lunes, 1 de agosto de 2011

Operación Coroneles: Asalto a Palacio

Agosto-2011
El reciente cambio de gabinete responde a la lógica de la “Operación Coroneles”. Del mismo modo, podríamos subtitularlo “porque no tenemos nada, lo que queremos todo”. El objetivo político de esta estrategia apunta a que la Udi debe y tiene que tener no sólo más presencia nominal en el diseño político de La Moneda, sino también injerencia e influencia política al interior del gobierno y sus instancia de decisión política; sobre todo, en la agenda política y legislativa.

Participar del gobierno en su dimensión política es su derecho. En efecto, no sólo son el partido más grande del país y con mayor presencia parlamentaria, sino también se la jugaron por llegar a La Moneda con una figura que no les agrado nunca. Hoy tampoco.

No hay duda, que en el primer tiempo hicieron banca y como espectadores veían como se desmoronaba “la nueva forma de gobernar” y la ilusión de la sucesión presidencial (que debía ser asumida por uno de los suyos). La estrategia y los pasos tácticos que la constituyen han sido un éxito; otro triunfo de un grupo de animales políticos muy cohesionados.

La historia se remonta no sólo al fracaso del primer gabinete –tecnocrático y con baja presencia de políticos-, sino también a los sucesos que vienen ocurriendo desde el verano de este año con la crisis del Gas en Magallanes (Enero), el primer cambio de gabinete al que ingresan Matthei y Allamand (Enero), la tensiones surgidas por el caso de la Van Rysselbergue (entre Febrero y Abril), los intentos de refundar las relaciones alianza-gobierno (Marzo, Abril, Mayo), la designación de Longueira como jefe de bancada y su incorporación al comité político del gobierno (Abril) , la renuncia de la Ministra Matte por el caso Kodama en Abril y los resultados de la Encuesta Adimark de Mayo.

Junto a estos hechos se juntan tres circunstancias que contribuyen a generar una situación de caos interno que debe terminar; a) la falta de relato (fuertemente cuestionado por Longueira), b) la ausencia de conducción política que no sólo se expresa en una mala interlocución con los partidos y parlamentarios de la Alianza, sino también con la oposición (sobre todo, por la “agenda social”) y c) auge de la movilización social y ciudadana.

Se esperaba que a partir del discurso del 21 de Mayo se comenzara a revertir la situación. A los dos días se abre un nuevo foco de tensión al interior del gobierno con el anuncio del proyecto de “Acuerdo de Vida en Común”. La Udi no podía seguir esperando ni permitiendo el derrumbe del gobierno. Había que hacer algo radical.

Desde entonces se pone en marcha la “Operación Coroneles” que culmina dos meses después con un nuevo cambio de Gabinete que tiene fuertes rasgos re-fundacionales. En este tiempo han ocurrido dos hechos tácticos relevantes; a) la carta de 35 parlamentarios udi al gobierno (Junio) y b) el golpe que le dan a la directiva del partido en Junio.

¿Qué muestran e indican los hechos que hemos denominado “Operación Coroneles”?

La estrategia y los actos tácticos de esta operación fundacional muestran a los menos cuatro características a tener en cuenta para entender la dinámica política del gobierno y del sistema político; a) la Udi es un partido con una fuerte vocación de poder, b) con una fuerte racionalidad y un pragmatismo sin límites que la hacen mirar sus objetivos de poder sin desconcentración posible, c) con una fuerte cohesión de su grupo fundacional de raíz guzmaniana y d) es un partido de grandes estrategas y conspiradores de la política.

En el largo plazo sus objetivos políticos han sido; a) consolidarse como fuerza política en un escenario democrático (por lo menos, en sus primeros años en ese escenario fueron el brazo político del pinochetismo y que se fue diluyendo por efecto del pragmatismo de sus adn fundacional), b) penetrar en los sectores populares, c) constituirse en el partido político más grande del país, d) perpetuar lo más posible el modelo económico y político del pinochetismo, e) llegar al gobierno en un escenario democrático, f) poner a uno de los suyos como Presidente de Chile y g) construir una generación de relevo.

La Udi y su núcleo histórico han cumplido todos sus objetivos fundacionales. En los hechos, sólo les falta poner a uno de los suyos en La moneda como Presidente. De hecho, la debilidad que mostraban en su influencia al interior del Gobierno ha sido superada con el reciente cambio de gabinete.

Por tanto, podemos plantear la hipótesis de que el cambio de gabinete generado por la “Operación Coroneles” tiene como horizonte político lograr todos y cada uno de los objetivos fundacionales del partido. En relación a la coyuntura, podemos identificar tres; a) Influir en la agenda política y legislativa del gobierno, b) recuperar el posicionamiento presidencial y c) generar las condiciones para no perder su peso municipal y parlamentario.

Había que actuar rápido. Así, lo hicieron. La fórmula ya es conocida. Definir un objetivo y hacer todo lo posible para lograrlo. No olvidemos que desde Maquiavelo, la política de separo de la ética.

Y finalmente, ¿qué efectos tendrán estos movimientos sobre el gobierno en particular y sobre el sistema político en general?

Los efectos sobre el gobierno son seis; a) Debilitamiento dupla Piñera-Hinzpeter y sus consecuencia sobre el éxito del gobierno y las aspiraciones presidenciales de Piñera para él 2018, b) arrinconamiento Rn -que tiene la urgencia de recuperar influencia municipal y parlamentaria, hipotecada por poner a Piñera en La Moneda- c) Influencia Udi sobre agenda política y legislativa del gobierno, d) tensiones por la carrera presidencial al interior de la Alianza y del gabinete –sobre todo, por el reposicionamiento de la Udi y sus tres cartas; Golborne, el debilitado Lavín y el “cuasi retirado” Longueira, e) puesta en marcha de una “agenda social” más populista de fuerte crítica y tensión con el capital comercial-financiero y f) aumento tensiones Gobierno-Alianza-caudillos.

Y sobre el sistema político en su conjunto se observan tres; a) re-posicionamiento Udi en las altas esferas del poder, b) mayor tendencia al dialogo gobierno-oposición por efecto del rasgo más pragmático y político de la Udi y c) aumento de las tensiones con sectores empresariales, sobre todo, con el capital financiero-comercial.

Al sueño gremialista sólo le falta un objetivo para ser 100% exitoso y convertirse en un proyecto político de antología: poner a uno de los suyos como Presidente de Chile. Pero, para este objetivo hay tres problemas; a) Lavín ha perdido todas las elecciones políticas en las que ha participado (una a diputado, una a senador y dos a Presidente) con la sola excepción cuando fue candidato a Alcalde (Las Condes y Santiago). Y a ello, hay que agregar que también perdió como Ministro; b) Golborne no es Adn Udi y otras consideraciones que dejaremos para otra oportunidad y c) Longueira ha dicho en todo los tonos que “se retira de la política”. Pero, no olvidemos que es un pragmático, un estratega y un animal político.