograra el 50% del parlamento. En consecuencia, el sistema electoral de la “democracia protegida” buscaba como objetivo político impedir que las fuerzas opositoras a Pinochet pudiesen modificar el neoliberalismo criollo.

Este objetivo se lograba por medio de reducir la competencia, de dejar fuera del sistema las fuerzas minoritarias y limitar la representatividad del parlamento. Y todo, en la perspectiva de darle gobernabilidad al sistema.

Durante más de veinte años cambiar el binominal se hizo imposible. Ha pasado el tiempo y las condiciones socio-políticas han abierto la posibilidad. La élite política avanza rápidamente en una fórmula. La demanda por asamblea constituyente los presiona.

Por ello, hoy esas discusiones y negociaciones se fundan en un primer consenso: no más binominal. Pero, por tanto, surge un  problema político: ¿qué sistema lo va reemplazar?

En consecuencia, los actores buscan “desesperadamente” un segundo consenso: el acuerdo por el nuevo sistema electoral. Sin duda, más complejo y más político. La comisión de constitución del senado trabaja intensamente en esa tarea.

Hay cuatro consensos básicos sobre el que se inicia el debate político y su potencial expresión técnica: más competencia, más inclusión, mejor representatividad y gobernabilidad.

Competencia. El nuevo sistema electoral no sólo debe permitir más competencia, sino también una competencia más sana. El binominal ahoga la competencia al reducir a dos los candidatos por lista; y del mismo modo, reducir la posibilidad de los independientes. Hay que abrir la competencia y permitir la inflación de candidatos. Lo que sucede en la elección de concejales es un buen ejemplo.

En esa dirección, “inflar la competencia” implica también permitir que los partidos puedan competir en todo el país: en todos los distritos y circunscripciones. Llegó la hora de sincerar fuerzas. Esto, no corre para la UDI ni RN.

Finalmente, hay que sanear la competencia y transitar de la competencia intra listas a la competencia entre listas.

Inclusión. El nuevo sistema electoral requiere integrar a fuerzas políticas que hoy se quedan fuera del parlamento debido a la fórmula binominal. El PC fue el caso emblemático durante dos décadas al obtener en torno al 5% de los votos y quedar sin representantes. Al contrario, los radicales con pocos votos y por formar parte de un conglomerado grande lograba en torno a los cinco diputados y uno o dos senadores según el año. Hoy, el PC al formar un pacto por omisión con una de las fuerzas del duopolio baja su votación al 2% y logra tres diputados.

Hay consenso en que el nuevo sistema electoral debe aumentar la inclusión del sistema político; y permitir que fuerzas pequeñas se incorporen al parlamento. Todo depende, no obstante, de los umbrales que se van a definir para que un partido político tenga representación. En este contexto es común ver que fuerzas con menos del 5% de los votos a nivel nacional quedan fuera del parlamento.

Con este último aspecto, se busca reducir la fragmentación del sistema de partidos y de ese modo aumentar la gobernabilidad.

Representatividad y proporcionalidad. No hay duda de que el binominal ha distorsionado la representatividad de los partidos. De ese modo, los partidos no expresan su peso electoral en el parlamento; unos se sobre-representan y otros se sub-representan. La representación perfecta indica que el 33% de los votos se debe reflejar en el 33% del parlamento y no en el cincuenta.

Lograr una proporcionalidad perfecta es algo poco frecuente en los sistemas electorales del mundo. Sin embargo, el objetivo de este consenso es acercarse lo más posible a este ideal en el contexto de una negociación política en la que hay importantes sectores que prefieren sistemas mayoritarios.

Hay más. Esta desproporcionalidad también se da al interior de los pactos. Hoy, lo más emblemático es lo que ocurre con RN y la UDI.

Finalmente, la proporcionalidad también tiene que ver con el hecho de que a nivel territorial el binominal genera enorme distorsiones, sobre todo, a nivel senatorial. Por ejemplo, vemos un caso extremo en que la región de Aysén elige dos senadores al igual las circunscripciones de la región metropolitana.

Gobernabilidad. Durante muchos años se ha afirmado que el binominal ha sido el instrumento que le dio estabilidad a Chile. Sin embargo, esta afirmación desconoce que la estabilidad se encuentra en lo que Sartori llamo “distancia ideológica” y en el tipo de fracturas sociales que hay en una sociedad. Lo relevante, por tanto, es que el nuevo sistema electoral debe mantener los incentivos para la gobernabilidad.

En consecuencia, ¿qué sistema electoral puede expresar esos consensos mínimos?

Todavía no se sabe. En la comisión de Constitución hay dos proyectos bases para la discusión: el del gobierno y el de la oposición-RN. Lo más probable, es que lo que se presente a la sala sea el resultado de lo que genera más consenso en cada uno de ellos. De hecho, ninguno genera acuerdo por sí mismo: número de diputados y senadores, número de distritos y circunscripciones, magnitud de los distritos y circunscripciones, representación nacional y regional son algunos de los aspectos de la discusión y que limitan el consenso final. Justamente, en este momento comienzan los problemas, las diferencias y los cálculos políticos. Lo que pase en la sala es incierto. Lo que pase en los pasillos del poder es incierto.


Lo concreto, es que el único consenso existente hoy, es que hay que terminar con el binominal. Algo es algo; pero, muy poco para ponerle fin al “enclave autoritario” más duro de la “democracia protegida” que hoy sigue dominando nuestra vida política. Quedan largas horas de debate y largos años para tener un parlamento sin binominal.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Ossandón v/s Golborne: ¿Quién va ganar?

Agosto 2013
Una de las competencias electorales más interesantes es la que protagonizan el ex candidato presidencial del gremialismo -Golborne- y el ex Alcalde de Puente Alto, Manuel José  Ossandón. La Región Metropolita Oriente será escenario de una lucha entre la derecha económica y la derecha social, “la verdadera” como dijo Ossandón; entre el candidato del escritorio y el candidato “de la calle”, entre el autocomplaciente y el autoflagelante; entre el gerente y el político; entre el incondicional al gobierno y el crítico del gobierno; entre el liberal en lo valórico y el conservador; entre el que “subió” de Maipú al barrio alto y el que “bajo” del barrio alto a Puente Alto; entre el apoyado por Matthei y el apoyado por Larraín y entre el apoyado por el Presidente Piñera y el apoyado por Don Carlos. ¿Quién ganara?

Algunos datos básicos de la Metropolitana Oriente. La Circunscripción senatorial # 8 está integrada por 21 comunas, 16 distritos y por un padrón electoral de 2.6 millones. Con la inscripción automática el total de inscritos sube en un millón de electores.

Los tres distritos más grandes en términos de los inscritos son el 29 –bastión Ossandón-, el 23 –bastión Golborne- y el 21 en el que hay equilibrio de fuerzas. Los inscritos respectivamente son 486 mil, 370 mil y 330 mil. En total, cubren respectivamente el 18.7%, el 14.3% y el 12.7% de los electores de la Circunscripción. Nueve son las comunas que integran estos distritos. De ellas, Las Condes y Puente Alto son las más grandes con 232 mil y 326 mil electores respectivamente; y que en conjunto captan el 20% de los electores de la Metropolitana Oriente. La tercera comuna más grande de la zona es La Florida con 285 electores; que, a su vez, es el quinto distrito más grande de la Circunscripción, después del 27 que comprende El Bosque, San Ramón y La Cisterna y que tiene un padrón electoral de 300 mil electores. En estos escenarios se juega el resultado de la elección.

Al revisar las distintas elecciones se constata que en la Metropolitana Oriente es la UDI la fuerza política que tiene más votos. Como pasado y como presente.

A nivel presidencial compitieron en el 2005 en primera vuelta. En esta elección, Piñera logró el 51.8% de los votos del sector -353.700-; a su vez, Lavín obtuvo el 48.2% -329.036-. La diferencia de votos entre ambos fue de 24.664 a favor de Piñera.

A nivel senatorial han competido en tres ocasiones; en 1989 –Piñera y Hermógenes-, en 1997 –Bombal y Allamand- y en el 2005 –Longueira y Lily Pérez-. En la primera elección ganó Piñera y en las otras dos, ganaron los gremialistas. Piñera, le gana a Hermógenes por 117 mil votos. En el ’97, Bombal le gana a Allamand por 110 mil votos y en la senatorial del 2005, Longueira le gana a Lily Pérez por 56 mil votos.

En consecuencia, Ossandón compite con una desventaja electoral que debe descontar para convertirse en Senador: 55 mil votos en relación al 2005 y de 110 mil en relación al ’97.

A nivel de los Diputados han competido en seis ocasiones. RN le ganó a la UDI en las tres primeras -1989, 1993 y 1997- y los Gremialistas lo hicieron en las tres últimas. En la Circunscripción, la votación de los distritos muestra que en 1989 RN le gana a la UDI por 100 mil votos; en el ’93, la diferencia a favor de RN se reduce a 45 mil votos y en el ’97 aumenta a 80 mil votos. Sin embrago, la tendencia se revierte -lo que también ocurre a nivel nacional- desde las parlamentarias del 2001. Desde ese momento, es la UDI la que se convierte en la fuerza mayoritaria del sector. De este modo, le gana a RN por 78 mil votos en el 2001, por 122 mil votos en el 2005 y por 87 mil votos en el 2009.

Vemos, en consecuencia, que nuevamente RN y Ossandón tienen desventaja electoral respecto del gremialismo. En relación a la última elección debe remontar casi 87 mil votos.
 
A nivel de Alcaldes hay que diferenciar dos momentos. El primero, cubre las tres primeras municipales -1992, 1996 y 2000-; y el segundo, las tres últimas -2004, 2008 y 2012-. En los Alcaldes, la UDI le gana a RN desde las municipales del 2000. De este modo, vemos que en 1992 y en 1996 RN le gana a la UDI por 56 mil y 19 mil votos respectivamente. En el 2000, la UDI le gana a RN por 20 mil votos. En el 2004, en el 2008 y en el 2012, el gremialismo le gana a RN por una diferencia de 65.000, 92.000 y 40 mil votos respectivamente.

En los Concejales, la UDI le ganó a RN en el  2004 por 45 mil votos. Luego, en el 2008 RN le gana a la UDI por 55 mil votos y en el 2012 por una cifra similar.

Las primarias presidenciales del 2013 fueron ganadas a nivel nacional por los gremialistas con un escaso margen de 22 mil votos -51.4% contra 48.6%-. A su vez, en la octava Circunscripción Longueira le ganó a Allamand por 18 mil votos -53.8% contra 46.2%-.

Sin embargo, las primarias mostraron un equilibro de fuerzas en la Circunscripción. Los distritos 21, 23, 24, 25 y 26 fueron muy competitivos con una diferencia menor a dos puntos porcentuales para el ganador. Al contrario, la relación en el 23 fue de 6 a 4 a favor de Longueira y en el 29 de 6 a 4 a favor de Allamand: Las Condes y Puente Alto frente a frente.

En resumen, en la Circunscripción entre 1989 y el 2013, RN y la UDI han competido 20 veces; una a nivel presidencial en el 2005, tres senatoriales –’89, ’97 y 2005-, seis en los diputados –’98, ’93, ’97, 2001, 2005 y 2009-, seis para elegir Alcaldes –’92, ’96, 2000, 2004, 2008, 2012-, tres para Concejales -2004, 2008 y 2012- y una primaria presidencial De ese total, la UDI le ha ganado a RN en 11 ocasiones: dos senatoriales, tres en diputados, 4 de alcaldes, una en concejales y una primaria.

Parece competitivo. Sin embargo, los triunfos de RN ocurrieron preferentemente en la década de los noventa. De hecho, si consideramos las últimas 10 veces que compitieron, se observa que la UDI ha ganado en 7 oportunidades. Si eliminamos la votación de los concejales, se observa que la UDI le ha ganado a RN en nueve ocasiones, con la excepción del triunfo de Piñera en la primera vuelta presidencial del 2005.

El mapa electoral de hoy en la Circunscripción muestra que la UDI tiene mayor fuerza electoral que RN; sobre todo, a nivel senatorial y de los Diputados. De hecho, el actual senador en la zona es gremialista y de los nueve diputados que elige el sector en el 2009, la UDI tiene cinco –Silva en el 23, Cristi en el 24, Salaberry en el 25, Hasbún en el 26 y Moreira en el 27-. A su vez, RN tiene 4 Diputados –Sabat en el 21, Monckeberg en el 23, Brown en el 28 y Leopoldo Pérez en el 29-.

Para Ossandón, las cosas mejoran cuando entramos al terreno local. En términos de votos, la UDI le gano a RN en la última municipal –proyectado a la Circunscripción- por 38 mil votos. No obstante, RN logra seis Alcaldes –Guevara en Lo Barnechea, Torrealba en Vitacura, Sabat en Ñuñoa, Balmaceda en Pirque, Codina en Puente Alto y Pezoa en San José de Maipo- y el gremialismo sólo dos –Carter en La Florida y De la Maza en Las Condes-. Más votos y menos Alcaldes. ¿Qué es mejor para la senatorial?

Las expectativas mejoran aún más cuando analizamos lo que sucede a nivel de los Concejales. En este espacio de la competencia RN le ganó a la UDI última municipal por 55 mil votos. En la Circunscripción el sector logró 59 concejales; de ellos, RN tiene 33 y la UDI 26. ¿Qué es mejor para la senatorial?

No he visto encuestas. Sin embargo, todo indica que Golborne será el ganador en función de las tendencias electorales observadas a lo largo de más de veinte años.

Si a ello, le agregamos elementos de la coyuntura como que  a) Matthei, Piñera y la UDI están con Golborne, b) que Ossandón ha sido muy crítico con el gobierno -lo que lo pude perjudicar- y c) que Golborne cuenta con una cantidad de recursos económicos muy superior, observamos que para Ossandón la competencia es compleja, difícil y desigual.

¿Cómo equilibrar estos datos?

No todo está perdido. Ossandón lleva mucho tiempo en competencia y muestra una trayectoria política y social impecable “sin yayitas”. Al contrario, Golborne tiene “faltas” que ya complicaron su perfomance electoral al ser bajado de la primaria presidencial.  Seguramente, el gremialismo ya hizo un análisis de los daños electorales que esto le pudiese ocasionar en esta nueva candidatura. Si esta en carrera, ese análisis debió haber sido positivo al constatar que sus vínculos con los cobros abusivos y los paraísos fiscales no lo dañan como para perder la elección. Sin embargo, este hecho se convertirá en un eje significativo de la competencia que puede encender los ánimos de modo relevante. Es más, el impacto de estos hechos en sectores medios y populares puede favorecer la opción del “Cote”; sobre todo, considerando que de las 21 comunas de la Circunscripción, sólo en cinco –Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, La Reina y Providencia- hay sectores de altos ingresos.

Para ganar, Ossandón debe lograr poner tras de sí a toda la estructura de su partido –lo que no parece fácil debido a su actitud de crítica permanente-. No obstante, la pugna Allamand-Golborne y la forma en que se instaló la opción presidencial de Matthei, ha generado roces y distancias que pueden facilitar que RN se ponga detrás del ex Alcalde. Con fuerzas equilibradas el resultado es incierto.

En tercer lugar, la fuerza de Ossandón está en la “calle” y en el vínculo emocional que establece con “su gente”. Y en consecuencia, en su capacidad para movilizar y trabajar desde abajo. Hemos visto que en el plano local RN es tan fuerte como la UDI. Esta, es una fortaleza que no deben olvidar y que debe aprovechar: Más Alcaldes y más concejales.


Finalmente, la elección senatorial se define en tres comunas -Las Condes, La Florida y Puente Alto- y en cinco distritos –el 23, el 26, el 29, el 21 y el 27. Las tres comunas captan el 32% de los electores y los cinco distritos el 68% de los electores. La competencia está abierta; pero, con una ventaja electoral a favor del gremialismo que es perfectamente remontable; sobre todo, si consideramos que la UDI viene en baja electoral. Para Ossandón “es posible” y para Golborne “urgente”.