miércoles, 28 de octubre de 2015

Los dilemas de la primaria de la Nueva Mayoría en Ñuñoa

Octubre-2015

En análisis anteriores he venido insistiendo en que la política local ha cambiado de manera profunda en las últimas semanas. La debilidad de la derecha y el auge progresista son los dos hechos que definen el cambio en la política de la comuna. Este hecho ha generado las condiciones para que el apetito por dirigir el municipio aumente y la lucha por el objetivo se intensifique.

Esta situación explica, sin duda, lo que ocurrió al interior de la Nueva Mayoría semanas atrás cuando hubo que negociar y concordar un nombre para competir por el sillón municipal en el concejo. Sabemos que no hubo consenso y que la “unidad” de votar todos por si mismos se parece más a un tongo que a un ejercicio unitario: una salida política a un nudo político.

Si nos introducimos en las tinieblas del poder observamos que esto se explica simple –y complejamente- porque las primarias de la Nueva Mayoría en Ñuñoa comenzaron. Evidente, ningún aspirante –porque, al menos tres los son- estaba dispuesto a visibilizar al otro. Esto es política y nada se regala. Se abre, por tanto, una nueva fase en la política local. Será, sin duda, un largo período que debe culminar con un candidato oficialista surgido de una primaria o una negociación. Hoy, todo es posible.

Pero, para llegar a ese candidato hay muchas situaciones y coyunturas que hay que resolver. La primera, tiene que ver con las negociaciones nacionales y el rol que la comuna va jugar en ellas. Seamos claros, no se puede hacer nada en el plano local sin que los niveles nacionales hayan decidido y negociado con los otros partidos del bloque que se va hacer en tal o cual comuna. En una negociación municipal el movimiento de las fichas es muy complejo. Todos los aspirantes pueden ser eventualmente piezas de canje.

De hecho, no es extraño escuchar que el candidato de la Nueva Mayoría de la comuna sería impuesto por las cúpulas nacionales. Se ha dicho, que Navarrete busca esa nominación y ha comenzado a sonar Soledad Alvear en la DC. A mi entender, hay poco espacio para una solución de ese tipo. Por ello, lo más probable es que el asunto se resuelva en una primaria. Aquí, surgen otros problemas.

Lo primero que se debe resolver es si la Nueva Mayoría va competir en las “potenciales” primarias del 123 Ñuñoa. Hoy, oficialmente ningún partido lo tiene resuelto.

Si decide no competir al interior 123 Ñuñoa, todo es más fácil y directo. Las tensiones se reducen y las lealtades se conservan. No obstante, no todo está resuelto ni definido; por ejemplo, no sólo hay un nudo de tensión en torno al padrón de la primaria, sino también surge el problema de que la DC quiere nominar al candidato vía negociación. Insisto, hoy las negociaciones de ese tipo son inviables.
En este escenario, se realizarían primarias en Junio probablemente en el marco de la ley. A la fecha cuatro son los aspirantes: Navarrete –PPD-, Mendoza –PS-, Placencia –PC- y Castillo –DC-. Ya sabemos, que los radicales han dicho que no llevaran candidato a esta instancia. Como esto es política se pueden producir cambios y el escenario sufrir modificaciones. Lo único evidente es que la primaria empezó y con ello la campaña municipal. Los candidatos ya despliegan sus estrategias. Lo ocurrido en el concejo ya fue el primer gallito.

Si decide competir al interior del 123 Ñuñoa, surgen dos problemas. El primero, en torno a si va la DC o no va; y, el segundo, en torno a si compiten en esa primaria con candidato único o todos compitiendo al interior de la plataforma con los sectores autodenominados “no duopolicos”.

Voy a insistir, en que si la DC local no participa de esa plataforma ciudadana, la Nueva Mayoría no puede dejar a la DC en el aislamiento. Ese mismo hecho, implica no sólo un quiebre del oficialismo a nivel local –con sus costos correlativos-, sino también que la DC lleve candidato propio a la elección de Alcalde. Es evidente, que en ese escenario no hay unidad opositora. Optar, por una plataforma incierta –que, de todos modos es más política que social- y dominada por fuerzas que han sido oposición permanente a la Concertación de ayer y a la Nueva Mayoría de hoy, es un actitud política ajena a una larga tradición de trabajo conjunto; sobre todo, cuando hay que seguir impulsando reformas inclusivas. ¿Qué van a privilegiar los partidos de la Nueva Mayoría local?

Esa es la opción para los partidos de la Nueva Mayoría. Participar de la primaria del 123 Ñuñoa, implica que la DC vaya por fuera. Seamos claros, hoy la DC no va participar de la plataforma del 123 Ñuñoa. Desde el punto de vista electoral y del cálculo político este escenario es el peor para la Nueva Mayoría. No sólo pierde políticamente, sino también tiene suma cero en votos. En efecto, lo que gana con los 8.000 votos que aportan los “no duopolicos”, los pierde con la DC fuera del pacto. Sin duda, pierde harto más votos que esa cifra. Por todos lados, mal negocio.

Ahora, si la DC decide competir en esta plataforma –pensada y diseñada para sacar a Sabat- hay que resolver si se va competir en esa primaria con candidato único o con todos sus aspirantes. En rigor, con la DC afuera o adentro el escenario es el mismo y la pregunta válida.

Para el primer caso –candidato único- hay que resolver el ¿cómo se elige ese candidato? 

Las opciones son dos: primarias o negociación. La negociación en torno a un candidato –como se ha hecho desde el 2004- es poco viable.

Por tanto, ese candidato saldría de una primaria en que la DC está dentro o fuera. En ese escenario, ya vimos que hay cuatro opciones –eventualmente tres-. Surgen, nuevamente algunas interrogantes: ¿en qué fechas serían esas primarias, si las legales serían en Junio del próximo año?; acaso, ¿se harían entre marzo y mayo?; ¿es viable tener dos primarias entre marzo y junio, para luego, ir a una municipal en octubre?; ¿quién va financiar esas primarias?

Seamos claros, hay un problema de tiempo político que hace complejo y “cuasi” inviable seguir ese escenario. En consecuencia, hacer dos primarias –la de la Nueva Mayoría y la del 123- y luego competir en una municipal en un lapso de 8 meses -entre marzo y octubre- parece, al menos, inviable políticamente.

La otra opción, es que la Nueva Mayoría compita con todos sus candidatos en la primaria del 123 Ñuñoa. El escenario, también parece inviable no sólo porque la fragmentación de los votos puede hacer que terminen ganando las fuerzas “no duopolicas”, sino también porque la DC local no va participar en ese proceso. Todo indica, que si la NM va a la “primaria del 123” no lo hará compitiendo con todos sus candidatos. De lo contrario, tendríamos dispersión de votos, una DC aislada e incómoda, un PC potenciado y un PS con resultado incierto. Este es, el escenario más inviable políticamente. 

El análisis anterior, en consecuencia, nos conduce a una primaria de la Nueva Mayoría en junio del próximo año. Es decir, a un escenario en que el oficialismo no participa de las primarias del 123 Ñuñoa por una cuestión de tiempo político, de compromisos políticos y de estrategia política. Sólo se han planteado preguntas que otros deben resolver. La política cambia realidades combinando voluntarismo y realismo.

domingo, 25 de octubre de 2015

Debilidades política y electorales de la derecha en Ñuñoa

Octubre-2015

En un análisis anterior plateaba que el escenario político de Ñuñoa había cambiado de manera relevante desde el momento en que Sabat dejaba la conducción del municipio. No obstante, en rigor, ese cambio había comenzado cuando estuvo a punto de perder la alcaldía en las municipales pasadas. En este análisis, voy a poner atención en los efectos políticos y electorales que su salida va tener sobre la derecha local.

Los efectos políticos ya se sintieron con la elección del alcalde Zahri y la imposibilidad de instalar en la sucesión a su “preferido” el concejal Benavides. En efecto, se observa, en primer lugar un quiebre en  el sector a nivel local. La profundidad y los impactos de este hecho no es posible evaluarla hoy; a lo menos, hasta saber lo que ocurrirá el próximo 23 de octubre –en unos días más- cuando sepamos qué camino va tomar el nuevo edil: ¿seguirá como militante RN?

El hecho, no es menor, por cuanto ya ha manifestado su intención de postular a la elección de octubre del 2016. Lo que no está claro es, si lo hará como militante de Renovación Nacional, como independiente o como integrante de Amplitud.

Si, renuncia a su actual militancia es evidente que no será el candidato del sector; y, con ello, el sabatismo podrá instalar a uno de los suyos. No obstante, deberá –eventualmente- enfrentar a las cartas nacionales que suenan en la comuna como Matthei o Cecilia Pérez en el contexto de fortalecer las opciones de la derecha local ante su evidente debilidad. La derecha, no va entregar el municipio fácilmente.

Al contrario, si no renuncia se instala un conflicto de proporciones en la derecha local. La disputa con el sabatismo será a muerte. Incluso, se abre un escenario de potenciales primarias que eviten un quiebre y una ruptura mayor. No obstante, no hay duda que en esta situación las redes de “los Sabat” harán que uno de los suyos salga victorioso.

Incluso, no se puede descartar la posibilidad de que la derecha local –por primera vez- enfrente la elección de Alcalde dividida: “sabatismo v/s Zahri”. En unos días más, podremos despejar algunas incertidumbres y develar algunos hechos que permitan hacer un análisis más sólido.

Junto a este problema político, surge la cuestión electoral. Es sabido que el ex Alcalde “era o es” una fuerza electoral potente no sólo en relación al conjunto de las fuerzas políticas, sino también al interior de su sector. Sus cifras son evidentes. Siempre fue primera mayoría. Veamos.

En las municipales del ’92, Sabat logra 25.217 votos. Esa cifra, representa el 24% de los votos totales, el 63% de la votación del sector y el 77% de la votación de Renovación Nacional. En las municipales del ’96, Sabat logra 28.669 votos. Esa cifra, representa el 31% de los votos totales, el 72% de la votación del sector y el 94% de la votación de Renovación Nacional. En las municipales del 2000, Sabat logra 58.433 votos. Esa cifra, representa el 59% de los votos totales, el 96% de la votación del sector y el 98% de la votación de Renovación Nacional.

Desde las municipales del 2004 la elección de concejales y de Alcalde se separa. El primer efecto, es que los concejales quedan huérfanos del cacique y benefactor electoral. Desde este momento, comienza a operar el voto cruzado. Este hecho, es relevante porque Sabat siempre logra subir la votación del sector a nivel de Alcalde. Pongo atención en esta situación porque puede ser significativa y decisiva para la próxima elección no sólo en la perspectiva de los votos, sino también en relación al impacto que este hecho puede tener sobre la negociación política del sector respecto a la sucesión.

Hay, sin duda, algunas preguntas relevantes: ¿qué rol va jugar Sabat en la próxima campaña?; ¿tendrá la capacidad de traspasar votación?; ¿qué impacto tendrá su salida sobre la lista de los concejales?

En las municipales del 2004, la lista de concejales de la derecha obtiene 44.767 votos. Sabat, a su vez, logra 56.973 votos; es decir, sube la votación del sector en 12.206 preferencias. Resulta evidente, observar que esta votación surge de electores que votan en concejales por la concertación y que para Alcalde cambian su voto.

En la municipales del 2008, la lista de concejales de la derecha estabiliza su votación en 44.791 votos. Sabat, a su vez, obtiene 55.202 votos; es decir, logra subir la votación del sector en 10.411 preferencias. En esta elección, el voto cruzado tiene menos impacto que en la elección anterior. De hecho, la concertación, casi no tiene fuga de votos; por lo que, sabat logra subir su votación respecto a la que el sector obtiene en concejales debido al voto de los autodenominados “no duopolicos” que pierden entre una y otra elección 6.421 votos, al voto del PRI -2.490 votos- y a la disminución de nulos y blancos. En consecuencia, podemos afirmar que las fuerzas opositoras a Sabat en ambas elecciones pierden votación en favor del ex edil.

Y, así llegamos a las emblemáticas elecciones del 2012. La lista de concejales de la derecha baja su votación en 15.395 votos, alcanzando 29.396 preferencias. Sabat, a su vez, obtiene 34.247 votos; perdiendo 20.955 votos respecto a su última elección. Sin embargo, nuevamente hay voto cruzado. De hecho, el ex edil sube la votación del sector en 4.851 preferencias. Sin embargo, las fuerzas “no Sabat” en esta elección lograron retener votación y no transferir a nivel de Alcalde hacia el ex edil. De hecho, el “plus” de votos que hace posible subir la votación de los concejales hacia el Alcalde proviene de los nulos y blancos.

Electoralmente, sin duda, Sabat se ha debilitado. De hecho, no sólo perdió una cantidad significativa de votos, sino también perdió su capacidad de lograr voto cruzado.

Pero, ¿qué explica esta situación?

Sin entrar en los detalles, se observa que la baja de Sabat se debe, principalmente, a que su electorado no fue a votar. Hay que tener muy claro –sobre todo, para las evaluaciones actuales- que las fuerzas “no Sabat” aumentan su votación de manera muy leve. De hecho, los únicos que crecen son las fuerzas “no duopolicas”.

De hecho, la derecha en general hace el diagnóstico de que su derrota en octubre del 2012 se debe a que su “gente se quedó en casa” a nivel nacional y en Ñuñoa. No hay que olvidar, por otro lado, que la elección se da a nivel global en el contexto de la crisis del gobierno de Piñera. Y en el plano local, en el marco de las movilizaciones estudiantiles del 2011, de los problemas que enfrenta derivados de la reconstrucción post terremoto y de la crisis que estalla por la construcción de la “Clínica Ñuñoa”.

Sin duda, Sabat inicio su nueva gestión debilitado electoralmente. Hoy, luego de los últimos sucesos políticos de la comuna, su debilidad es política. Su fragilidad es, al mismo tiempo, la debilidad de la derecha local.

Sin Sabat, la derecha ñuñoina queda huérfana y débil. Y sin Zahri, la derecha pierda 7.000 votos. Y como la política es dinámica y el poder es una cuestión de vocación, el ex edil ha confesado que “si las cosas andan mal en Ñuñoa, voy a volver a la alcaldía”.

Horizonte progresista en Ñuñoa

Octubre- 2015

El panorama político de Ñuñoa ha cambiado de manera radical durante las últimas semanas; sobre todo, desde que el ex alcalde Sabat hizo pública su intención de renunciar a principios de septiembre. Los hechos que se sucedieron vinieron a ratificar y consolidar una nueva fase en la política local.

Uno de los principales rasgos de este nuevo escenario es la correlación fuerzas que se da en su interior. Cuatro son los hechos que la definen: debilitamiento político y electoral del ex alcalde Sabat, eficiente posicionamiento de las fuerzas progresistas, quiebres, tensiones y debilidad electoral en la derecha local y fuerza del activo ciudadano de la comuna.

El liderazgo y la potencia política de Sabat  tienen un punto inflexión en las municipales pasadas. Si bien mantuvo la conducción del municipio, ese hecho muestra que empezaba a debilitarse: fue una derrota política y electoral. En estos últimos dos años, su declive sólo se ha profundizado. Ello, sin embargo, no implica que eventualmente no pueda competir por una diputación por el distrito # 10 –u otro lugar- y salir electo. Es más, el hecho de ser un cacique urbano y tener a su hija como diputada por la comuna hace que su poder e influencia siga siendo relevante. No haber instalado en la sucesión a Benavides debe ser leído como otra derrota política. De la misma manera, que la crisis de la Unión Comunal.

No obstante, en el mismo momento en que Sabat se debilita, va emergiendo una nueva hegemonía: el progresismo local.

La nueva fase muestra una derecha debilitada política, social y electoralmente. La posibilidad que se instale una figura nacional –como Matthei o Cecilia Pérez- es el signo más evidente de esa debilidad. Electoralmente, se debilitaron en las municipales del 2012 cuando pierden la elección de concejales y ganan por 30 votos el municipio. Políticamente, se debilitan cuando renuncia Sabat y se dividen por la sucesión. 

Surgen algunas preguntas, ¿qué efectos políticos y electorales va tener ese quiebre?; ¿es posible que vayan en dos listas?; ¿qué rol jugara Amplitud?; ¿qué capacidad tiene Sabat de endosar votos?; ¿qué rol va jugar Sabat en la sucesión?

Finalmente, en este escenario, emerge y se consolida un activo ciudadano que se ha convertido en actor político a nivel local. En efecto, los actores sociales y ciudadanos de la comuna juegan un papel fundamental en este nuevo escenario. Los ciudadanos de la comuna son un  actor político significativo a nivel local.

En ese contexto, el 123 Ñuñoa es, sin duda, la plataforma social, política y ciudadana más importante de la comuna. En su interior conviven vecinos, ciudadanos, colectivos, partidos de izquierda, concejales, juntas de vecinos, asambleas locales, dirigentes vecinales y sociales.

El 123, es el espacio político de los progresistas de la comuna; el 123, es hoy el espacio de encuentro de las izquierdas locales; el 123, es la Asamblea de los ciudadanos progresistas de Ñuñoa”; el 123, es la expresión y una posibilidad para crear democracia local.

Su carácter político queda de manifiesta cuando define sus tres objetivos de corto plazo: candidato único, primarias vinculantes y programa único. Su futuro, depende en medida importante del logro o no de estas metas.

En definitiva, lo significativo del nuevo escenario es que la emergente correlación de fuerzas a nivel local genera las condiciones sociales, políticas y electorales para que las fuerzas progresistas políticas y ciudadanas de la comuna ganen el gobierno comunal.  De hecho, las próximas municipales de octubre son la oportunidad histórica que tiene el progresismo local para consolidar la nueva correlación de fuerzas que se instala en esta nueva fase de la coyuntura política de la comuna.

Hay, en consecuencia,  condiciones políticas, electorales y sociales para que las fuerzas progresistas políticas, sociales y ciudadanas articuladas en torno al 123 Ñuñoa ganen el municipio en un año más. Con unidad, el triunfo sería altamente probable: casi seguro. Pero, falta un invitado a la fiesta.

jueves, 8 de octubre de 2015

Los problemas políticos del 123 Ñuñoa

Octubre 2015

123 Ñuñoa, es la plataforma política y social que reúne a las fuerzas sociales, ciudadanas y políticas de la comuna con el objetivo político de ganar de manera unitaria el municipio en las próximas elecciones municipales.

A su vez, este objetivo persigue un fin superior: democratizar la comuna.

En efecto, es un diagnóstico transversal que esta comuna necesita democratizarse e impulsar la más amplia participación ciudadana. Este es, sin duda, el elemento que aglutina el proyecto del 123; y detrás, las fuerzas socio-políticas que lo conforman. En consecuencia, no se trata de ganar el municipio por el gusto de ganarle a la derecha después de muchas elecciones; al contrario, ese objetivo se sustenta en un proyecto de comuna que empieza con su democratización. Surge, por tanto, una primera pregunta relevante: ¿qué entendemos por democratizar la comuna?

Antes de responder, quiero seguir con el proyecto 123 Ñuñoa. El origen de esta plataforma encuentra raíces en el hecho de que ganarle a Sabat era complejo, difícil y aparentemente “imposible” hasta cuando se contaron los votos en la última elección. El diagnóstico apuntaba, por tanto, a que sólo la unidad de las fuerzas progresistas de la comuna “de la DC a los igualitarios” aseguraba el triunfo. Por tanto, candidato único era la orden del día.

Pero, a su vez, la posibilidad de un “candidato único” instalaba dos interrogantes: ¿cómo elegirlo? y ¿con qué propuesta?

Como una respuesta a estas dudas políticas surge la solución: primarias vinculantes y programa.

De este modo, la plataforma del 123 Ñuñoa surge políticamente para ganar la alcaldía sobre la base de una trinidad: primarias, candidato único y programa. En consecuencia, el candidato debería salir de una primaria vinculante y gobernar sobre la base de un programa unitario y consensuado por todos los actores involucrados.

Sin embargo, en este camino de búsqueda y consenso unitario han surgido problemas políticos que no han sido solucionados y se arrastran día a día, semana a semana y asamblea en asamblea.

¿Cuáles son?

A mi entender son tres: confianzas, incertidumbre sobre la posibilidad de hacer una primaria y débil conducción política de la coordinación. Me voy a concentrar en los dos primeros.

Las confianzas. Para nadie es desconocido que el 123 esta cruzado por la desconfianza entre sus miembros: partidos, mundo social y potenciales candidaturas. Este es, sin duda, un problema político de proporciones que impide avanzar con certeza, fluidez y compromiso. No hay instancia –asamblea o reuniones de coordinación- en que no se manifiesten las desconfianzas expresadas en un lenguaje de confrontación, en tensiones entre fuerzas políticas y en ataques velados y/o directos a los potenciales candidatos.

La expresión política de esta desconfianza al interior de la plataforma se expresa en que no se “creen unos a otros”, en que no se “aceptan unos a otros”, en que no se “respetan unos a otros”. En consecuencia, ¿cómo construir un proyecto común cuando no hay confianza y camaradería entre sus miembros?

La primaria. Sólo desde la última asamblea hubo un sinceramiento de que bajo la actual ley no se pueden realizar primarias locales con pactos que rompan los alineamientos nacionales. Un problema mayúsculo que debió tenerse claro desde el primer día y no después de seis meses. En la primera asamblea de abril se planteó que una de las comisiones de trabajo sería la comisión electoral; que, estaría encargada de conocer y administrar todo lo relacionado al proceso de primarias. Pregunto: ¿existe esa comisión?

Ante este escenario hay dos posibilidades: que se apruebe un proyecto de ley que haría posible su realización y/o hacer “primarias morales” no sólo vinculantes, sino también organizadas, administradas y financiadas por la asamblea como instancia soberana de la plataforma social y política del 123. Hoy, esta es la única posibilidad.

Hay un segundo problema en relación a las primarias. Se trata, de que en privado todos o casi todos los actores políticos de la asamblea manifiestan dudas acerca de que esta plataforma funcione y logre su objetivo. Hay mucha incertidumbre al respecto. No obstante, en público todos se muestran partidarios y comprometidos con este proceso; sin embargo, ninguno lo ha hecho de forma oficial y formal: sólo buenas intenciones.

Por otro lado, es evidente -sobre todo, en el contexto de una política nacionalizada- que ninguna fuerza política a nivel local está en condiciones políticas de hacer un compromiso formal con el proceso unitario. Ninguna lo ha hecho. Insisto, “sólo buenas intenciones”. Esto, sin embargo, no desconoce el hecho de que hay voluntad de avanzar en el proceso; sobre todo, cuando la unidad asegura el triunfo.

Hay un tercer elemento. Se trata, del “factor DC”. A la fecha, la DC local no participa de la plataforma unitaria; y, hasta donde se sabe, no tiene intención de hacerlo. Esto, sin duda, es un problema político no sólo para el proyecto 123, sino también –y, sobre todo- para la Nueva Mayoría.

Este hecho, ¿puede hacer fracasar la primaria local?  O, acaso, la Nueva Mayoría comunal va seguir confiando en que el aislamiento de este partido va terminar generando las condiciones para su incorporación. A la fecha, es un problema que no tiene respuestas. No es un problema menor.

Un cuarto problema tiene que ver con que a la fecha no hay candidaturas oficiales. Seguimos en el terreno de la especulación. No obstante, rumores, suposiciones y declaración de intenciones llenan el vacío que se produce. En esta última dirección, se sabe que el PPD, el PC y los socialistas han manifestado la voluntad de competir. Del mismo modo, los radicales manifestaron –en una oportunidad-  que no llevan candidato a  la primaria ya sea de la Nueva Mayoría o del 123.

Al respecto, ¿qué tienen que decir los progresistas, Revolución democrática y el Frente Amplio?

Esta situación, instala un hecho político: ¿cómo la Nueva Mayoría va definir su candidato? Sin embargo, surge un problema a resolver y del que no se tiene claridad.

Hay dos escenarios posibles. El primero se construye sobre la base de que no se realice la primaria bajo la plataforma y el compromiso del 123. Esto, obliga “naturalmente” a que la Nueva Mayoría haga su primaria y lleve candidato único al municipio.

El problema, surge en el segundo escenario; es decir, que si se realicen primarias unitarias bajo el 123. Esto, obliga a que la NM decida competir al interior del 123 con candidato único –surgido de una primaria o una negociación- o competir con todas sus opciones en la primaria del 123.

A su vez, esto plantea dos problemas a resolver: definir la fecha previa a la primaria unitaria -¿cuándo se hace?- y evaluar el impacto de la fragmentación en su resultado final; que, sin duda, puede conducir a perder la primaria frente a las fuerzas autodefinidas como “no duopolicas”.

Finalmente, no hay que olvidar que independientemente de estos problemas políticos, hay una demanda transversal que los une a todos: “democratizar la comuna”.

Democratizar la comuna implica dos cosas: fomentar y fortalecer la participación socio-ciudadana y de la sociedad civil local e instalar una estilo de gestión participativo –no necesariamente vinculante-, transparente, amable, cercano e inclusivo.

Esta idea fuerza que une a todos los actores sociales, políticos y ciudadanos de la comuna plantea una primera pregunta: ¿quién interpreta mejor ese tipo de liderazgo?

Los tiempos se agotan y la plataforma del 123 avanza lentamente para cumplir sus objetivos. Ha llegado el momento de empezar a despejar dudas e instalar compromisos. Ha llegado el momento de apurar el tranco y sincerar posiciones. Ha llegado el momento de entender que el 123 es el pilar fundacional para avanzar hacia un modelo local de democracia.