Mayo-2015
A pesar de lo complejo que fue el primer año
político del gobierno –expresado en
malos rendimientos en las encuestas, en un clima polarizado lleno de
recriminaciones de uno y otro lado y en una economía estancada- podemos
destacar que al finalizar dicho período –a fines de enero- el gobierno podía mostrar no sólo buenos
resultados legislativos: reforma tributaria, proyecto de inclusión, fin
binominal, unión civil, etc, sino también se manifestaban indicios de que la
economía se revitalizaba –con la tesis de los “brotes verdes”- y las encuestas
mostraban un leve repunte coyuntural. En función de tales resultados la evaluación del primer año era positiva.
Sin embargo, todo viene a cambiar de manera radical cuando irrumpe el caso CAVAL a
principios de febrero y las platas SQM contaminan no sólo a sectores del
oficialismo, sino también –y, sobre todo- al corazón del bacheletismo.
Desde ese momento el ADN del gobierno queda irremediablemente dañado y el
cambio político se hace urgente.
Desde entonces las dudas y las vacilaciones se
apoderan de la red bacheletista. Caval fue un impactó político y emocional para
la presidenta. La confusión se instaló en el seno del gobierno y su debilidad
se hizo evidente; al punto, de que se instaló el “rumor” de que la presidente
había pensado en renunciar. Resultado: pérdida
de la agenda.
Entre principios de febrero y el anuncio de
que se le habían pedido la renuncia a todo el gabinete transcurren tres meses. Un largo período que
podemos calificar como de la “cuarentena bacheletista”. No sólo se ve un
gobierno herido que muestra problemas para “recuperar la agenda”, sino también
un gobierno que aumenta sus malos resultados en las encuestas –o si se quiere,
aumenta su rechazo ciudadano-, y que se muestra incapaz de recuperar el
dinamismo de la economía.
No obstante, desde las profundidades del
bacheletismo y en medio de una profunda crisis de confianza y credibilidad
–pero, que también es de participación, probidad y representación-, la
presidenta inicia el camino de la recuperación política y emocional.
Lentamente, comienza a mover las piezas del tablero y a instalar acciones políticas en la coyuntura que conducen
inevitablemente a recuperar el control de la agenda. Bachelet ha debido
bajar del poder celestial al poder terrenal para salvar su capital político, su
gobierno y su programa.
Varios son los hitos que marcan esta dinámica
de recuperación política. Podríamos decir que la recuperación comenzó el 23 de
febrero cuando vuelve de sus vacaciones y hace breves declaraciones. Si bien no
hay una condena a su hijo ni al negocio Caval –lo que fue muy criticada desde
todos los sectores-, algunas frases son claves para entender este despegue;
estos hechos hay que enfrentarlos “con
claridad y decisión… es mi deber enfrentar cualquier hecho que pudiera
obstaculizar o comprometer los objetivos de igualdad y justicia… quisiera ser
muy clara… mi compromiso, primero que nada, es con el anhelo de las grandes
mayorías de vivir en un país donde no existan privilegios… y continuaremos
avanzando en crear un marco institucional que sea capaz de regular de manera
eficaz las relaciones…entre política y negocios”. Dos aspectos son
relevantes: salvar el programa de la igualdad y poner en marcha acciones para
regular la relación entre dinero y política. Días después –el 25-, Bachelet
instruye al equipo político para que elaboren
un marco institucional que regula la relación entre “lo público y lo privado,
y la política y los negocios”; destacando, la tramitación en curso del
proyecto sobre financiamiento de la política, los partidos y las campañas.
En Marzo sigue la lenta recuperación de la
agenda. El mes comienza con el anuncio de que se creara una comisión presidencial para elaborar un
marco regulatorio e institucional “que
promueva la transparencia en el ámbito de lo público y privado” El 07, al
terminar la jornada de trabajo en Cerro Castillo, afirma al ser consultada por
CAVAL que “me voy hacer cargo… vamos a
tomar todas las medidas para que, afecte a quien afecte y pase lo que pase,
nuestro país pueda tener la confianza de que se van a respetar las prácticas
éticas, legales y administrativas, para el que el país pueda confiar en sus
instituciones”.
El 10, nombra al Consejo Asesor contra la corrupción. En la ocasión, Bachelet afirmo
que lo que estaba en juego era la salud de la democracia y “que había llegado la hora de actuar”; y que, por tanto, iba
a impulsar reformas constitucionales e instructivos administrativos para
avanzar en una democracia más transparente. Del mismo modo, define medidas urgentes para las próximas
semanas: pérdida del cargo de representación para quienes lo logren de manera
ilegal, mayor precisión y regulación en las incompatibilidades del sector
público y privado y el buen uso de los recursos fiscales. Luego, el 19 firma el instructivo de buenas prácticas en Declaración
de Intereses y Patrimonio que se hace extensiva a funcionarios del Estado –en
torno a los 4.000- y a los ex presidentes
de por vida.
Y, se instala abril. Entre los hechos más relevantes se encuentra
la entrevista en TVN, la firma de algunos proyectos e instructivos, la
presentación del Informe Engel y la cadena nacional. Todos ellos van configurando las condiciones que harán posible que Bachelet
recupere el control de la agenda.
El 12 en entrevista en TVN se refiere al caso
CAVAL y se muestra más cercana y emotiva. Siguiendo en la línea de recuperar la
agenda y dar respuestas a la crisis de confianza afirma que la crisis viene de
antes y que los actuales casos sólo la han profundizado y que en este contexto
no está “por un arreglín y eso es
definitivo”. El 17, firma un proyecto de Reforma Constitucional que define la “pérdida de cargos públicos” por no respetar la normativa de gasto y
transparencia electoral. Declara, en la ocasión que se está dando otro paso en el “fortalecimiento de la democracia y su
legitimidad”. Del mismo modo, informa que ha enviado diversos instructivos
para la austeridad fiscal como gastos en publicidad, uso autos fiscales,
difusión y gastos de representación.
El 24 la Comisión
Engel entrega informe. “Estamos en deuda”
afirma de modo recurrente en su intervención destacando que “hemos carecido de
firmeza y rapidez para evitar que las malas prácticas corrompan nuestras
prácticas políticas y económicas… dejamos que se debilite la fe pública”. Por
ello, dejar “una democracia más
transparente, ética y legítima será el sello de su gobierno”. Días antes –el
22- en un Seminario declaraba que su gobierno estaba comprometido con la
transparencia y que entiende que se deber hoy es “dar un impulso necesario y definitivo para
hacer de Chile un país donde la actividad pública y privada deje de estar bajo sospecha y recupere el
valor que deben tener en una democracia moderna”.
El 28 en cadena nacional se
refiere a la crisis de confianza y a las medidas a impulsar. Se destaca que “ahora,
lo que tenemos que hacer es actuar y cambiar las cosas de raíz”. Basándose en
las propuestas del informe Engel y “en las medidas que he venido implementando,
en leyes actualmente en trámite… he definido un conjunto de medidas
administrativas y proyectos de ley que impulsaran una reforma amplia e
integral, para erradicar las malas prácticas en la política, en los negocios y
en la relación entre ambos”. Y agrega, “son medidas severas… Esta será una de
las reformas que marcará el legado de mi gobierno y la voy a conducir
personalmente”.
Vuelve, en esta ocasión a
insistir en que estos hechos de corrupción ponen en riesgo la democracia: “Sé
que no habrá desarrollo, democracia, paz social, si no reconstruimos la
confianza en nuestra vida pública”.
Finalmente, paso a describir
las medidas que se van a impulsar. En esa dirección, afirma que para llevar
adelante estas medidas “hemos propuesto un calendario exigente. Para las medidas
administrativas nos hemos propuesto un plazo de quince días para dictarlas y
para os proyectos de ley, un plazo máximo de 45 días para su ingreso al
parlamento”. Sin embargo, anuncia para mañana –el 29- “discusión inmediata a la
Ley de Probidad y Transparencia” y el fin a la reelección indefinida de los
cargos de representación popular.
Así, llega
a su fin Abril y se abre el decisivo mes de Mayo. Dos son los hechos relevantes
que marcan las dos primeras semanas: el anuncio en un programa de televisión de
que le ha pedido a su gabinete la renuncia y la instalación de un gabinete con
un nuevo equipo político que marca una nueva fase en el gobierno de Bachelet.
Este
último hecho, finalmente, marca el control definitivo de la coyuntura política
por parte de Bachelet. Aún más, hay que agregar que estamos a una semana del
discurso del 21 de Mayo que debería marcar el inicio político y legislativo de
la nueva fase.
Entre el
23 de febrero –cuando vuelve de sus vacaciones- y el 21 de mayo hay tres meses.
En este lapso, de manera lenta y no exenta de turbulencias –marcada por la
caída de la dupla Peñailillo/Arenas-, Bachelet no sólo asume el liderazgo de la
agenda de Probidad, sino también legitima la “agenda de la igualdad” que fue la
que la puso nuevamente al mando del gobierno.
Con una
derecha en la UTI y con una Nueva Mayoría ignorada –en los últimos movimientos-
Bachelet ha recuperado la agenda que controla desde la campaña presidencial. Su
discurso del 21 de mayo, debería convertirse en la guinda de la torta. Veremos,
no obstante, si será suficiente para el repunte en la encuestas.