lunes, 16 de abril de 2018

El perfil político de las comisiones de la unidad


Las comisiones presidenciales convocadas por el gobierno son el hecho político más relevante del primer mes de gobierno. Una bomba de racismo que alcanza a toda la oposición; a unos, más que a otros. Se ha dicho de todo: que son “inútiles”, “que no sirven para nada”, que son otra “cocina”, que buscan “saltarse al parlamento”, que las “designaciones son a dedo”, que las “relaciones deben ser institucionales” con los partidos, que se busca “dividir a la oposición”, etc.

No obstante, hay un área poco explorada. Se trata, del perfil de los miembros de las comisiones que comunican y dan cuenta de relevantes aspectos que ayudan no sólo a comprender sus fines “ocultos” y tácticos, sino también a entender posibles desenlaces y desarrollos. Es decir, el perfil de los miembros entrega datos de las comisiones como origen y como devenir.

La comisión de la infancia. Del listado de miembros podemos identificar 4 datos generales. En primer lugar, que de los 26 integrantes sólo 4 forman parte de la oposición (Lagos Weber, Boric, Natalia Castillo y Patricio Walker); es decir, el 15% de los participantes. En segundo lugar, que de los 26 miembros 4 pertenecen a organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la problemática de la niñez (Hogar de Cristo, Comunidad Organizaciones Solidarias, Corporación María Ayuda y Fundación Padre Semería) y uno al Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica que dirige Ignacio Irarrázabal y que anteriormente dirigió el actual Ministro de Hacienda, Felipe Larraín. En tercer lugar, que de los 26 integrantes, 8 son miembros del parlamento (lo que es inédito en el trabajo de las comisiones): 4 senadores (Ossandón, Von Baer, Kast y Lagos Weber) y 4 diputados (Sabat, Hoffmann, Boric y Castillo); es decir, 5 parlamentarios de gobierno y tres de oposición. En cuarto lugar, que entre los participantes hay 3 ministros, 6 subsecretarios y la Directora Nacional del Sename, es decir, del total de los 26 miembros, 10 son funcionarios de gobierno, para subir a 12 si agregamos a la dupla Piñera-Morel.

Junto al perfil político, hay que agregar que se trata der una mesa de trabajo con personas preparadas y vinculadas a la problemática. “No pueden estar todos” afirmó la vocera de gobierno ante las críticas que surgieron al momento de la convocatoria. Es cierto, no están todos. No está la Presidenta de la Comisión de la infancia (Pamela Jiles) y si esta su homólogo del Senado, el senador Ossandón y Natalia Castillo (cercana a Jackson) que forma parte de la comisión.  Mientras Von Baer pertenece a la comisión especial del senado y si fue invitada, no fue invitado el senador Quintana que forma parte de esa comisión. Tampoco está el PS, el PC ni los radicales. ¿En qué calidad entra a la comisión Lagos Weber?

La comisión de seguridad. Del listado de miembros podemos identificar 4 datos generales. En primer lugar, que de los 24 integrantes 8 forman parte de la oposición (4 DC, 1 Frente Amplio, 1 PS, 1 PPD y 1 Radical); es decir, el 33% de los participantes. De ese total, 4 son parlamentarios, uno es un ex parlamentario y funcionario de gobierno y 3 son Alcaldes. En segundo lugar, que de los 24 miembros 4 pertenecen a organizaciones de la sociedad civil (incluyendo a un ex Contralor). En tercer lugar, que de los 24 integrantes, 9 son miembros del parlamento (lo que es inédito en el trabajo de las comisiones): 4 senadores (Goic, Harboe, Allamand y Coloma) y 5 diputados (Pérez, Walker, Fuenzalida, Molina y Macaya); es decir, 5 parlamentarios de gobierno y 4 de oposición. En cuarto lugar, que entre los participantes hay 2 ministros, 2 subsecretarios y un asesor es decir, del total de los 24 miembros, 5 son funcionarios de gobierno, para subir a 6 si agregamos al presidente Piñera.

Las dos comisiones tienen en conjunto 49 miembros. De este total, 17 son funcionarios de gobierno, 10 son parlamentarios de gobierno y uno es Alcalde de gobierno; es decir, en ambas comisiones el 57% de sus miembros son partidarios de gobierno; sin considerar, los apoyos que tiene entre los 9 invitados de la sociedad civil, destacándose dos universidades, un ex Contralor y el Director Ejecutivo de Paz Ciudadana. Finalmente, sólo 12 (24%) de los integrantes son de oposición: 5 DC, 2 PPD, 3 FA, 1 PRSD y 1 PS; 3 Alcaldes, 7 parlamentarios y 2 ex políticos (Walker y Burgos).

¿Qué nos dicen y sugieren estos datos?

En primer lugar, La revisión de la lista de los participantes nos dice en primer lugar que no se trata de  comisiones de “unidad y consenso”. No están todos ni todas y el consenso político y legislativo se va lograr en el Congreso. Esto, lo saben todos. Es más, el clima de tensión y hostilidad que se generó a partir de su convocatoria refuerza la idea de que en ellas no hay unidad ni consenso. De hecho, el único consenso posible es el informe que se le va entregar al presidente Piñera y que, seguramente, será la base para los proyectos e iniciativas que van a ingresar al Congreso como proyectos de ley en los próximos meses.

En segundo lugar, es evidente que se trata de comisiones más políticas que técnicas. De los 49 integrantes, 40 (82%) son políticos ya se trate de presidente, ministros, subsecretarios, directores de servicios, asesores y parlamentarios y/o ex miembros de este círculo de poder. Es cierto, desde los noventa se ha creado comisiones presidenciales sobre diversos temas con pretensión de transversalidad, unidad y criterio técnico. Resulta evidente, en consecuencia, observar que estas dos comisiones no cumplen ninguno de esos criterios. No son trasversales –“no están todos” ni hay equilibrio-, no son unitarias –son producto del conflicto- y no son técnicas, sino políticas.

En tercer lugar, hay otras consideraciones significativas (y simbólicas) asociadas a algunos invitados. Los dos PPD invitados son Lagos Weber y Felipe Harboe: ¿el laguismo en pleno?  Más interesante aún, resulta observar no sólo la presencia de la familia Walker colaborando con el gobierno (el ministro de agricultura, el experto en Infancia, el ex Senador Patricio  Walker y Matías Walker en la comisión de seguridad), sino también la voluntad de colaborar de los colorines de la DC. Ahora, si agregamos las invitaciones a Jorge Burgos y al Panzer Insulza, no puedo dejar de recordar el “partido del orden” y la “restauración” prometida y fracasada. Los contactos Lagos-Piñera son fluidos y José Miguel Insulza declara tener buena relación con Piñera. De hecho, de los 12 opositores participantes en las mesas de trabajo 9 de ellos pertenecen a ese núcleo de la “gloriosa” concertación. ¿Coincidencias?... ¿y si no lo fueran?

El cuarto lugar, es extremadamente interesante. Se trata de un cambio en la dinámica de la negociación política y legislativa en el sentido no sólo de que el Frente Amplio se posiciona como un interlocutor relevante en el diálogo con el gobierno, sino también que desaparece definitivamente el modelo duopolico que articulaba la derecha con la Concertación o la Nueva Mayoría. Surge, en consecuencia una ex NM fragmentada que ya no se presenta como un todo político; es decir, cada partido actúa por sí mismo… por ahora.

Respecto del Frente Amplio hay que hacer tres consideraciones. En primer lugar, ser claro en afirmar que el Frente Amplio como conglomerado político y orgánico no es el que está en la mesa. Las invitaciones a los autónomos (Boric y Sharp) y a Castillo son personales; aun cuando se hayan tomado de modo colectivo al interior de sus orgánicas. De hecho, no hay que olvidar que la presencia del trio de la discordia no sólo generó y genera tensiones al interior del Frente Amplio, sino también pone de manifiesto un conflicto no resuelto al interior del “proyecto colectivo” que se asocia a la desigualdad de los capitales políticos y a las estrategias de posicionamiento de sus particularidades constitutivas.  Sin embargo, esta tensión no es muy relevante porque a nivel de la opinión pública y del gobierno, si lo están. En segundo lugar, el gobierno se relaciona e intermedia con Boric, Jackson y Sharp. Se verá, en el congreso cómo serán las votaciones del Frente Amplio y si estas serán o no en la misma dirección; sobre todo, en relación a las materias de estas dos primeras comisiones. Finalmente, la invitación a Sharp requiere considerar que va en calidad de Alcalde y tiene conversaciones pendientes con Piñera. En efecto, el alcalde porteño no podía negarse a la invitación. Esto, debido a que había solicitado hace un par de meses conversar con Piñera en torno a las problemáticas de Valparaíso, sobre todo, temas relativos a vivienda social. No se podía negar. Otra, hábil acción política del gobierno. Algo parecido podemos decir de Boric; por el hecho de que en Enero en una columna de opinión había declarado que la problemática del Sename requiere de acuerdos transversales y urgentes.

De las comisiones al gobierno

Los datos anteriores, en consecuencia, nos conducen a reforzar la hipótesis de que no son comisiones de unidad, que no son comisiones transversales y que son más políticas que técnicas. Del mismo modo, identificamos con más claridad que uno de los objetivos de las comisiones es fragmentar y debilitar a la oposición en el sentido de que opere en el parlamento de manera no unitaria. Así, se facilita la votación y se hace más fácil llegar a la “mayoría simple”, a la “mayoría absoluta y a los “supra mayoritarios” del 4/7, 3/5 y 2/3. De hecho, buscar apoyos individuales en cada bancada o acordar con una u otra bancada algún apoyo es parte de lo que se busca con la ofensiva política del gobierno este primer mes de gestión. Una oposición unida y actuando en bloque es, sin duda, el peor escenario para el gobierno y su acción legislativa.

Finalmente, al interior de la fragmentación opositora es el Frente Amplio el conglomerado político que sale más fortalecido de esta coyuntura no sólo en el sentido de que se trata, o al menos se presenta ante la opinión pública, como una oposición con propuestas, con sustancia ideológica y programática, con capacidad de proponer y/o acordar políticas públicas con el gobierno, sino también se instala como una fuerza política competitiva que se está convirtiendo en la alternativa política a la derecha en 42 meses más.

lunes, 9 de abril de 2018

Los ¿por qué de las comisiones de unidad?


Las 5 comisiones convocadas por el gobierno para lograr “grandes acuerdos nacionales” en materias urgentes y transversales, son la expresión operativa, o si se quiere, el significado y el signo del diseño político del gobierno: diálogo, unidad y consensos. Es, por tanto, el modo en que el piñerismo materializa y hace “carne” la estrategia de la “segunda transición”. Los hechos políticos del primer mes de gobierno van en sentido contrario al llamado de los acuerdos. Por ello, las comisiones son la manifestación del espíritu unitario. Con ellas, Piñera salda cuentas con su promesa política.

Sin embargo, la táctica política de “pre cocinar” problemáticas en perspectiva legislativa no ha sido bien recibida por la oposición expresada en la ex Nueva Mayoría y en el Frente Amplio. Molestias y críticas brotan de todos lados. De este modo, observamos como la mesa de trabajo pre-legislativo para la infancia -y en menor medida al de seguridad- se ha convertido en el espacio y en el símbolo de todas las contradicciones y tensiones que se han producido en el primer mes de gobierno. La coyuntura ha contaminado la comisión y aumentado las tensiones y polaridades de la fase. Si buscaba unidad, ha fracasado; si buscaba dividir a la oposición y a sus orgánicas, ha sido exitoso.

El tensionado inicio del trabajo de las mesas es resultados del clima hostil que se ha instalado en estas primeras semanas de gestión; y que, no es más que la continuidad de la polaridad que viene aumentado desde el 2011 y que caracteriza a los Estados en las que hay dos modelos de sociedad en pugna. El rechazó de Maya Fernández (PS), de René Saffirio (ex DC) y de Marcela Hernando (PR) a participar en la comisión, la ausencia de los partidos de la ex Nueva Mayoría, las dudas y tensiones del Frente Amplio y las invitaciones “personales” que se hicieron desde La Moneda son los hechos que han contaminado de modo negativo el inicio del trabajo pre-legislativo.

La debilidad de la comisión y los partidos opositores.

La política de la “motosierra” (que busca restituir las condiciones de acumulación del neoliberalismo debilitando con las reformas estructurales de Bachelet) y los modos de hacer la convocatoria y las invitaciones a las comisiones, son las razones que explican la debilidad con la que nacen las dos primeras mesas de trabajo. Ello, no obstante, no implica que las comisiones estén condenadas al fracaso. De algún modo, al menos, serán comunicadas como un éxito y un hito de la “segunda transición”.

Los grandes ausentes han sido los partidos de la ex Nueva Mayoría: PS, PPD, PC, PRSD, DC. Para muchos analistas esto ha sido interpretado como la debilidad y la crisis de esos partidos que se expresa en la incapacidad de re-articularse, en la carencia de un proyecto político y en la distancia que hay para convertirse en una fuerza competitiva. Sin embargo, ese no es el problema ni es lo sustantivo. De hecho, lo políticamente relevante es que hay voluntad de defender las reformas, se logró un acuerdo para conducir la Corporación y controlar las comisiones, y hoy, no se pusieron de acuerdo y todos hicieron lo mismo: como partido no se participa.

Mientras en el PPD se quejan de que las relaciones deben ser institucionales entre partidos y gobierno, en el PS critican que “no está toda la pluralidad de actores representada en el Congreso ni de las organizaciones sociales comprometidas con la protección de la niñez… que los invitados han sido denominados unilateralmente y que no se ha respetado la institucionalidad partidaria ni de las bancadas”. A su vez, en el PC se restan por considerar que la “discusión debe darse en el Parlamento” y que se parecen a un “tongo”. Los Radicales, a su vez,  afirman “que las comisiones son insuficientes” y la DC no participa como partido hasta que no den por terminado su proceso de reflexión y se elija a la nueva directiva; no obstante, la Senadora Rincón afirmaba que la forma de operar para conformar las comisiones “atenta contra la dignidad del partido”.

Lo que está claro –y así, lo decidió el gobierno- es que los militantes de partidos opositores serán invitados a título personal. Así, ocurrió con el Senador Lagos Weber, con el ex Senador Patricio Walker, con el trio Boric-Castillo-Sharp, con Insulza, con Huenchumilla y otros. El gobierno “hace la pega” y los partidos sienten el golpe: son menospreciados por La Moneda al no ser considerados, son interpelados ante la Opinión Pública en una tema socialmente muy sensible, y se tensionan internamente, al menos, los que tienen militantes invitados al selecto grupo escogido por La Moneda. Se abren, en consecuencia, tensiones internas más que entre los partidos.

La pregunta, en consecuencia, es: ¿qué busca el gobierno con las comisiones?

En primer lugar, se encuentra en que el gobierno tiene que hacer visible el diseño político Sin duda, esto lo logra con la convocatoria a las comisiones de unidad nacional para dialogar en torno a problemas transversales para llegar a un gran acuerdo y consenso nacional.

En segundo lugar, son importantes para anular el shock anti reformista del primer mes de gobierno que ha contribuido a profundizar el clima de hostilidad en curso desde el 2011.

En tercer lugar, aparece el problema de un Congreso empatado que obliga a buscar votos de “los otros” para sacar adelante los proyectos. No podemos dejar de recordar las palabras del Presidente cuando en el primer consejo de gabinete le dice  a su equipo que el gobierno “no puede ser testimonial que envié proyectos y no apruebe ninguno”. Por ello, se insiste en ese mismo momento que el ejecutivo tiene la facultad para sacar adelante iniciativas por la vía administrativa.

Este hecho político no ha pasado inadvertido para los congresales. Los datos muestran que la actividad legislativa del gobierno en este primer mes ha sido muy escasa al punto de que el presidente del PPD destaca que “necesitan agenda previa y relación partido-gobierno”, y el Senador Quinteros advierte que la próxima semana puede ocurrir el hecho de no tener proyectos para ser votados en sala. La presidenta de la Cámara, Maya Fernández, también afirma en esa dirección: “el gobierno ha hecho anuncios... pero, no de proyectos de ley”.

En cuarto lugar, el gobierno busca transformar las propuestas de las comisiones en proyectos de ley y/o decisiones administrativas que faciliten el trabajo legislativo y reduzcan las tensiones que generan y fomentan un clima político hostil y distante.

En quinto lugar, el gobierno busca debilitar, tensionar y fragmentar la oposición encarnada en los partidos y atrincherada en el parlamento como una forma de potenciar los contactos personales y que estos puedan actuar con independencia respecto de sus partidos en problemáticas y proyectos de ley que “aparecen” como transversales y urgentes. Al respecto, no podemos olvidar el caso Insulza y su bajada de la comisión de seguridad. Mientras, el ex OEA dice que no es tiempo para debilitar a los partidos y que por tanto obedece las decisiones colectivas del PS, el presidente Piñera le dice que “tiene suficiente experiencia como para pedir permiso”.

¿El futuro de los acuerdos nacionales?

Es evidente, que las dos primeras mesas de trabajo han comenzado con cierta debilidad. No obstante, este hecho no tendrá ningún efecto sobre el funcionamiento de las comisiones y los respectivos informes que cada una debe entregar al Presidente. Sin embargo, es probable que las tensiones acompañen no sólo la convocatoria y la instalación de cada una (de hecho, ya partieron dos), sino también el desarrollo de las mismas y la redacción final del informe. El otro problema político, y eso depende del clima de hostilidad y polaridad que se imponga, surge cuando esos informes ingresen como proyectos de ley a un Congreso ansioso por arreglar cuentas y hacer valer su poder institucional.

El gobierno, sin duda, no sólo va mostrar como un éxito los grandes acuerdos logrados en esas comisiones, sino también hará pagar los costos políticos a la oposición de cualquier situación que pueda contaminar y/o debilitar el desarrollo de las mesas de trabajo. Seguiremos monitoreando estas comisiones y analizando otros aspectos de las mismas que entregan pistas políticas en torno a cómo se va configurando el proceso político chileno. Al respecto, el perfil de los convocados son un buen indicador del carácter y los efectos políticos de las comisiones a mediano plazo.

Las mesas de trabajo pre legislativo, por tanto, son un hecho político de alto impacto que son el indicador de una táctica política que busca instalar un nuevo modo de relación política que sea eficiente para gobernar en tiempos de hostilidad  y distancia ideológica. Cuando las mesas son más políticas que técnicas, puede ocurrir cualquier cosa.

lunes, 2 de abril de 2018

Piñera: del Déficit político al Superavit Político


Los hechos políticos de las tres primeras semanas del gobierno van configurando los contornos del “campo político”  al interior del cual se va desarrollar la política en este nuevo ciclo presidencial. El diseño político del gobierno, los primeros momentos de la instalación, la total desarticulación de la oposición y las expectativas de una alto crecimiento, generaron condiciones para que el sector comenzará a ver como una posibilidad real el sueño de seguir en La Moneda más allá de 4 años; hasta de “20 años” habló un presidenciable subiéndose a las tácticas de vincularse con Aylwin y el ADN concertacionista en términos de tiempo, de crecimiento con inclusión y de consensos.

La ofensiva del gobierno

Hay consenso de que al primer gobierno de Piñera le faltó “gestión política”. Los hechos políticos de estos primeros días muestran de modo evidente que han transitado del “déficit” al “superávit” político.

Siete son los hechos políticos que dan cuenta de esta ofensiva piñerista: Instalar la idea de que el gobierno anterior fue mentiroso, detener la licitación del Transantiago, retirar la urgencia al proyecto de Identidad de Género, el protocolo de las tres causales, el portazo a la Nueva Constitución, el modelo antiterrorista propuesto y la decisión del Tribunal Constitucional sobre el artículo # 63 de la Ley de Educación Superior. Nadie, podrá afirmar que el gobierno no ha sido audaz ni que no ha asumido riesgos; de los que está saliendo bien. Hasta ahora.

Estos hechos, en consecuencia, generan un clima político de confrontación y polarización muy distinto a lo que han buscado en las declaraciones que funda su diseño político: el dialogo, los acuerdos y el consenso. Las comisiones pre legislativas no gozan, como consecuencia del clima que se va instalando, de la legitimidad programada originalmente. Si bien, ya está funcionando la comisión de la infancia, no se puede desconocer que su comienzo no ha sido el esperado para una instancia de unidad, de urgencia y de transversalidad.

Este nuevo ciclo presidencial recién está empezando y el clima ya está enrarecido. En este contexto, ¿es casualidad el debate que se abre en torno a la violencia a partir del caso de José Antonio Kast y las agresiones que recibe en una Universidad?, ¿es casualidad la fisura interna que se produce en la defensa chilena en torno a la salida al mar de Bolivia como con el caso Guillier, del Frente Amplio y de algunos sectores del progresismo de centro-izquierda?

Los efectos de la ofensiva piñerista

Los hechos políticos de las tres primeras semanas no sólo han producido un clima de polaridad (contrario a lo buscado en las declaraciones), sino también han generado 3 efectos sobre el campo político post elecciones: el inicio de un nuevo ciclo de movilizaciones, la re-articulación de la oposición en defensa de las reformas y la Nueva Constitución y las primera fisuras al interior del bloque de gobierno.

El mundo social se moviliza. Los estudiantes –universitarios, secundarios y profesores- desde antes de la decisión del TC sobre el artículo # 63 ya se estaban organizando para comenzar la presión y al mismo tiempo enfrentándose verbalmente con el Ministro Varela. Los Mapuches ya recibieron la declaración de guerra. La demanda de la diversidad sexual y de la equidad de género esta alerta como también lo está el movimiento ambientalista a la espera de lo que suceda con Dominga.

Re-posicionamiento opositor. La política no da pausa ni descanso. La coyuntura, en consecuencia, obliga a que los partidos de oposición rápidamente dejen atrás la derrota política y electoral y se pongan a la “orden del día”. Los hechos de la coyuntura, por tanto, van generando condiciones para que las oposiciones se re-articulen y enfrenten a un gobierno que está más cerca de la “motosierra” que de los consensos. El acuerdo por las mesas de la cámara y las comisiones, la defensa de las reformas e instalación en la agenda de la nueva Constitución (reflotado por el fallo del Tribunal Constitucional), son hechos políticos que van configurando una oposición más cerca de la unidad de propósitos que acciones políticas dispersar sin eficiencia política.

Las primeras fisuras del oficialismo. Los partidos de gobierno también se comienzan a tensionar. Si bien, la coyuntura de los nombramientos y de la instalación fue exitosa, los hechos posteriores comienzan a generar  tensiones entre ellos y con el gobierno.  Desde RN ya se quejaron de que no fueron avisados de los anuncios de la Araucanía y desde al UDI de que es mejor primero hablar y acordar con ellos que con la oposición a propósitos de las comisiones y de los primeros acercamientos con la oposición. Luego, se abre un foco de conflicto por el proyecto de equidad de género; y ahora, por la presión que surge para modificar el Tribunal Constitucional es aspectos sustanciales como sus atribuciones y composición.

No hay que olvidar, que al gobierno y al sector todavía no están expuestos a la coyuntura presidencial que, sin duda, va generar muchas tensiones ya que se van a enfrentar por la conducción del sector distintas derechas y distintos liderazgos: un socialcristianismo conservador (Ossandón), un socialcristianismo liberal (Chahuán), una derecha liberal (Felipe Kast), una derecha gremialista (en busca de su liderazgo), una derecha conservadora (José Antonio Kast) y el candidato de Piñera que, al parecer, hoy se llama Alfredo Moreno. Si bien, hoy los movimientos de estos competidores son silenciosos ya están desplegándose.  Inevitablemente, la coyuntura se va imponer por sí misma y las tensiones se va multiplicar.

Déficit político ¿de nuevo?

Rápidamente pasamos de un gobierno que por sus primeras acciones proyectaba una imagen de éxito y triunfo que lo podía llevar a gobernar Chile por 20 años, a un gobierno que empieza a operar en un clima tensionado con grandes potenciales de aumentar los conflictos que ponen en riesgo el “sueño” de la sucesión. Vemos, por tanto, que el clima político se va pareciendo cada vez más a lo que se viene manifestando desde el 2011, que al clima de los consensos y la unidad nacional que quiere instalar el piñerismo.

Tensionar el clima político en el contexto de un parlamento neutralizado, generar condiciones para que la oposición se re-articule y se posicione como fuerza competitiva y estimular que en el oficialismo comience la lucha interna de liderazgo y de proyectos, son variables que no favorecen la continuidad de la derecha en el gobierno; y por tanto, generan condiciones para que la oposición –en alguna fórmula política- vuelva a La Moneda; o la menos, se convierta en una fuerza competitiva.

La hipótesis es, por tanto, que el “superávit” de política expresado en las primeras decisiones que son una declaración de guerra a la oposición y al proyecto reformista, está mostrando otra forma del déficit de gestión política que ya vimos en la primera gestión y que condujo a una derrota electoral que fue interpretada en su momento como de una “debacle”. Es decir, que lo que se nos aparece como  “superavit político” es la continuidad del déficit político que ya presenciamos hace 8 años. 

Las tecnologías del poder ya saben que sucede cuando los gobiernos tienen una débil “gestión política”. Veremos, no obstante, como se van manifestando estas tendencias en las próximas semanas y si la ofensiva inaugural del gobierno genere efectos positivos o negativos para los planes políticos del gobierno.