Agosto 2013
El
discurso de Allamand en el Consejo general de RN el pasado sábado 10 de agosto
es la expresión de que esta vez su “travesía
por el desierto” fue corta y rápida. El Allamand de hoy es distinto al que
vimos en la primaria. Luego de la derrota, se fortaleció la tesis de que es un
político “vetado” y que “no es
confiable ni genera unidad en el sector”. Pero, al mismo tiempo se
fortalece su influencia al interior del partido y se posiciona como
presidenciable al 2017. El tablero en la derecha se mueve de forma intensa y
sorpresiva.
Ante
la “renuncia” de Longueira, la UDI se
movió con su habilidad acostumbrada y nominó a
Matthei como su abanderada presidencial. Un golpe certero y un “jaque mate”. RN quedó inmovilizado y preso de
sus tensiones internas y de sus “aliados”.
En
ese contexto y sin candidato, RN se vio obligada a una decisión fundamental: apoyar o no a Matthei. Ese, fue el
objetivo político del Consejo. Durante los días previos se instaló la idea de
que sería ratificada la candidata de la UDI y de que no hacerlo “sería un suicido”. Allamand, jugó un rol fundamental en esta decisión del mismo modo
como lo hizo para la opción “Rubilar”.
La decisión de no ser candidato y el apoyo que le pide al consejo para apoyar a
Matthei son los hechos que muestran que en esta coyuntura Allamand es una pieza fundamental.
El
discurso que hace en el consejo puede leerse en cuatro claves: Identidad y rol
del partido, relaciones con la UDI,
distancia con el gobierno y coyuntura. Todos esos aspectos convergen en el “nuevo Allamand”.
Identidad
y rol del partido. Allamand en el contexto de
fundamentar el “voto político” para
apoyar a la “candidata de la UDI” y
de fortalecer el rol político del partido, pone atención en los grandes éxitos
y aportes históricos del conglomerado, en las diferencias con el gremialismo y en
el potencial de expansión que tiene el partido y su liderazgo hacia el centro
político.
Allamand,
le dice al consejo que el partido ha hecho cosas importantes: “en los últimos 50 años el antiguo partido nacional
y RN han sido los dos partidos más importantes… fuimos el engranaje clave para
la transición pacífica, en 1991 creamos la “democracia de los acuerdos”…
hicimos la oposición más constructiva de que se tenga memoria, somos el único
partido que ha puesto a uno de los suyos en La Moneda… impusimos las primarias…
piensen en el legado que nos va dejar… tenemos que estar orgullosos”.
No
hay nada que envidiarle a la UDI. “Somos el único partido de la centroderecha
que cree en la democracia de verdad y que la práctica… somos la única expresión política que es
capaz de expandir las fronteras, de coincidir con las fuerzas del centro
político, de encontrar afinidades con el pensamiento liberal, socialcristiano,
con el brote de las regiones… somos el
único partido de la centroderecha que es capaz de tener una posición firme
contra los abusos a los consumidores… los
únicos que podemos oponernos con autoridad moral a los conflictos de
intereses… los únicos que podemos
representar verdaderamente los intereses de la clase media… los únicos que tenemos la apertura
mental para no aceptar
discriminaciones”.
Dos
derechas en pugna por el liderazgo del sector. Dos partidos distintos y dos fuerzas en equilibrio.
Relaciones con la UDI.
Las primarias demostraron que “RN y la
UDI son partidos del mismo tamaño”. Allamand, destaca que el poder
económico, la máquina electoral y el peso parlamentario del gremialismo no
fueron suficientes para vencerlos en las primarias. Apenas perdieron por un “puñados de votos” y ganaron en “muchas partes”.
La
batalla parlamentaria, en primer lugar, es una oportunidad para restablecer
esos equilibrios. Aquí, hay que poner las fichas en esta pasada, sugiere
Allamand. A nivel presidencial la “situación
electoral es muy adversa” ha dicho.
La
racionalidad de clase los une fuertemente. De hecho, es la variable que explica
que la derecha política resuelva todas sus crisis internas.
Distancia con el gobierno.
El “nuevo Allamand” no sólo se
muestra crítico y distante con la gestión Piñera, sino también muy diferenciado
del gremialismo. En esa dirección, manifiesta que “este gobierno habría sido harto mejor si nos hubiesen considerado más a nosotros… y si a la hora de
definir el rumbo político se hubiesen tomado en cuenta las opiniones de
nuestros parlamentarios y de la directiva nacional… somos los únicos capaces… de
intuir –como lo hace el “cote Ossandón— de que hay muchas cosas que corregir: no es cierto que esto sea la copia feliz
del Edén… las cifras macroeconómicas no dicen todo”.
Allamand,
se ha distanciado del gobierno y de la UDI. Sabe, que con ello tiene más
posibilidades de ganarle a Zalaquett, de fortalecer el partido y de
re-posicionarse en el escenario presidencial.
La coyuntura y el apoyo a Matthei.
El objetivo político del consejo era definir la opción presidencial del
partido. La directiva y Allamand llamaron a apoyar la opción presidencial de la
UDI. El consejo aprobó el “voto político” con un 80%.
Allamand,
le pide al consejo que “la impotencia, el
desgano, la irritación, el pesimismo, la resignación y ese jaque mate que nos
enrostran” no los nuble “en este
momento tan importante” en el que el partido tiene que tomar una decisión
fundamental.
La
relevancia de la decisión se debe al diagnóstico que hace sobre el “peligro de nuestros adversarios”.
Destaca que el sector y el modelo de desarrollo socio-económico e institucional
están en riesgo. Hay una “embestida a
fondo a la institucionalidad política…
que le ha permitido a Chile progresar”. El problema es complejo para
la derecha política cuando constata que estamos en “una situación electoral muy adversa”.
En
consecuencia, la “unidad es
indispensable… sin unidad no hay ninguna posibilidad de triunfar en noviembre… --por
ello--… les quiero pedir… en aras de la
unidad apoyar la candidatura de
la UDI”.
Para
Allamand, en consecuencia, era mejor consumir las energías en la batalla por el
congreso. Ahí, el partido debía dar la pelea. El gremialismo es el que tendría
que desgastarse en la operativa presidencial. La tarea, por tanto, es
fortalecer la lista parlamentaria y reducir la distancia con el gremialismo. Además,
ante la eventualidad de perder el gobierno hay que prepararse para conformar
una “oposición eficaz… para volver lo más
rápidamente posible al poder”. Para Allamand, apoyar a Matthei era bueno
para el partido y para su futuro político.
¿El nuevo Allamand?
La
lectura que he hecho del discurso se inserta en la idea de que el consejo fue
la instancia política para ver un nuevo Allamand: un Allamand que se fortalece
al interior del partido y que define su ADN; un Allamand que le dice a la UDI
que son fuerza equilibrados y muy distintas; un Allamand que se distancia del
gobierno y un Allamand que llama a apoyar a Matthei.
Todas
sus acciones están pensadas en el futuro político; en su liderazgo y en el
partido. Allamand, ya se instalo en la coyuntura del futuro. Ya movió sus
fichas.
De
hecho, Zalaquett se preocupa y se junta con Parisi y Hinzpeter le manda un
mensaje a nombre del piñerismo en el que ratifica el “veto” al afirmar que Allamand no genera unidad en el sector. ¿Cómo
hay que leer este mensaje?
Allamand,
es hoy una de las cartas del partido para la próxima presidencial. Su “rival natural” debería ser Piñera. El
partido será fundamental para definir este objetivo. El partido esta “dolido” con el Presidente Piñera.
Allamand, es un hombre de partido; Píñera, no es un hombre de partido. Para
Allamand, el partido es un fin; para Piñera, es un medio. En RN se abre una fase política que culmina en la
próxima renovación de la directiva el otro año.
El
desenlace de esos acontecimientos depende no sólo de los resultados de
noviembre, sino también de cómo termine la gestión Piñera. Por ahora, Allamand
debe competir y esperar que los tiempos políticos vayan decantando. Ya sabe,
que apurar las coyunturas no es una buena idea. Esto recién comienza y RN sigue
desencantada y herida.